
El primer Cine Seris se ubicó originalmente en la Calle No-Reelección y la Sufragio Efectivo por la Calle Garmendia, justo donde en la actualidad se ubica la Casa Curial, justo en el año de 1943
Enrique “Kiki” Vega Galindo
El cine representaba en sus inicios un especial lugar de entretenimiento y esparcimiento donde los cinco sentidos entraban en conjunción para disfrutar de los monitos que se proyectaban en algún lienzo en blanco. Ese cine se llamaba: “fotografía animada”.
El primer proyector de cine que arribó a México procedía de San Francisco, California, llegando un día 11 de diciembre de 1897 a Mazatlán, Sinaloa, en el Barco Orizaba al mando del Capitán J. Von Helms. En su cargamento dirigido al comerciante porteño Juan Maxemin venía: aceitunas, queso, mantequilla, jamón, vino, bacalao seco y el famoso cinemógrafo. Así se iniciaba por primera vez el cine en la región del noroeste. El día 22 de diciembre del mismo año se dio la primera función pública dando con esto el origen a las salas de cine.
En la actualidad la mayoría de las grandes salas pioneras del cine en la República mexicana están en total abandono, fueron destruidos por los malvivientes y saqueadas sus reliquias por los coleccionistas de objetos históricos. Las salas cinematográficas de la actualidad más que un sitio de esparcimiento es un lugar donde explotar el ego y la vanidad de los asistentes que más bien parecen ir a un desfile de modas y peinados. Donde el principal invitado es el teléfono celular.
Por el otro lado tenemos la piratería y la alta tecnología como lo es el cable, antena parabólica, video, y una amplia gama de diseños audio visuales que han ampliado la banda de canales comunes en las televisiones de alta definición, donde juega un papel importante el uso de la computadora y los nuevos programas diseñados por los hackers para robar señales codificadas. Así que el cine lejos de convertirse en un lujo como lo fue en los años de 1930 a 1980 a nivel mundial, tiende a convertirse en un mercado en el cual los consumidores son presa de los grandes consorcios de los mercaderes del cine que han preferido penetrar en los rincones íntimos del ambiente familiar y adueñarse de sus mentes para controlarlos cultural, social, política y económicamente. De esta forma no le permiten liberar su mente.
En sus principios el cine constituyó un centro de reunión social, esparcimiento, recreación cultural, sitio propicio para el chisme, la cita con la novia, los amigos, o el simple pretexto para un encuentro “ocasional”. A su alrededor bullía el comercio ambulante. Surgieron también refresquerías y misceláneas. Se exhibían películas, que se encuentran en declive. Pantallas mudas, proyectores apagados invadidos por el polvo, carteles y películas tostadas por el tiempo. Queda floreciente, llena de vida la nostalgia, anclada en la memoria de todos aquellos para los que “ir al cine” era una extensión de su existencia: empresarios, boleteras, taquilleras, manipuladores, cácaros, operadores, exhibidores, proyeccionistas, y espectadores.
Las primeras acciones tendientes a construir una sala de cine y mantener la exhibición regular en Villa de Seris nos remontan al proyecto iniciado según datos proporcionados por nuestro amigo el Señor Oscar Domingo “Mingo” Cano Lhor quien tuvo la dicha de ver por primera vez la luz en este hermoso rincón sonorense un día 12 de Mayo de 1935, nos relata que a través de los años vio como el Pueblo de Villa de Seris fue transformándose paulatinamente.
Mingo desde niño fue bastante inquieto y le ayudó al Señor Ricardo Uribe a limpiar un corralón donde se puso el Cine Seris, quien era propietario de la dulcería del Cine Noriega. El primer Cine Seris se ubicó originalmente en la Calle No-Reelección y la Sufragio Efectivo por la Calle Garmendia, justo donde en la actualidad se ubica la Casa Curial, en el solar de Pedro Moreno.
A Mingo le tocó meter la arena y grava para hacer el piso del Cine Seris, esto ocurrió justo en el año de 1943. Este terreno era conocido popularmente como: “La Pajera” porque allí Los Moreno metían ganado a pastar y ordeñarlo. El Señor Uribe le compró el terreno a Pedro Moreno. Por aquellos lejanos años Villa de Seris solo llegaba hasta la Calle Comonfort. La antigua Plaza de Toros ubicada en esta esquina con la Calle Independencia, se había cambiado a lo que anteriormente se conocía como El Rastro de Villa de Seris, por la Calle Comonfort entre las Calles Ángela Peralta y Calle Jesús García. A este barrio se le conocía como: “Las Olas Altas”, era la pequeña zona de tolerancia del poblado.
El Señor Ricardo Uribe compró la Plaza de Toros y allí ubicó el nuevo Cine Seris que funcionó hasta mediados de los años setentas. El encargado de viajar por los pueblos de Sonora y Sinaloa rentando películas y vendiendo aparatos de sonido además de los equipos de cine lo fue el Señor Wilfrido Oloño Arredondo, nativo de Esperanza, Sonora, quien se quedaría a radicar en la Ciudad de Hermosillo, con el objetivo de no viajar con las películas y dañarlas.
Las recibía de la Ciudad de México por correo, y de esta misma forma las enviaba a los cines, cada cine tenía la obligación de remitir las películas a otro cine y así sucesivamente. Su hijo Francisco fue quien en el año de 1966 ubicara a un lado del Mercado Municipal: “La Casa del Cinematografista” conocida como: “La Casa Oloño” en la puerta de la entrada tenía un adorno que era el perrito de la Casa RCA-Víctor.
Las primeras películas se proyectaban en aparato de 35 milímetros de carbón. Encargándose de llevar de un lugar a otro y a los rincones apartados de la República Mexicana la magia del cine a Los Húngaros que procedían de la Ciudad de Guadalajara, Jalisco.
Las primeras exhibiciones que se proyectaron el Cine Seris fueron con los actores Rosa Carmina y Tito Junco en la película: “Amor Salvaje”. Por el Cine Seris a través de los años de su existencia se proyectaron películas de origen nacional, francesas, italianas y norteamericanas.
El nuevo Cine Seris apareció en el año de 1945, el Señor Ricardo Uribe lo construyó y estableció, pero se lo vendió al Señor Manuel Guevara, quien involucró a su familia en el negocio. Sus hijas eran las encargadas de la dulcería. El vendedor de los boletos en taquilla lo fue el Señor Ricardo Higuera y como Policía Don Lázaro Fimbres.
Este cine era un corralón de adobe, sin techo. Era un cine rancho. Contaba en la parte superior de la taquilla y a la entrada con una caseta o cabina desde donde el operador protegía el proyector tanto del clima como de los elotazos que la raza le tiraba cuando se cortaba la película y le gritaban: “¡¡¡cácaro ya deja la botella!!!”, claro que los elotes los vendía Don Toño a la entrada del cine.
Las bancas y respaldos eran tablones de madera, donde con el paso de los años y el uso, los clavos ya raspaban las nalgas de tanto hacer guacamole, por lo duro. Así que lo más recomendable era llevarse una almohada, una cobija, una pachita, cacahuates y naranjas. Para disfrutar de la película que era proyectada en una pantalla hecha de ladrillo, enjarrada con cemento y pintada de blanco, medía 6 metros de largo por cuatro metros de altura.
Con el transcurso de los años la fisionomía de Hermosillo se fue transformando, pasó de ser un gran rancho a una Ciudad progresista apareciendo en primer lugar la competencia de los cines que originaron nuevos recintos más cómodos y lujosos, con butacas, cortinas, pantalla con telón, sonido estereofónico, baños modernos y funcionales, además adornados con esculturas, luces y alfombrado, sin dejar de mencionar el principal atractivo: el aire acondicionado.
El Cine Seris, por largos años estuvo totalmente abandonado. Sus gruesas paredes y su estética que le daba un aire pueblerino, solo dejó nostalgia y recuerdos de las varias generaciones que acudieron a entretenerse en este sacrosanto recinto. El Cine Seris en sus inicios cobraba 20 centavos cacharpas por entrar. Posteriormente le aumentaron a 40 centavos. Con funciones los Miércoles, Sábados y Domingos. Don Lázaro muy en su papel, vestido de caqui, con insignias de policía, portaba un silbato y un chicote de cuero, cuidaba la puerta para que no se le pelara un colado, andaba cazando en el cine para ver quien había metido una pachita, estaba haciendo ruido, o viendo si alguna parejita se estaba besando. Luego que cachaba a alguien le echaba en la cara la luz de su lámpara, y lo sacaba del cine. La plebada lo sacaba de onda y corrían por los pasillos. Por aquí anduvieron poniendo orden también los Policías: Germanzón y El Macanitas.
Hablar de tantas y tantas películas proyectadas en este Cine Seris, sería una lista extensa y sin fin. Pero por su pantalla desfilaron todos los actores, actrices y cantantes del Cine de la Época de Oro. Hasta las películas de los Hermanos Almada. Aquí no se proyectaron las películas del cine arrabalero, alburero, de ficheras, porque el cine ya no existía. Pero allí vimos: “Macario”, “Marcelino Pan y Vino”, al Santo, Blue Demon, Viruta y Capulina, Cantinflas, Joaquín Pardavé, María Félix, Antonio Aguilar, Luis Aguilar, Lucha Villa, Pedro Infante, en fin una gama de artistas únicos en su género inconfundibles en su actuación como Tin-Tan, Resortes, Carmen Montejo, Amanda del Llano, Armando Silvestre, Carlos López Moctezuma. Los Hermanos Soler. Algo único. En la última etapa del Cine Seris estuvo a cargo de la Señora Juanita Ojeda, esposa del Gato Moreno.
*El Autor es: Sociólogo, Historiador, Escritor e investigador.
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