La penitencia del Arzobispo Ruy Rendón

Mientras la Arquidiócesis de Hermosillo toma la decisión de enviar o no al polémico Tomás Herrera a la parroquia de esta comunidad al norte del municipio, los católicos del lugar, en medio de la incertidumbre, se debaten entre la aceptación o el rechazo
Por Imanol Caneyada
Días después de la polémica entrevista que Tomás Herrera protagonizó en el programa radial Proyecto Puente, en la que dijo ser travieso y llevar un condón encima por si acaso, el actual párroco de la parroquia San Pedro Apóstol, el padre Francisco, ofreció una homilía en la que citó a Mateo 13:24 30, es decir, la parábola del trigo y la cizaña.
Fue muy profundo y conmovedor, nos confiesa la señora N, una católica practicante muy cercana a la parroquia de San Pedro-El Saucito quien prefiere guardar el anonimato.

Logró tocar las fibras más sensibles de los asistentes a la misa y sin que el padre Panchito hablara explícitamente de su posible sucesor, los presentes entendieron que se refería a la polémica suscitada por el anuncio de que Tomás Herrera podría llegar a hacerse cargo de la parroquia de esta comunidad rural al norte de Hermosillo.
El padre Panchito les ha pedido, nos explica la señora N, que recen por Tomás Herrera, por él mismo y por todos los sacerdotes. Y eso están haciendo, orar para encontrar respuestas, mientras la incertidumbre consume los ánimos y orilla a ciertos integrantes de la feligresía del lugar a asumir posturas más radicales, como la de negarse a aceptar la presencia de Herrera.
No es el caso de esta creyente, quien asegura sentirse, ella y otros católicos, entre la espada y la pared.
Por un lado, explica, está la enseñanza de Cristo, quien nos conmina a perdonar y a ofrecer una segunda oportunidad; así, el padre español Tomás Herrera tendría derecho al perdón y a una oportunidad de retomar la vida sacerdotal de la que se mantuvo alejado por muchos años, en los que incluso llegó a ser funcionario del Gobierno del estado.
Quien no haya pecado, que tire la primera piedra, nos recuerda que dijo Cristo en la lapidación de María Magdalena, una lapidación que en este siglo XXI se lleva a cabo en las redes sociales, en donde las manifestaciones en contra y a favor de Tomás Herrera parecen alejadas de la reflexión y la mesura.
Pero al mismo tiempo, la señora N externa su contradicción al respecto y se plantea y nos plantea que si Tomás Herrera tuvo un llamado a la vocación del sacerdocio, debía ser consciente de que las reglas y las normas al seno de la Iglesia imponen el celibato a los sacerdotes; si no está de acuerdo con ello, puede vivir su fe a través de otras doctrinas cristianas.
No todos los católicos de la comunidad experimentan estas dudas entre otorgar el perdón y una segunda oportunidad al sacerdote español u oponerse a su llegada; algunos tienen muy claro que prefieren incluso que se cierre la iglesia antes de que Tomás Herrera se convierta en el líder espiritual de la grey católica de San Pedro.
Por lo pronto, Tomás Herrera ya ha pedido perdón públicamente y ha señalado que se malinterpretaron sus palabras.
Es una cuestión de confianza
Doña Georgina nació y creció en San Pedro-El Saucito; se confiesa católica practicante. Hace casi una década que vende tortillas y burritos sobre la carretera.
De forma mesurada nos confiesa que ella no está de acuerdo con que llegue Tomás Herrera a la parroquia de San Pedro, porque, entre otras cosas, va a trabajar con niños y jóvenes, y después de lo que se ha dicho del sacerdote español y lo que declaró en la entrevista, pues se ha perdido totalmente la confianza.
Doña Georgina cree que la confianza es una de las bases fundamentales para poder vivir la fe católica.
Piensa que, en general, hay una pérdida de confianza y respeto hacia la Iglesia católica por todos los escándalos en las que se ha visto envuelta, lo que ha provocado que la gente se aleje de ella; la parroquia de San Pedro es un ejemplo, cada vez acude menos gente.
Además, hay una proliferación y un crecimiento notable de doctrinas protestantes en la comunidad, pues mucha gente ha encontrado una respuesta espiritual en congregaciones evangélicas y ha terminado por dar la espalda a la fe católica.
Ante este panorama, subraya doña Georgina, para acabarla de amolar nos quieren enviar a un sacerdote del que se rumoran muchas cosas y al que no le tenemos confianza.
Sea Tomás Herrera u otro sacerdote quien llegue a hacerse cargo de la parroquia no la tiene nada fácil.
Es la propia vendedora de tortillas quien señala que la comunidad de San Pedro vive en estos momentos un muy serio problema de consumo de droga, principalmente de cristal, al que los jóvenes están expuestos de manera especial.
Esto ha derivado en problemas de delincuencia e inseguridad que está golpeando la economía de los habitantes.
Ella misma, de vender once kilos de carne al día años atrás, en la actualidad apenas alcanza los dos kilos; la gente ya no viene como antes por aquí porque tiene miedo.
El padre Panchito, nos dice, hace un intensivo trabajo con los jóvenes para alejarlos de los vicios; ¿qué va a pasar ahora si llega este sacerdote del que se dice tantas cosas?
No hay confianza ni respeto, insiste doña Georgina.
El tiempo se agota
La principal acusación que pesa sobre el sacerdote de parte de la grey católica es la incoherencia de aceptar ponerse al frente de una parroquia católica, cuando ha demostrado no estar de acuerdo con sus preceptos y dogmas.
De momento, la Arquidiócesis de Hermosillo, encabezada por el arzobispo Ruy Rendón, analiza la procedencia o no de entregarle la parroquia de esta comunidad a Tomás Herrera desde la perspectiva del derecho canónico.
El tiempo se acaba; el padre Panchito deja la iglesia de San Pedro el próximo 4 de agosto por motivos de salud.
Mientras tanto, los más cercanos a la iglesia se debaten entre el perdón o el rechazo; lo que está claro es que si al final el polémico sacerdote español llega a esta comunidad, tendrá que hacer un profundo trabajo para ganarse la confianza de todos aquellos que lo ven más como una amenaza que como un líder espiritual.