Liberarse a través de las letras

En estas crónicas las autoras no cuentan los hechos que las llevaron prisión, en cambio, nos ofrecen historias muy personales de lo que sienten estando dentro, de lo que añoran y de lo que esperan al salir
Por Lourdes Encinas Moreno
La ciudad, los amigos y el mar es un libro pequeño, casi un folleto, pero que su tamaño no lo confunda, porque cuando se dimensionan las circunstancias en las que fue escrito uno se da cuenta de que es un libro poderoso.
Las crónicas aquí reunidas fueron escritas por internas del Centro de Readaptación Social Femenil de Hermosillo, producto de un taller literario impartido por el escritor Carlos Sánchez, quien además se encargó de que fueran publicadas, recurriendo a la preventa para garantizar su edición.
Desde hace mucho tiempo Carlos acude a las cárceles a recoger historias fuertes, pero necesarias, que enfrentan a los lectores a la parte más cruda de nuestra realidad, esa que tanto nos esforzamos en evadir.
Otras veces ayuda a las internas a contar sus propias historias. A través de la escritura les ofrece un espacio libre de juicios para que puedan expresarse y le den algo de sentido a su situación actual. Hayan hecho lo que hayan hecho ya están ahí, pagando las consecuencias.
Mientras leo sus crónicas, las imagino a lo largo de todo el proceso: despertar cada mañana y enfrentarse a su consciencia, reconocer el daño que sus acciones causaron, el impacto en sus familias, en ellas mismas… y aun así, encontrar la fuerza para seguir adelante, tomar la pluma y plasmar su historia sobre papel, en uno de los actos más liberadores que puede haber, acompañadas de la música de ese radio que traen clavado en el recuerdo.
Y así nos encontramos con cielos que lloran, con quien espera que el Alzheimer haya borrado de la mente de su madre los malos ratos que le hizo pasar, con quien ha adoptado la disociación como un mecanismo de defensa, separando a la mujer que está en la celda de la que se refleja en el espejo, o a quien siente la compañía de su padre cada vez que escucha el sonido de un tráiler desde el otro lado del muro.
En estas crónicas las autoras no cuentan los hechos que las llevaron prisión, en cambio, nos ofrecen historias muy personales de lo que sienten estando dentro, de lo que añoran y de lo que esperan al salir. Se trata de un “volcar de almas”, como señala la escritora Sylvia Aguilar Zéleny en su prólogo.
Este volcar de almas nos recuerda que las prisiones no son basureros humanos en los que depositamos a quienes le fallaron a la sociedad, como nos hemos acostumbrado a verlas, sin reparar en las fallas de la propia sociedad que influyeron en la conducta de quienes ahí se encuentran.
Sí, al final las decisiones son individuales y a cada uno nos toca responder por nuestros actos, pero no podemos obviar que el entorno es determinante y ese lo construimos entre todos.
La ciudad, los amigos y el mar nos lleva a reflexionar en todas esas cosas, por eso le digo que es un libro poderoso.
Sobre todo, nos recuerda que quienes habitan las cárceles son personas y debemos tratarlas como tales, por más terrible que sea su delito, porque si no lo hacemos así, la humanidad que les neguemos a ellas nos la estaremos restando a nosotros mismos.
Para adquirir este libro, puede contactar a Carlos Sánchez en su correo sonarquevemos@gmail.com
Autoras de “La ciudad, los amigos y el mar”:
Fabiola Cota
Nallely Irazoky Castro
Claudia Chávez Domínguez
Carmen Aurora Martínez
María Rojas
Paola Zamudio
Amely Pérez
Lupita Rivera
Benicia Gallegos Sánchez
Leticia Espinoza Soto
Rosalía Enríquez
Mónica Ruvalcaba