Los sacerdotes deben promover la participación electoral: Ruy Rendón

En entrevista exclusiva para “Primera Plana”, el Arzobispo Ruy Rendón habla sobre el papel de la Iglesia frente al proceso electoral 2018; confirma la suspensión del polémico Tomás Herrera; además evalúa el desempeño de la gobernadora Claudia Pavlovich
Por Redacción
Arribó puntual con la mañana fría a las instalaciones del semanario “Primera Plana”. Tranquilamente daba sorbos al café caliente. Vistiendo chamarra negra a medio abrochar y blanca camisa clerical, el Arzobispo Ruy Rendón ocupó un lugar en la mesa.
Durante extensa charla con Francisco Javier Ruiz Quirrín, director de este Semanario, el obispo, quien ya tiene poco más de dos años al frente de la grey católica de la ciudad, explicó cuál es el papel que desempeñará el clero durante este proceso electoral y fue enfático en su llamado: “todos los feligreses son ciudadanos y tienen el deber de participar”.
Oriundo de Cadereyta, Nuevo León, Rendón Leal tiene 38 años de haber sido ordenado como sacerdote y ha estado al frente de tres diócesis en el norte mexicano.
Cuestionado sobre el polémico caso del sacerdote Tomás Herrera, quién públicamente confesó siempre llevar en su cartera un condón “por si se ofrecía”, el arzobispo respondió que resultado de un proceso jurídico al interior de la iglesia, resolvieron suspenderlo y actualmente no está al frente de ninguna comunidad.
El obispo también abundó sobre el llamado “matrimonio gay” y sostuvo su defensa de la familia tradicional, aunque señaló que no por ello maltratan a quienes toman otras decisiones y los respetan.
A continuación la charla completa:
Don Juan Navarrete y Guerrero estuvo 50 años como pastor de los católicos en Sonora, una personalidad que abrazaron nuestros abuelos, padres, abrazamos la espiritualidad de quien para nosotros es un santo. Después 35 años de Carlos Quintero Arce, y luego casi 20 años del señor Ulises Macías Salcedo… En materia de arraigo, Don Juan es el gran ganador; Don Carlos batalló, pero al final de cuentas fue abrazado por los sonorenses; pero no hubo una buena química de Don Ulises. Usted tiene dos años… ¿Qué esperaríamos de usted?
Me siento muy contento en la arquidiócesis. Soy norteño, nacido en Nuevo León. Me gusta expresar que el sonorense tiene un plus particular en la gran gama que tenemos en el norte. Me siento acogido, creo que el ambiente sonorense es muy hospitalario, muy cálido, franco, directo. En este año y medio me he sentido a gusto en el contexto de la Iglesia me voy haciendo presente en cada comunidad con cada sector de la iglesia. Cuando contemplo el rostro de los feligreses veo lo que está presente en el corazón y me siento bien recibido. Los católicos de Hermosillo tienen una gran esperanza de que en estos años pueda contribuir para que pueda seguir fortaleciendo la vida de la iglesia católica en el sentido de que cumpla la misión que Dios me ha encomendado.
Hace apenas unos cuantos años en Sonora decíamos hay violencia en Guerrero, Michoacán, pero ya nos alcanzó. Y he escuchado que cuando la maldad se apodera de los corazones de los hombres, olvidan a Dios. En lo particular creo que hay tanta violencia porque el hombre se ha olvidado de Dios. Y veo a la iglesia muy tranquila.
He estado en tres diócesis. Comencé en la sierra de Durango, estuve en esos años álgidos del 2009, donde esta violencia se generalizó en todo el país, estuve seis años ahí. Luego estuve en Matamoros, donde en 2010 hubo una situación difícil en el contexto de la violencia. Fui testigo de extorsiones, de balaceras, de asesinatos, bendito Dios no hubo algo directo contra la iglesia. Llego a Hermosillo y en un año y medio, Sonora comparado con Tamaulipas es un estado muy pacífico. Sin embargo la violencia está presente, quizá más en el sur, y obviamente uno busca cuáles son las causas. A veces me da la impresión que nos quedamos solucionando los efectos de la inseguridad, hay que profundizar en cuáles son las causas. Comentas que el ser humano se ha olvidado de Dios, sin duda alguna. Cuando una persona no toma en cuenta a Dios en su vida, va recorrer un camino complicado, las relaciones humanas van a convertirse en competencia, se va preferir más el interés personal, la riqueza, el placer, y en ese contexto sin duda vendrán otras consecuencias más graves como la misma violencia.
Siento que la estructura familiar está muy dañada, ha faltado esa educación que los padres daban a sus hijos hace tiempo, en la familia hace años había más tiempo para dialogar, convivir, estar en casa. Hoy todos tienen preocupaciones fuera del hogar y creo que la institución familia está muy dañada. Se ha roto esa secuencia de enseñanza, de tradición, de compartir la vida, la experiencia interior, y eso repercute en la vida social, uno de esos campos es la inseguridad.
Estamos a finales de la segunda década de siglo XXI, se dice que cada día gana más adeptos el protestantismo, las iglesias cristianas, otro tipo de religión, la iglesia católica está perdiendo cada vez más su liderazgo ¿Cuál es la acción a seguir ante esto que es una realidad?
La iglesia católica en los últimos años tenía una pastoral llamada de mera conservación. De un tiempo para la iglesia, en su reflexión, ha visto la conveniencia de salir en búsqueda de los alejados. Favoreciendo la misión, la evangelización, incluso casa por casa. Hacerse presente no solo en el templo sino en el barrio, ahí es donde el ser humano se juega su vida su existencia. Creo que en estos últimos años, estamos teniendo un cambio en cuanto a la pastoral.
En cuanto a los temas en boga, la política la establece el Papa Francisco; temas como matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción por estas parejas, la homosexualidad ¿tiene alguna instrucción precisa sobre estos temas?
En primer lugar creo que la persona humana es digna de buen trato de respeto, y la iglesia respeta y busca tratar de la mejor manera posible a cada persona a cada individuo independientemente de su condición social, de sus preferencias, de la manera como vive. Porque la dignidad del ser humano es igual en todos los casos. Creo que este es un presupuesto fundamental que no hay que perder de vista, si una persona tiene una preferencia sexual muy particular, esa persona debe ser respetada como un ser humano.
Por otro lado, la iglesia parte de la Sagrada Escritura, de la misma tradición y legislación de la iglesia, nosotros como asociación religiosa, en el Acta Constitutiva se nos dice que tenemos el derecho de transmitir la doctrina basada en la Biblia, en el Catecismo, y en Código de Derecho Canónico. En ese sentido, a partir de la Sagrada Escritura, nosotros defendemos la familia tradicional, pero no por ello maltratamos o hacemos a un lado a una persona o grupo humano que toma otras decisiones respecto a la vida familiar.
El Papa Francisco en algunos documentos que ha elaborado, sigue insistiendo en la vida familiar, imposible que el concluya que el matrimonio, como se entiende, en el contexto bíblico se ha hecho para un lado. Creo que esto es para nosotros le da fortaleza no solo a la vida familiar sino al ser humano en su crecimiento como persona.
¿En un debate público defendería al llamado matrimonio tradicional?
Sí, ciertamente.
Es un año electoral y el platillo principal, será la elección del nuevo presidente de México ¿Cuál es la instrucción que hace la arquidiócesis de Hermosillo para los sacerdotes, para esta comunidad, respecto al papel que deben de jugar ante esta jornada política?
Lo primero que tenemos que subrayar es que la fe no es un mero sentimiento, algo interior, que se vive en las cuatro paredes de un templo, la fe se proyecta en la vida, en diversas dimensiones. Una persona creyente, no es solo la persona que reza más bonito, o que participa en el templo, sino más bien es aquella persona que sí disfruta de la oración, pero esta lleva a la vida diaria su fe, en el trabajo, en la escuela, en sus diversiones, pero también en el campo de la política.
Nosotros señalamos que la política es una de las dimensiones de la fe, donde la fe se debe proyectar. Como ministros de culto no podemos favorecer a un partido político.
Mi deber como obispo, respecto de los sacerdotes, es invitar a los sacerdotes a que promuevan la participación ciudadana, porque todos los feligreses son ciudadanos y tienen el deber de participar en este mundo de la política, directa o indirectamente. Es un derecho, lo reconocemos.
En este sentido, un sacerdote debe ayudar a su comunidad para que participe en el tiempo de una campaña política, pero de manera especial el día de la elección, que de manera consciente, con un buen conocimiento de los candidatos de las propuestas, ejerzan ese deber, ese derecho de elegir a sus gobernantes.
Entonces, los sacerdotes —al menos la palabra que les voy proponiendo—, es motiven a la gente, que no sean indiferentes, que participen, pero que razonen bien el voto, que no se vayan solo por intuiciones, impresiones, sino que analicen las propuestas y con mucha libertad sin presión de nada ni nadie, puedan elegir aquel candidato que consideren pueda servir mejor a la nación.
¿Nos vamos por el centro, por la izquierda, o por la derecha, señor Arzobispo, en esta elección presidencial?
Creo que como ministro de culto no puedo decir derecha, centro, izquierda. Porque estaría ya quizá manifestando una preferencia o inducir de parte del obispo a un candidato en particular. Creo que el pueblo de Dios, nuestra gente, los ciudadanos integrantes de este bello país tienen toda la libertad de elegir aquel candidato que pueda según ellos servir mejor a la nación.
¿Lo han buscado a usted algunos candidatos o aspirantes a un cargo de elección popular? Porque recurrentemente buscan al señor Arzobispo y buscan la foto… Es una realidad.
He entendido, aunque no parezca, que la precampaña ha sido un trabajo de los precandidatos con sus simpatizantes, con la gente de sus partidos, en ese sentido debe ser esa la explicación de mi respuesta, que no, hasta la fecha no me han buscado.
Creo que en su momento sin duda tendré la oportunidad, de platicar con ellos, o al menos enviarles por escrito algunas sugerencias desde el punto de vista de la iglesia.
¿Cómo es su relación con la gobernadora Claudia Pavlovich?

En general muy buena, muy positiva, la considero una finísima persona. He platicado algunas veces de manera informal, nos encontramos en algunos eventos, siempre ella muy accesible.
Me quedo admirado del conocimiento que tiene del estado de Sonora. Es una mujer de la ciudad, ha crecido, conoce a la gente, a los personajes de diferentes campos de la vida social, en ese sentido la considero una excelente persona. Está cumpliendo de forma extraordinaria con este cargo de servir al estado de Sonora.
¿Ella lo ha buscado a usted, le ha pedido alguna vez un consejo?
No, en ese plan no. Creo que un obispo debe llevar buena relación con los gobernantes, en su municipio, en el estado, los legisladores. Nos corresponde como miembros de la misma sociedad colaborar en lo que a nosotros nos toca como iglesia, buscando siempre el bien.
En su momento trascendió, quizá a dimensión de escándalo, algunas afirmaciones del padre Tomás Herrera y se dijo que se tomaría alguna decisión. Todos recordamos como en un programa de radio mostró cierta frivolidad, habló de condones ¿Qué pasó con él, se le sancionó, se le reivindicó, se le volvió a otorgar una parroquia?

Hablé con él en su momento, paródicamente platico con él, en ese tiempo en el verano, sí me dolió mucho lo sucedido, lo reconozco.
La iglesia elaboró un proceso para una sanción de tipo jurídico, en el contexto de la iglesia. La conclusión fue: Padre Tomás, sé más discreto, no puedes recibir un cargo, no puedes estar sirviendo en una comunidad, son sanciones que la iglesia tiene cuando suceden este tipo de situaciones. Él no está al frente de una comunidad, él mantiene su vida sacerdotal de manera privada, discreta, como se lo he pedido en este proceso jurídico que llevé a cabo cuando sucedió aquello.
¿Cuándo se ordenó sacerdote?
Fue el 8 de septiembre de 1979.
En todo este tiempo, y por la jerarquía que ha logrado como arzobispo ¿qué es lo que más ha aprendido de la condición humana?
El ser humano es frágil. Desearía uno que las personas fuéramos perfectas, sin embargo estamos hechos de barro, de tierra, y en ese sentido como una vasija de barro se rompe con mucha facilidad, nosotros como miembros de la iglesia somos conscientes de que llevamos un tesoro, que tenemos que compartir.
Pero también ese tesoro que compartimos lo reciben hombres y mujeres que están hechos de barro, de una condición humana frágil, no solo por enfermedades físicas, sino también por problemáticas personales. En ese sentido, mi corazón, cuando contemplo un ser humano que ha caído, que vive en sufrimiento, lo primero que aparece en mi es la compasión, quizá no tenga la solución para remediar el mal, sin embargo lo que uno sabe ofrecer el Evangelio la cercanía, pues procura uno facilitarles a esas personas un rayito de esperanza, confortarlos.
Cuando la persona se acerca por motivo de situación moral, le ofrezco el sacramento de la reconciliación y ese tesoro que es la gracia de Dios, busco compartir.
¿Hasta dónde llegan las facultades del arzobispo en su arquidiócesis; si usted detecta algún problema, errores, alguna crisis, usted tiene capacidad de cambiar las cosas, es decir de fondo, no solamente de forma? ¿O necesariamente debe voltear a Roma?
No, cada diócesis tiene su autonomía. El obispo tiene su consejo de pastoral, presbíteros, económico. Estas personas orientan. En este sentido, desde nuestra propia tierra tratamos de ofrecer lo mejor para la iglesia. Ciertamente el Papa, su palabra, los documentos, iluminan y es elemento que debemos considerar en ese servicio que ofrecemos.
¿Usted mete las manos por el sacerdocio en el estado de Sonora en términos de no caer en escándalo, pederastia, abuso deshonesto? ¿Cómo estamos aquí, son confiables?
La iglesia respeta y toma en cuenta las Leyes Civiles. Si hay Leyes que hablan de penalizar estos delitos, como obispo, nosotros debemos de respetar, seguir, avalar estas leyes, tomarlas en cuenta.
Al hablar con los sacerdotes sobre estos temas, es lo que procuro subrayar y decirles, hay leyes civiles que nos exigen un determinado comportamiento y estilo de vida que respete a todas las personas, cuando alguien transgrede una Ley, está a merced del poder judicial y adelante.
¿Quién la hace la paga?
Sí, en pocas palabras. El obispo es padre, amigo y hermano, de los sacerdotes. Como hermano busca uno en el diálogo con cada uno de ellos fraternizar, crecer en una buena relación y buscar la manera de que en ese diálogo se comprometan y vivan esa identidad como pastores del pueblo de Dios. Como amigos, uno se acerca encontrando esa persona con la cual uno platica, se divierte. Y como padre, tiene uno ese deber de corregir, de orientar, de motivar, de exhortar, de acompañar. Pero entendemos que como padres, cuando un sacerdote falla hay que llamarle la atención por el bien de él, pero también por el bien del pueblo de Dios.
Un llamado finalmente a la familia respecto a esa pérdida de espiritualidad, en relación a las nuevas tecnologías de los jóvenes que, tienen un mundo de información pero al parecer tienen menos valores y saben menos.
El llamado es recuperar, quizá no el pasado en sentido estricto, aunque haya personas que digan todo tiempo pasado fue mejor, creo que este tiempo presente es lo que nos está tocando vivir y hay que aprovecharlo, volver a recuperar la institución familiar porque ahí es donde se juega no solo el presente sino el futuro de nuestra sociedad, más tiempo en casa. Las nuevas tecnologías las debemos utilizar pero no para beneficio particular, no como una mera diversión, no para estar en contacto con quien está a kilómetros de distancia, sino con el que está frente a ti, la persona real, concreta que en ese momento Dios está poniendo a lado. Hay que valorar la presencia real. Y sí que los medios nos ayuden a superarnos y estar mejor informados, pero el diálogo, el encuentro sigue siendo fundamental para que las cosas mejoren y los ambientes familiares se fortalezcan.