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Hablemos sobre feminicidios

No olvidemos ni dejemos de decir las cosas como fueron: feminicidios, porque lo que no se nombra se invisibiliza

Por Sheila Hernández Alcaraz

Los feminicidios son crímenes de odio promovidos por prejuicios sociales y culturales alrededor de la vida de las mujeres y niñas. Los crímenes de odio se caracterizan por ser delitos donde el móvil principal del victimario es la aversión a determinado grupo social que ha sido vulnerado sistemáticamente a largo de la historia, como ha ocurrido con las mujeres y niñas.

Es importante recordar que las mujeres y niñas no teníamos derechos humanos, civiles ni políticos (hasta hace algún tiempo), antes de la organización de muchos grupos feministas alrededor del mundo que lucharon por la reivindicación de los derechos de la mujer en igualdad a los del hombre; esto no quiere decir que la lucha por nuestros derechos ya haya concluido, aún hay mucho por hacer y parte de la lucha por nuestros derechos, sigue siendo el derecho a la vida y a vivirla libre de violencia.

Muchas personas tratan de negar esta realidad, muchas personas tratan de justificar estos crímenes y la respuesta del porqué lo hacen es más que sencilla. Lo hacen, porque quien niega o justifica que las mujeres y niñas son asesinadas por razón de género, son feminicidas en potencia. Personas que siguen afirmando que las mujeres son responsables de ser violadas y asesinadas y no el agresor. Personas que siguen creyendo que los cuerpos de las mujeres y niñas pueden ser tomados y tirados como objetos, personas que minimizan la vida de las mujeres y niñas solo por ser mujeres y niñas.

La verdad incomoda y es por eso que el feminismo ha incomodado a tantos, pues este ha develado lo que muchas personas no quieren que salga a la luz y entre esos hechos ocultos, está el feminicidio y las terribles cifras que aumentan año con año (22 mil 482 asesinatos de mujeres en la última década, en promedio uno cada cuatro horas revela el Secretariado Nacional Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública) y aunque muchos quieran taparse los oídos y ponerse una venda en los ojos, la realidad es que México sigue siendo un país donde las mujeres siguen siendo vistas como objetos y no como personas además que se sigue perpetrando la cultura de la violación a través del lenguaje, de las “bromas o chistes”, sobre feminicidios, violaciones, acoso sexual, entre otros delitos ejercidos contra mujeres y niñas.
Pero ¿Qué es la cultura de la violación? “La cultura de la violación es un medio en el que la violencia de género es frecuente y en la que la violencia sexual contra la mujer se normaliza y se excusa en los medios de comunicación y en la cultura popular. La cultura de violación subsiste a través del uso del lenguaje misógino, la objetificación de los cuerpos de las mujeres y la glamorización de la violencia sexual, creando así una sociedad que ignora los derechos y la seguridad de las mujeres.

La cultura de la violación afecta a todas las mujeres y la mayoría de las mujeres y niñas pues limita sus comportamientos debido a la existencia de la violación. La mayoría de las mujeres y las niñas viven con miedo a la violación. Los hombres, en general, no. Así es como la violencia de género funciona como un poderoso medio en el cual toda la población femenina se mantiene en una posición subordinada. Este ciclo de miedo es el legado de la cultura de la violación”. (Marshall University Women’s Center).
Es por eso que pedimos justicia para Diana Domínguez (Ciudad Obregón, Sonora), quien fue asesinada y enterrada clandestinamente en 2016 por Carlos G., la impunidad se hizo presente en el caso y el feminicida sigue libre. Su familia sigue buscando fervientemente justicia para Diana, más la revictimización y la falta de perspectiva de género de parte de las autoridades correspondientes han sido lastres en el proceso.

No olvidemos nunca los nombres de Diana Domínguez, Mara Fernanda Castilla Miranda (Puebla), Lupita (La niña de las calcetitas rojas en Estado de México, caso al que le dio total seguimiento la activista y comunicadora, Frida Guerrera), Priscilla Hernández (Sonora), Mariana Búrquez (Sonora), Aurora Delgado (Sonora), Mayra Jacobo (Sonora), Jessica Rosario (Sonora), Dora Félix (Sonora), María Luisa Tapia (Sonora), Linda Jocellyn (Guaymas, Sonora), Lizeth Aracely (Ciudad Obregón, Sonora), Aida R., Martha Elena R., Rosa María (Guaymas, Sonora), Lluvia Dolores (Sonora), Nallely Guadalupe (Sonora), Xóchitl Rodríguez (Sonora) y todos aquellos feminicidios que han quedado omisos, aquí y en otros estados del país.

No olvidemos ni dejemos de decir las cosas como fueron: FEMINICIDIOS porque lo que no se nombra se invisibiliza. No permitamos esto porque como Desmond Tutu alguna vez dijo: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, haz elegido el lado del opresor”.

Queremos vivir, libres y seguras, queremos vivir.

 

*Sheila Hernández, Vicepresidenta del Consejo Estudiantil de Sociedades de Alumnos de la Universidad de Sonora; Twitter:@AlcarazSheila