Destacada

Justicia para Sebastián, clama la familia del niño asesinado

El escrito Hilario Peña, tío del menor que perdió la vida en un asalto en Mazatlán, denuncia la indiferencia de las autoridades para resolver el caso

Por Imanol Caneyada

El pasado lunes 26 de marzo, Sebastián Quezada Ramos, de 13 años, se dirigía a su casa por la céntrica avenida Gabriel  Leyva, del puerto de Mazatlán, Sinaloa. Venía del gimnasio en el que regularmente  practicaba boxeo. Un grupo de jóvenes le cerró el pasó y le exigió dinero y el celular. El niño no llevaba nada de ello encima, por lo que fue acuchillado en el abdomen. Horas después fallecía en el Hospital General de aquella ciudad. El policía municipal que acudió en su ayuda carecía del entrenamiento para brindar los primeros auxilios que, tal vez, le hubieran salvado la vida.

Sebastián era sobrino del escritor Hilario Peña, mazatleco de origen pero residente en Tijuana, autor entre otros libros de Un pueblo llamado redención, premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero, Juan Tres Dieciséis y Malasuerte en Tijuana; el novelista, junto con su familia, mientras enfrentan el duelo por la trágica muerte de Sebastián, han emprendido una serie de acciones públicas exigiendo justicia expedita y efectiva; temen que la impunidad, como en otros tantos casos, se imponga.     

“Pedimos que se procese judicialmente a la persona o personas que le quitaron la vida a Sebastián, actuando siempre conforme a derecho. También, que la fiscalía a su cargo haga todo lo posible por comprobar la validez de las actas de nacimiento y demás documentos que acreditan la supuesta minoría de edad de los responsables del infanticidio”.

Las redes sociales se han convertido en el espacio para la exigencia de la familia de Sebastián; en estos momentos circula una carta firmada por un nutrido grupo de periodistas y escritores que se unen a la demanda de la familia, pero las presiones por parte de la autoridad no se han hecho esperar. Además, han convocado a varias protestas en las calles de Mazatlán.

“A mi cuñada, la mamá de Sebastián, funcionarios estatales le han hablado de las manifestaciones que se han venido haciendo, cuando estas no les deberían de importar. Lo que me preocupa es que las autoridades condicionen su trabajo a un determinado comportamiento de parte de los familiares de la víctima, quienes están en todo su derecho de manifestarse. Además, en estas manifestaciones no se puede expresar nada que afecte la investigación ya que el expediente aún no ha sido mostrado a la familia.

A casi un mes del homicidio, Hilario Peña confiesa que la Fiscalía General de Justicia de Sinaloa maneja a tres “probables responsables” pero todavía no hay acusados, mucho menos detenidos, “lo cual es preocupante porque ya casi se cumple un mes del infanticidio”.

Al tiempo que familiares, amigos y ciudadanos solidarios marchaban por las calles de Mazatlán exigiendo justicia,  se llevaba a cabo en el puerto el Tianguis turístico, que durante unos días convirtió al puerto en la joya del Pacífico; un evento que ha tenido un despliegue mediático extraordinario. 

Al respecto, el escritor  explica que “se está invirtiendo una gran cantidad de dinero en hacer más atractivo el puerto para los turistas, embelleciendo su malecón y la Isla de la Piedra, pero fallando en cuestiones básicas como la seguridad. Hirieron de muerte a mi sobrino en una avenida céntrica de Mazatlán, en un punto que funciona como parada de autobuses, muy cerca de una escuela primaria, del muelle y del parque industrial. Había mucha gente cerca, principalmente comerciantes, obreros y estudiantes. Ha habido asaltos con en ese mismo punto, antes y después de la muerte de Sebastián. Esto te habla de una grave indiferencia por parte de las autoridades”.

Uno de los invitados de lujo del Tianguis turístico fue el presidente de México Enrique Peña Nieto, a quien los familiares de Sebastián intentaron acercarse para hacerle llegar una carta, pero se toparon, explica el escritor, con un fuerte cerco militar que “mantiene alejado al presidente Peña Nieto de la realidad del país que, se supone, gobierna; fue por esto que no le pudimos hacer llegar la carta donde le pedimos ayuda para esclarecer el homicidio de Sebastián. Había periodistas cerca pero éstos estaban más interesados en celebrar el Tianguis Turístico que en cubrir el asesinato de un niño”.

Miles de casos como el de Sebastián suceden al año en México: las familias de las víctimas no tienen derecho a un duelo digno y privado porque deben salir a las calles a exigir que las fiscalías hagan su trabajo, a luchar por que la impunidad no se convierta en norma. 

“El que se haga justicia no traerá de vuelta a mi sobrino pero ayudará un poco a superar su pérdida y a que casos como éste no se repitan. Como dice el escritor Iván Farías, la ruleta del crimen y la inseguridad no para de girar y a todos nos puede tocar. Esta vez le tocó a Sebastián, quien era un niño sano, amoroso, alegre y muy querido por aquellos que lo conocieron, lo cual es evidente por todos los homenajes llevados a cabo por sus vecinos, familiares y compañeros de escuela. De quedar impune este infanticidio, será otra evidencia más de que los espacios públicos de México les pertenecen a los criminales, no a los ciudadanos respetuosos de las leyes, y de que hay individuos con licencia para matar en nuestro país, que ejercen este privilegio sin temor a sufrir consecuencia alguna”.