Las cifras de la elección: los mensajes

Por Bulmaro Pacheco
En la elección presidencial, Andrés Manuel López Obrador arrasó en Sonora; sacó más votos que sus candidatos locales. 650,978 votos contra 181,248 de José Antonio Meade, 166,939 de Ricardo Anaya y 67,356 de Jaime Heliodoro “El Bronco” Rodríguez Calderón.
En la elección de senadores Morena ganó con 510,041 votos contra 301,192 de la fórmula del PRI y 236,439 del Frente. En diputados federales Morena logró 502,892 votos; el PRI 300,661 y el PAN 217,460 votos. En diputados locales Morena tuvo 434,385 votos, el PRI 291,338, el PAN 181,102 y Movimiento Ciudadano 64,597.
Y en las municipales Morena alcanzó 357,600 votos, el PRI 295,294, el PAN y sus aliados 173,047 y Movimiento Ciudadano 99,976.
Tres años atrás (2015) Morena solo había obtenido 27,008 votos. El PRI 385,188, el PAN 378,930 y Movimiento Ciudadano 82,444.
Sea cual sea la interpretación que se le dé a cada uno de los resultados, impecablemente presentados por el INE y el Instituto Estatal Electoral se observa al PRI como segunda fuerza política en la entidad y el surgimiento de una cuarta: Movimiento Ciudadano.
Y si nos vamos al voto diferenciado, 293,378 votantes que cruzaron la papeleta por López Obrador no lo hicieron por los candidatos municipales. Es así como después de que Morena ganara 20 de las 21 diputaciones locales y las 7 federales, el reparto de los ayuntamientos quedara de la siguiente manera: PRI 36; Morena 18; PAN 12; Movimiento Ciudadano 3; PANAL 1; MAS 1; y un independiente en Cananea.
En el municipio de Plutarco Elías Calles, la casilla especial ubicada en pleno centro de la población, al paso de la carretera internacional —para que cualquier pasajero en tránsito pudiera votar—, fue secuestrada a las cuatro de la tarde del día de la elección —dos horas antes de que cerrara— por dos hombres encapuchados. Armado el chofer, hizo disparos al aire para que se asustaran las personas que trataron de evitar el robo de la urna —¡Solo la municipal!— y se dieron a la fuga.
A los pocos minutos se registró el incendio de un vehículo a las orillas de la población, donde las autoridades suponen se encontraba la urna robada ya en cenizas.
Algunas boletas de la urna cayeron al suelo mientras forcejeaban con el ladrón. De estas: 13 estaban marcadas para el PRI, 3 para Movimiento Ciudadano y una para el Verde Ecologista.
El detalle es que los resultados reconocidos por las autoridades electorales en ese municipio marcan apenas una diferencia de 10 votos a favor del partido Movimiento Ciudadano: 1,791 contra 1,781 del PRI.
La población sospecha del actual gobierno municipal, que casualmente es del partido Movimiento Ciudadano, y se pregunta: ¿Por qué solo se robaron la urna correspondiente a la elección municipal y dejaron intactas las otras cuatro? ¿Cómo es que un día tan vigilado y cuidado por las fuerzas de seguridad nadie fuera detenido ni sancionado?
¿Qué tanto se pelea en ese municipio de reciente creación que apenas con 27 años de existencia ha sido gobernado ya por cuatro partidos políticos? Tienen razón los que sospechan que ahí se juega algo más y que existen otros factores de poder que condicionan la política local.
Yécora es otro municipio ubicado en una zona geográfica de conflicto y por primera vez en su historia va a ser gobernado por una mujer: Yadira Espinoza Méndez. Hija del ejidatario y expresidente municipal Carlos Espinoza Apodaca, fogueada en el gobierno municipal y en tareas sociales así como en el coro de la Iglesia de la cabecera municipal. Ganó la elección por ¡12 votos! (1454-1442) a su prima Adriana Espinoza —titular de la sindicatura del ayuntamiento priista—, postulada por Morena en un arrebato de inconformidad de un grupo por la postulación de Yadira.
Yécora merece toda la atención de los niveles estatal y federal no solo porque va a ser gobernado por una mujer, sino por su ubicación, que ha provocado la aparición de la violencia y el enfrentamiento entre grupos que se disputan el dominio de la zona.
Otra novedad en la elección del pasado 1 de julio ha sido el desplazamiento del PAN de Nogales, San Luis Río Colorado, Naco, Agua Prieta, Navojoa y Guaymas. Y en donde el PAN ganó, experimentó una baja sensible en sus niveles de votación, como por ejemplo en Huatabampo, donde Ramón Díaz Nieblas —que en 2012 había ganado con 18,604 votos—, ahora solo obtuvo 11,857 (Shirley Vásquez había logrado 14,344 en 2015).
Casos parecidos al de Guaymas, donde Lorenzo de Cima ganó en 2015 con 22,251 votos y ahora, en búsqueda de la reelección, solo obtuvo la irrisoria cantidad de 5,007. ¿Mal gobierno o rechazo a la reelección?
Está también el caso de Cuauhtémoc Galindo de Nogales, que en 2015 ganara con 26,255 y ahora —también buscando ser reelecto— solo votaron por él 10,199 personas.
Qué decir de los casos de San Luis Río Colorado y Navojoa, donde el PAN había sentado sus reales y había logrado cifras importantes de votos —23,369 en SLRC y 33,173 en Navojoa—. Ahora solo obtuvieron 13,152 y 9,583 en ambos municipios ¿Qué fue? ¿Una mala gestión de sus autoridades o los recurrentes escándalos de corrupción que provocaron el rechazo de la marca PAN en esta elección? En Opodepe, Paola López Fernández frenó los 18 años ininterrumpidos del PAN en el municipio.
En Cajeme la crisis fue más que evidente y ahí el PAN se encuentra ante la disyuntiva de reinventarse o morir. En 2009, Manuel Barro Borgaro le dio al PAN en la elección municipal 66,837 votos. Eloísa Flores lo bajó a 46,956 en 2012; Jesús Félix Holguín a 45,760 en 2015 y ahora en 2018, Rafael Delgadillo Barbosa apenas alcanzó ¡4,911!
Al PRI tampoco le fue bien ahí en la reciente elección. De haber sacado 56,573 votos en 2009, pasó a 101,067 en 2012 y a 58,092 en 2015. Lo paradójico es que en 2018 al PRI lo mandaron al tercer lugar de la votación con tan solo 23,347 sufragios.
¿Qué pasó? Se acabó el efecto del Acueducto Independencia o el “No al Novillo” que tantos votos aportara entre 2012 y 2015 a favor del PRI, y contra el partido en el poder de esos años (PAN). También seguramente influyeron las fracturas en el PRI en la postulación de sus candidatos.
Tampoco hubo buenas cuentas para el PRI en Huatabampo, donde había obtenido cifras récord de votación en la elección municipal del 2015. ¿Cómo explicar que su candidato Javier Ruiz Love haya obtenido solo 7,938 votos, cuando tres años antes Heliodoro Soto Holguín venció al PAN con 17,463 con la coalición PRI-Verde Panal? Casi diez mil votos menos que tres años atrás. ¿A dónde fue el voto duro del PRI? El hecho quizá se explique por la aparición de Morena, que en el municipio en 2015 solo obtuvo 619 votos, y ahora logró 8,185.
También, por la aparición en escena del partido Movimiento Ciudadano, que en 2015 solo tuviera 72 votos y ahora con Jorge Naranjo, logró 5,770.
Puede ser que esa sea una de las explicaciones de la pérdida de votos tanto del PAN como del PRI, pero hay otros factores que han provocado reacciones encontradas en la compleja, exigente, plural y difícil área urbana del municipio y en el medio rural, tan proclive al voto diferenciado y comercializado, que en el reciente proceso no hizo excepciones.
Jesús Tadeo Mendívil Valenzuela participó como candidato del PAN a la alcaldía de Etchojoa en 2015 y obtuvo 8,542 votos, quedando en segundo lugar. Ubaldo Ibarra del PRI ganó con 10,341 votos y el PRD logró 6,983.
Tadeo —miembro de un clan que ve la política como un negocio y que suele cambiar cada tres años de partido— se postuló ahora por Morena y logró 11,628 votos: 3,086 votos más que tres años antes.
El PRI, que había ganado en 2015 tuvo 1,509 votos menos, y el PRD aliado al PAN bajó a 3,676 votos; tres mil menos que tres años atrás. Ahí está la explicación, sin duda.
En Navojoa el PRI pasó de 32,161 votos en 2012 a 20,943 en 2015, y logró 21,351 en la reciente elección, mientras Morena obtuvo con su candidata Rosario Quintero 29,122 votos. Si en este año el PAN cayó 24 mil votos en tres años y el PRI con Jorge Márquez solo subió 408 votos en el mismo período, ¿dónde quedaron los votos?
¿Conclusiones? El secuestro de casillas en algunos municipios, la compra de listas de promovidos y de credenciales previo a la elección, así como el pago del voto cruzado fotografiado con el celular han sido expresiones de que el sistema electoral todavía, padece de vicios y que esos vicios pueden determinar los resultados en lugares donde la elección suele resultar cerrada y muy competida.
Esta elección demostró que los electores son sumamente sensibles en aquellas realidades donde los representantes populares en funciones interrumpen sus períodos para buscar otros cargos. Una crisis que se ha agudizado al paso del tiempo, y una llamada de atención para quienes desde el primer día de gestión empiezan a pensar en el próximo cargo.
Muchas lecturas de las cifras logradas por cada partido político. Muchas enseñanzas también y la oportunidad de que a partir de los resultados, obtenidos en el reciente proceso, tanto quienes ganaron como quienes salieron derrotados, habrán de sacar sus propias conclusiones y diseñar las medidas correctivas correspondientes para dentro de tres años.
Nadie gana ni pierde para siempre, eso está más que demostrado. La historia política que a la mayoría ha sorprendido, apenas empieza.
bulmarop@gmail.com