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Que el enigma no se convierta en estigma

En nuestro país necesitamos una cultura de autocuidado, prevención no solo fármacos y atención en casos graves

 

Por Rosa Chávez Cárdenas

Todos los días escuchamos las estadísticas del número de fallecidos y de los positivos por el Covid. A los primeros síntomas corren a practicarse la prueba. Los medios culpan del contagio a los no vacunados, pero las otras estadísticas las que no aparecen en los medios de comunicación dicen lo contrario; los afectados con esta nueva variante están vacunados. Los vacunados siguen contagiándose, pero como estrategia para no causar ansiedad publican que los síntomas serán leves y no necesitan hospitalización como al principio de la pandemia.

En las fiestas de fin de año parecía que la pandemia estaba bajando intensidad, pero lanzaron una profecía que en enero tendríamos otra variante. El Dr. Fauci el asesor médico de la Casa Blanca publicó “ni crean que Omicron será la última variante”. ¿Cuál es el límite de tolerancia para seguir en este enigma? Es un hecho, la mayoría de los que han fallecido presentaban enfermedades crónicas: diabetes, obesidad, hipertensión, tabaquismo y los que padecen otras enfermedades que afectan su sistema de defensas las autoinmunes y cáncer. En nuestro país necesitamos una cultura de autocuidado, prevención no solo fármacos y atención en casos graves.

Me han preguntado por qué elegí profesionalizarme en Psicología y homeopatía, una rama de las terapias alternativas tan criticada por la medicina biomédica es obvio, afectamos al negocio de la Industria Farmacéutica. Lo viví de cerca, mi padre tuvo varios padecimientos desde muy joven padeció bulimia, en aquellos años no se conocía el trastorno. Muy joven con el fallecimiento de su padre quedó como hijo parental. Se dedicó a trabajar, fue muy emprendedor y altruista, tuvo varios negocios, la lectura, escuchar radio, las reuniones con los amigos eran su único pasatiempo. El tabaquismo y la falta de ejercicio cobraron la factura: colesterol, triglicéridos, hipertensión, afortunadamente no presentó diabetes. A los 50 años, vino la crisis, problemas circulatorios y cardiovasculares. Acudieron al Seguro Social, confiaron que tenían buena atención. Las consultas tan cortas y despersonalizadas, llegaba a casa con una bolsa de medicinas, ingería puños de pastillas. No había recomendaciones de autocuidado y mucho menos derivarlo a terapia que tanto necesitaba él y nosotros sus hijos. Los problemas de salud empeoraron, los dolores en la pierna eran insoportables. Para tal fin le prescribieron paliativos, inyecciones de Codeína (narcótico, del grupo de los opiáceos) altamente adictivas. Yo estudiaba mi primera carrera de Patología Clínica y me encargaba de aplicarle la inyección intravenosa. Recuerdo su angustia y ansiedad para que le aplicara la siguiente, cada vez el efecto era más corto y adictivo. El tratamiento solo causaba efectos secundarios. Finalmente le amputaron la pierna derecha, la izquierda también estuvo a punto de amputación, los viajes al hospital eran frecuentes. Permaneció 12 años en silla de ruedas. Falleció a los 62 años. La frustración me llevó a estudiar Psicología para entender la causa de los trastornos mentales y las enfermedades. Además, soy sobreviviente de un shock anafiláctico por penicilina (estuve a punto de fallecer) que me dejó efectos adversos. El enfoque holista me atrapó para entender que no solo somos entes biológicos, somos seres complejos: bio,psico,sociales, emocionales y espirituales. Me identifiqué con el principio de la Homeopatía “no hay enfermedades sino enfermos” y la salud se recupera con la menor dosis del similar a sus síntomas, además la máxima de Hipócrates “que tu medicina sea tu alimento”. La misión que me propuse fue la concientización, compartir en los medios de comunicación, en talleres y libros. Con mayor intensidad lo hago durante la pandemia, el miedo, el estrés son el enemigo del sistema de defensas. El autocuidado puede contrarrestar a nuestra población agonizante y lograr el principio inspirador del nuevo paradigma de convivencia, no solo personal sino del planeta. Es un hecho, necesitamos cuidarnos unos a otros en este mundo de tantos enigmas para no cargar con estigmas de trastornos mentales. Nuestro país como muchos otros está golpeado por la delincuencia, el narcotráfico, la pérdida de valores y el materialismo que afecta al humanismo. Tenemos que cultivar la compasión para con todos los seres que nos rodean. La falta de cuidado en todas las áreas es el estigma de nuestro tiempo.

 

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