GeneralHéctor Rodriguez Espinoza

Digna Ochoa: nacida y muerta digna

Reivindicada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos

 

Por Héctor Rodríguez Espinoza

I.- Con el beneplácito de organizaciones sociales, México ofreció puntual cumplimiento al fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coridh) para el sonado caso de la abogada veracruzana Digna Ochoa, se compromete a reparar el daño y honrar el legado de la defensora, al identificar graves fallas en la investigación de su muerte el 19 de octubre de 2001.

De un promedio de 18 años de edad, mis alumnos universitarios en las materias que imparto y lectores de mis dos libros aún no nacían o eran bebés: “Derecho al Desarrollo”, Porrúa 2001 y “100 Preguntas y Respuestas sobre la Defensa de los Derechos Humanos”, CEDH, 1994.

II.- En su luctuoso momento publiqué el episodio:

“El 19 de octubre del 2001, en la capital del País, un dramático asesinato de Digna Ochoa y Plácido, abogada mexicana, defensora de los Derechos Humanos desde la ONG Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, movió el tapete a la conciencia moral y jurídica de la parte más sana de la sociedad y de la comunidad internacional. Dado el vínculo entre la protección y defensa de los Derechos Humanos y la democracia, como supremo valor de la Filosofía y de la ciencia del Derecho, son necesarias reflexiones:

Una de las profesiones históricamente más demandadas en América Latina es la abogacía. Si la razón fuera la vocación humanista por el Derecho como instrumento para alcanzar la justicia en la sociedad, entre ésta y sus gobiernos y las naciones, ¡qué bien! Pero en ese hormiguero que satura la matrícula de las universidades, se suma al foro y a la judicatura, es garbanzo de a libra descubrir a un discípulo/a que rescate las milenarias virtudes imbíbitas en las Constituciones políticas, en códigos y en los criterios de los escasos buenos policías, AMPs, fiscales de Justicia, jueces y magistrados.

En esta selecta nómina ocupaba un sitio de honor -a pesar de su juventud- una humilde joven de Misantla, religiosa, discípula de la Universidad de Veracruz y comprometida con la causa de los Derechos Humanos, desde una ONG jesuita, Centro Miguel Agustín Pro: abogada Digna Ochoa, “negrita”, el color de la tierra.

En mis cinco décadas de enseñanza universitaria a miles de alumnos, son contados aquellos en cuyos ojos he encontrado el brillo del idealismo y actitud perpetua de transformar nuestra realidad. Y de esos pocos, muchos abdican de sus afanes juveniles tan pronto paladean el dulce encanto de la pequeña burguesía, que tanto combatían. Pero cada década aparece la pepita de oro. Digna era una de ellas. Con su filiación hacia donde la naturaleza aloja al corazón, convencida de que cuando la anarquía, el despotismo o el menosprecio a la condición del hombre sacuden las instituciones y hacen temblar los derechos individuales, la abogacía es militancia -pacífica y legal, pero valiente- en la lucha por la libertad.

No estaba obligada a ejercer con la cómoda seguridad con la que ejercemos la mayoría, ni nosotros lo estamos a ejercer con los riesgos mortales, como lo hizo como proyecto de vida y opción preferencial por los pobres. Pero no debe ser razón para nuestra indiferencia hacia su sacrificio, con el consabido “quién le manda …se lo advirtieron …“ La lucha judicial es lucha de aserciones y no de vacilaciones. La duda es para antes y no para después de aceptar la causa.

Cuenta Péguy que un día se quedó impresionado viendo a su madre componer una silla. Era tal la prolijidad y escrúpulo de la amorosa atención con que ella cumplía su humilde artesanía, que el hijo le expresó admiración. La madre le dijo: “el amor por las cosas invisibles hace que deben repararse con el mismo escrúpulo que las partes visibles; las catedrales de Francia son las catedrales de Francia porque el amor con que está hecho el ornamento externo es el mismo con que están hechas las partes ocultas”.

Cuando en 1990 fue asesinada la abogada Norma Corona Sapiens, en Culiacán, la indignación nacional obligó al presidente Salinas a crear las Comisiones Nacional y Estatales de Derechos Humanos. Ahora, ¿habría qué refundarlas?

Hasta entonces, el gobierno federal anunció que abriría todos los archivos para esclarecer el crimen, por voz del secretario Santiago Creel Miranda; en entrevista al término del encuentro que el presidente Fox con integrantes de ONGs, dijo que el asesinato era un fuerte agravio contra la sociedad y un reto para el nuevo gobierno. …

Manuel Álvarez Icaza, presidente de la CDHDF, refirió que días antes había comentado que el trabajo del organismo a su cargo iba a ser de extremos: de los sueños y las utopías a los dramas y las miserias; el crimen “nos mandó a los dramas y las miserias, un campanazo, un regreso al pasado, a la violencia que creíamos superadas”.

Fue la guerra sucia de misma mano negra culpable e impune de la dinámica criminal de los años 60 y 70 y de los crímenes del Cardenal Posadas, de Luis Donaldo Colosio Murrieta, de Francisco Ruiz Massieu, Acteal, Aguas Blancas, El Charco y otros que nos matan las alas del corazón y la confianza en el ser humano y en las instituciones de justicia.

La indignación unánime fue elocuente: Amnistía Internacional, Alta Comisionada para Derechos Humanos ONU, Departamento de Estado EU, Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo y las más prestigiadas ONG e inteligencias.

El Premio Nobel de Literatura José Saramago: “La parte sana y honesta de la sociedad -y de la abogacía/HRE- mexicana no necesita preguntarse por qué se ha cometido el crimen infame. No que le digan que los asesinos han matado cumpliendo órdenes de mexicanos para quienes la defensa de los derechos humanos, venga de donde venga, es el enemigo a abatir. Hay que descubrir a quién mató, a quién mandó matar. Si la policía, si el gobierno, si el presidente Fox no lo hacen ya, si la verdad no sale a la luz pronto, la incipiente democracia en México puede empezar a tambalearse. El encubrimiento o la impunidad significaría el comienzo de una corrupción nueva que se alimenta en las raíces de la antigua. El asesinato es una interpelación directa a la conciencia de los mexicanos: … ¿Y ahora qué, señor presidente?”

Ante el martirio de quien dignificó la abogacía y prefirió morir por postular de pie a litigar de rodillas, reclamemos una solución humanista pero agresivamente radical, como única posibilidad de salida frente a lo que ocurre, pues el incipiente bono y transición democrática mexicana seguiría siendo una asignatura pendiente.

Luchadores vivos y no mártires es lo que esa causa y el país necesitan. Pero hay sangres de inocentes, derramadas desde la traición por los judas iscariotes de los grupos para policíacos, que han abonado los arados surcos de las comarcas de la verdad, de la armonía y de la justicia social mexicana. Así fue, toda proporción guardada, la de Jesús de Nazareth, el hombre más universal; la de Gandhi; y la de Martin Luther King, casos geográfica e históricamente paradigmáticos. La sangre de Digna Ochoa debe ser de esas.

¡Que así sea!”

III.- El premiado y recientemente fallecido cineasta Felipe Cazals escribió el guión y dirigió la película Digna hasta el último aliento. Basada en la vida y obra de Digna, narra su historia desde su primer secuestro, en agosto de 1988, hasta su muerte. Se presentan más de sesenta testimonios, de criminólogos, periodistas (Blanche Petrich y Miguel Ángel Granados Chapa), defensores de los Derechos Humanos (Emilio Álvarez Icaza), religiosos, policías, activistas sociales, del procurador de justicia del Distrito Federal (Bernardo Bátiz), así como de familiares y amigos de ella. El film fue musicalizado por Alejandro Rosso. La fotografía a cargo de Hugo Díaz y Miguel Garzón, y el sonido a cargo de Pedro Villalobos. Producción del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), de la Academia Mexicana de Derechos Humanos y el Grupo de Comunicación Publicorp. Los productores fueron Luis Kelly y Vicente Silva. En formato de reportaje televisivo editado por Moisés Carrillo dura 117 minutos.

Presentada en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en el de Málaga de Cine Español y en el Internacional de Cine de Guadalajara y estrenada comercialmente en México el 17 de diciembre de 2004.

IV.- La familia de Digna Ochoa solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) investigar el caso, respondió que no podría ser abordada en su 146 periodo de sesiones, pero no la descartó. Finalmente se remitió a la Corte Interamericana y emitió la sentencia definitiva.

La resolución de 25 de noviembre pasado, la Coridh determinó la responsabilidad del Estado Mexicano en las graves fallas en la investigación de la muerte de la abogada, ordenó reabrir las investigaciones, juzgar y sancionar a los responsables, efectuar un acto público de responsabilidad internacional y crear un reconocimiento en derechos humanos que lleve su nombre: “En su escrito de alegatos finales, y derivado del reconocimiento parcial de responsabilidad realizado por el Estado, éste informó a la Corte que había llegado a un acuerdo con los familiares de la señora Digna Ochoa, que comprende la aceptación y disposición de reabrir la investigación en términos de lo señalado en la recomendación tercera del informe de fondo emitido … La corte valora positivamente la voluntad del Estado de reabrir la investigación penal de manera diligente, efectiva y dentro de un plazo razonable con el objeto de esclarecer los hechos en forma completa.

Al conocerse la sentencia, la Secretaría de Gobernación (SG) informó que se estudiarán con atención las disposiciones del tribunal, para cumplir con sus términos, de conformidad con la Convención Americana de Derechos Humanos. En mensaje de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la SG, el Estado Mexicano se comprometió a honrar su memoria y legado de la defensora de los derechos humanos, en comunicado conjunto.

Amnistía Internacional saludó la decisión y llamó al Estado Mexicano a cumplir la sentencia y las medidas de reparación del daño, a fortalecer el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.