Generación deprimida; Millennials y los “Z”

Por Rosa Chávez Cárdenas
Las presentes generaciones de jóvenes, los millennials (los que nacieron entre 1981 1995) y la de los Z (1995 y 2010) son considerados como juventudes deprimidas. Entre los factores que afectan su bienestar emocional y mental son: la frustración laboral, la responsabilidad excesiva por los problemas globales, las pocas horas que duermen por estar en las redes sociales, el futuro incierto, el calentamiento del planeta y sus efectos, la violencia y la inseguridad. Los jóvenes son el opuesto a la fortaleza de la generación de la postguerra, los baby-boomers.
Es muy notorio, carecen de tolerancia a la frustración, viven la inmediatez, quieren todo al momento, nacieron en la cultura de la permisividad, el hedonismo y el consumismo. Las empresas se quejan de la rotación de personal por cualquier llamada de atención renuncian. Le temen al compromiso, al temor de firmar un papel para casarse, su lema: “vamos a vivir juntos a ver si nos entendemos”.
Son muy vulnerables comparados con la generación de sus abuelos. Entre los síntomas para encuadrarlos en el trastorno depresivo es primordial poner atención en la anhedonia; la falta de placer y motivación por la vida. Se quejan de las actividades cotidianas: arreglar una casa, lavar su ropa o preparar su comida.
Otro síntoma es la falta de energía, el aumento de peso, el insomnio o hipersomnia, el retraso psicomotor (no practican ejercicio) los sentimientos de inutilidad o el narcisismo, la culpa por gastar demasiado, la desconfianza para socializar, hasta las dudas sobre su género. La disminución de la capacidad para pensar y concentrarse, el famoso TDA y los pensamientos de muerte.
Son notorias las quejas de los padecimientos obsesivos-compulsivos, la ansiedad, tristeza, depresión. Se ha incrementado la venta de narcóticos, psicóticos, pastillas para dormir y la asistencia a cursos costosos en los que se apoyan en el pensamiento mágico. Cursos en los que ofrecen resolver todos sus problemas y felicidad eterna en un fin de semana.
También llama la atención la libertad sexual, hasta les estorba la virginidad, tiene que ver con la cultura de la rebeldía, pero no miden las consecuencias, ni aprenden con la experiencia de los adultos, al puro ensayo y error, como dice el dicho popular “van a la guerra sin fusil”.
No podemos pasar sin concentrarnos en los efectos que ha tenido la pandemia, los dos años con la educación en línea, la psicosis social y la ansiedad excesiva por el coronavirus. Algunas universidades están haciendo un balance de los aprendizajes en línea y han descubierto que no para todos fue favorable, las enseñanzas no se retienen como el aprendizaje presencial y con el grupo.
Otros factores que provocan ansiedad y depresión son la soledad, la vergüenza y la culpa. La soledad se relaciona con la tristeza, es curioso, a pesar de estar rodeados de su familia se sienten solos, les falta comunicación, no se sienten entendidos, la necesidad de relacionarse con su grupo de pares es primordial en esas edades, pero afecta la poca tolerancia a la frustración y la desconfianza en los otros, característica de los tiempos actuales.
La soledad que se vivió en la pandemia afectó a todos las edades desde los niños hasta los adultos mayores, llama la atención la vuelta a la vida social, la reactivación a los eventos, buscan recuperar la resaca social, de nuevo se quieren comer el pastel de una sola mordida.
La generación millennial fue educada en la meritocracia, enfocada al éxito laboral y socioeconómico, su lema “si te esfuerza consigues lo que quieres”, “Pide al universo y te pone donde hay”. Los padres apostaron para que estudien en las mejores universidades y en el extranjero. El objetivo final, con un buen currículo sus hijos serían aceptados en las mejores empresas o lograrían una empresa exitosa, como Bill Gates, Carlos Slim o el millonario número uno del mundo, Elon Musk.
Pero que sorpresa, no contaban con la competencia laboral, la crisis económica, los bajos salarios, la pandemia y ahora la incertidumbre y las consecuencias de la guerra en Ucrania. Es necesario, indispensable que incluyan en el programa de estudios materias de inteligencia emocional, manejo de conflictos y emprendimiento. También enfocarse en las necesidades actuales, se necesitan técnicos, los empleos para las carreras de licenciatura están saturadas.
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