La lucha por un espacio en la Unison

Después de varias semanas de presión a las autoridades universitarias, cerca de 110 estudiantes más alcanzaron a ser registrados
Por Emilio Martínez
Responder preguntas y contestar aquello que conocemos puede ser de lo más cotidiano, banal, incluso superficial, no obstante algo sospechamos de cuando una serie de preguntas se nos lanzan sin antelación ¿Por qué tanto ímpetu en esta información? De repente algo normal se transforma hacia lo tenebroso, y si entendemos ese motivo llega a lo siniestro. Tal cual puede ser cuando en temporada de elecciones llama a nuestro teléfono una encuesta de preferencia política, uno puede asumirse en el puesto de apoyar al candidato favorito personal o en caso de no tener uno, pensar directamente en el impacto mediático que estas encuestas tienen… quizá decidir contestar maquiavélicamente o colgar directamente.
Hace ya dos meses se aplicó el examen de admisión para aspirantes al nuevo ingreso en la Universidad de Sonora. Los exámenes como muchos ya sabrán, poseen un alto grado de arbitrariedad en cuanto a que individuos terminarán pasando y superando la prueba, no necesariamente midiendo la totalidad de las capacidades, habilidades o competencias que puede tener un sujeto en una gran variedad de situaciones; estos reducen la métrica a una serie de parámetros prexistentes al alumnado y al académico incluso, al hacerlo desdeñan el potencial y el valor de miles. Como es costumbre, el examen de admisión repartió las aulas disponibles en las distintas áreas de la universidad y en el mismo tenor rechazó a miles de otros estudiantes que no pudieron asegurarse un cupo en la Máxima Casa de Estudios.
Ya sea por no aprobar el examen, no tener un buen promedio o todo lo contrario, la posibilidad de ser rechazado siempre es latente, de forma hipodérmica se implanta en cada aspirante, sabiendo que incluso si da lo mejor de sí, incluso si estudia, podría ser rechazado de cada una de sus opciones, porque se acabaron los cupos… La cifra de rechazados este año aumenta a los 8 mil jóvenes.
Después de que circuló mediante redes sociales una carta expedida a rectoría desde un grupo de aspirantes y sus padres de familia, pertenecientes a tribus originarias del estado, solicitando el ingreso de dichos jóvenes y con la consigna de manifestare el lunes 23 de Mayo, varios sectores de la población universitaria, así como otros grupos de aspirantes que fueron rechazados, se unieron a la causa. Desde ese pasado 23 de Mayo, durante varias semanas y finalizando sus manifestaciones solo hasta el martes 21 de Junio, se gestó un movimiento social que asegura haber logrado sus propósitos.
¿Las bases del movimiento? La constitución. Desde 2019, en México el acceso universal y gratuito a la educación superior es un derecho constitucional. “Han pasado ya tres años desde que aquel derecho fundamental fue reconocido en la ley, y aun así observamos que la Universidad parece no haber dado pasos certeros en pos de la implementación de la gratuidad y el aumento en el número de estudiantes que se aceptan en la institución en la búsqueda y aras de lograr la universalidad y la propagación de la educación superior”, comento Eber Cabrera, integrante del contingente.
Las manifestaciones llegaron a acumular a cientos de jóvenes sonorenses en los pasillos de rectoría, por mañanas, días y tardes, esperando poder ser atendidos en una audiencia. El registro de listas, llegó hasta los más de 500 jóvenes que acudieron para poder ser considerados.
Después de la manifestación de dichos estudiantes en rectoría durante el último mes (plantones del 23-26 de mayo), los jóvenes fueron instruidos por la rectoría con la orden de dirigirse a otra entidad de la administracion universitaria para ser atendidos. Tras dos semanas y ante la falta de solución a la problemática más el inicio de un proceso oscuro y confuso para los aspirantes; las y los jóvenes rechazados, en conjunto con padres y madres de familia y el movimiento estudiantil se vieron en la necesidad de declarar nuevamente plantones en protesta los días 13 y 17 de junio, la respuesta fue la evasión, ausencia y silencio de los funcionarios responsables de atender a los manifestantes. Siendo claros, se buscó efectuar tácticas de apaciguamiento y debilitación sobre el contingente, esperas interminables, incertidumbre, cansancio, silencio, información contrapuesta e incluso un clima extremo. Nada nuevo, ni con nueva rectora.
Albatros Parra co-líder del movimiento estudiantil La voz de las y los estudiantes, compartió: “Al principio hubo mucho interés, con este proceso de hacer las listas… vinieron muchos medios, hicimos entrevistas y socializamos el tema hasta el punto de que sí obtuvimos cierto arrastre en cuanto a interés social, llegaron muchas madres e hijos a partir de escucharnos o leer algo de nosotros, sin embargo la respuesta de rectoría fue limitada, al principio quisieron resolver a los muchachos y luego viendo que eran muchos, hicieron largas. Ahí mismo sí se solucionaron unos 10 o 15 casos, muy lejos de lo satisfactorio para nosotros de todas maneras, pues se solicitaba que todos los manifestados tuvieran la posibilidad de que se revisara su caso”.
Los manifestantes, compuestos de aspirantes, padres de familia, estudiantes y maestros (en coordinación con el movimiento estudiantil La voz de las y los estudiantes, Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora y el Frente por la Democratización), optaron por hacer entonces una manifestación el día martes 21 de junio más esta vez protestando primero frente al Congreso del Estado de Sonora y el Palacio de Gobierno de Sonora, y posteriormente volver una vez más a las inmediaciones de la rectoría a exigir una audiencia ante las autoridades universitarias. Los manifestantes reportaron ser informados otra vez la rectora y el subsecretario de la rectoría no estaban presentes, aun así decidieron proseguir con su manifestación hasta el final del día. A las 17:20 horas, ambas autoridades llegaron a sus oficinas. Esta vez, la rectora en persona anunció ante los manifestantes que se le brindaría un espacio (en tronco común) dentro de la máxima casa de estudios a todos y cada uno de los aspirantes que se manifestaron, dándole audiencia inmediata a los aspirantes que restaban en el plantón, un aproximado de 20 jóvenes manifestantes se les concedió un ingreso inmediato. La rectora, Rita Plancarte, especificó que se les garantizaría un espacio a todos y cada uno de los cuales apareciesen en las listas (de aspirantes) que se realizaron durante los plantones, incluso extendió la invitación de seguir entregando listas hasta el lunes 27 de junio a primera hora.
Los distintos contingentes, sumaron esfuerzos para socializar la oportunidad, el resultado: 110 jóvenes más pudieron ser registrados desde el 23 al 26 de junio. Para finalizar, Parra dijo: “Sobre una reflexión después de todo esto, creemos que es una victoria muy significativa, conforme van pasando los días vemos mas y mas como los muchachos que nos acompañaban en las manifestaciones ya obtuvieron su ingreso, aunque también nos reportaron muchos casos en los que el portal en línea por el que se manejo todo este asunto fallaba en actualizarse faltando menos de 10 horas para que llegase la fecha límite de inscripción.
No es el final de nuestra lucha, especulamos desde adentro y sin tener mucha idea de lo que sucedió realmente, que a todos estos muchachos que se manifestaron y les consiguieron un espacio dentro del tronco común, cosa que es un mecanismo normativo por el corrimiento de listas, los forzaron a entrar de palancazo directo de la rectoría, quizá haciendo que otros aspirantes a quienes legítimamente les tocaba ese corrimiento se les fuera negado. No lo sabemos, pero sabemos que las autoridades no abrieron más grupos de las carreras mas solicitadas por los aspirantes tras las manifestaciones, si fue así, no fue decisión nuestra, fue pereza y violencia de quien uso la palanca”.