La Prensa se vuelve la última trinchera

Editorial
A pesar del mensaje de la presidenta Claudia Sheinbaum de que está en contra de la censura a los medios y comunicadores, la actuación de funcionarios, gobernadores y militantes de Morena, contradicen este discurso. Con esto se comprueba lo que muchos han señalado, de que la Prensa, representada por medios y comunicadores, se han vuelto la última trinchera de la oposición, porque los demás ya fueron conquistados, se rindieron o quedaron cooptados. El régimen ya no tiene contrapesos políticos, lo que permite tener una amplia avenida para imponer el sistema de gobierno que más le acomode. Pero por lo general la izquierda no resiste la tentación de tomar el control absoluto y gobernar a base de una dictadura como lo vemos en Cuba, Nicaragua y Venezuela, en donde la población lamentablemente fabricó las cadenas que los tienen atados.
Haciendo un balance somero de la actual situación política del país nos encontramos con que ya se perdieron los contrapesos del gobierno. La oposición natural que eran los partidos políticos están anulados. Poco pintan el PRI, el PAN y no se diga el PRD. Los otros optaron por sumarse al sistema oficial en alianzas electorales. Por lo mismo se prestan para cualquier marrullería como se ha visto con el intercambio descarados de candidatos. No hay pues una oposición real, salvo en algunos casos aislados pero se están reduciendo. El caso de Chihuahua, donde gobiernan los panistas, sin embargo las encuestas de preferencias electorales marcan una tendencia a favor de Morena para las próximas elecciones. Además, han perdido plazas que antes era tradicionalmente del PAN, como el caso de Yucatán. Con esto ya descartamos a los partidos políticos como una oposición.
Para que decir del Poder Legislativo, que en este momento está bajo control de la 4T. Lo que no lograron ganar en las urnas lo hicieron en contubernio con el INE. Tienen aplastante mayoría en los congresos locales. No pinta pues ya como contrapeso y menos como oposición al régimen. Con la elección del pasado 2 de junio, ahora el Poder Judicial quedará totalmente supeditado a lo que se dicte y ordene desde palacio nacional. Este era sin duda un contrapeso clave y vital para el equilibrio político del país. Ya desapareció. A su favor, la 4T tiene a las fuerzas armadas, las cuales están bajo control, y no solo por imposición de la jerarquía, sino por los enormes privilegios que se les han concedido. Con el Ejército solo se puede contar para hacer obras, administrar bienes y dependencias, y un combate mediano a la delincuencia. En cuanto a las estructuras civiles, tampoco se puede depender mucho de ellas. Los grandes empresarios desde hace rato van y comen tamales a palacio nacional para aplaudir lo que diga el presidente en turno. Empresarios que podrían por su posición ser contrapesos, se han vuelto socios y por lo mismo aliados del oficialismo. Uno de los casos más obvios es el de Carlos Slim. A quien mantienen a raya, al quitarle con un mano, pero darle el doble con la otra.
Los contrapesos naturales que eran los órganos autónomos ya no cuentan, luego que fueron desaparecidos como tales y en algunos casos absorbidos y convertidos en dependencias oficiales. Las organizaciones civiles prácticamente han desaparecido del mapa. Existen pero no cuentan. Solo están para el decorado democrático. Estructuras con peso y tradición han optado por ser un público complaciente, que de vez en cuando lanzan un abucheo, pero luego se deshacen en aplausos, como pasa con la Iglesia Católica y demás sectas cristianas. El púlpito dejó de ser un espacio crítico, para volverse tolerante y sugerente. En cuanto a otro poder fáctico como es el crimen organizado, todos saben con quien están alineados. Los ejemplos sobran en las diferentes elecciones, al operar para el oficialismo. Las universidades y centros de conocimiento dejaron de ser espacios críticos, para limitarse a producir estudiantes de medianía. Salvo, claro, sus contadas excepciones que por lo general se dan en la educación privada.
Así podemos ir sumando las demás estructuras para mostrar como han ido cayendo las trincheras de la oposición. Ahora, solo queda la última que es la prensa a través de medios de comunicación y redes sociales. Pero ya están en la mira del sistema y comienzan a acorralarlos y sujetarlos a base, primero de ataques y amenazas, y luego con nuevas disposiciones legales, que se convierten de factos en ley censura.
Ya hay casos muy obvios, como lo que se vive en Puebla, en donde de acuerdo con una nota del portal de El Financiero: “El Periódico Oficial de Puebla publicó la Ley de Ciberseguridad, mejor conocida como “ley censura”. La nueva ley, impulsada por Morena, castiga con penas de 11 meses a tres años de prisión y multas económicas los “insultos” en redes sociales”. Entendido por insulto aquello que incomode al gobierno y a sus funcionarios. O a las estructuras políticas oficialistas. Porque la interpretación estará a cargo de jueces sojuzgados.
Lo deja claro El Financiero al señalar que: “De acuerdo con el Artículo 480, “comete el delito de ciberasedio quien a través de la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación, redes sociales, correo electrónico o cualquier espacio digital insulte, injurie, ofenda, agravie o veje a otra persona, con la insistencia necesaria para causarle un daño o menoscabo en su integridad física o emocional. De acuerdo con especialistas de Artículo 19, la ambigüedad en la definición de “insulto” es uno de los puntos claves de la reforma al Código Penal”.
Y esto se va a extender por todo el país para poder frenar al último contrapeso del gobierno, que es la prensa, o sea medios y comunicadores. Es la última trinchera y poco se está haciendo para evitar que sea tomada por asalto. A este paso, todos terminarán en el mismo redil. Entonces, algunos querrán reaccionar, pero será demasiado tarde.