“Las encontramos abrazadas”: Madres Buscadoras

“Nosotras no somos investigadoras. Somos madres. Buscamos con las uñas. Pero nadie más las iba a encontrar”, dijo Ceci Flores.
Por Ileana Bernal
En una escena imposible de olvidar, fueron las Madres Buscadoras de Sonora, no la policía, quienes el pasado fin de semana encontraron los cuerpos sin vida de Margarita y sus tres pequeñas hijas: Meredith, de 9 años, y Medelín y Karla, gemelas de 11.
Estaban en medio del monte, en las orillas de la carretera Hermosillo–Bahía de Kino. Las niñas, según los primeros testimonios, yacían abrazadas, como si hasta el último momento se hubieran protegido mutuamente.
“No podemos describir lo que sentimos. Sabíamos que íbamos buscando a alguien más, pero las encontramos a ellas. Las niñas estaban abrazadas. Una madre… tres hijas. ¿Cuánto más tenemos que resistir?”, escribió Ceci Flores, líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, en redes sociales.
El hallazgo se dio en dos días diferentes: el viernes 5 de julio fue localizado el cuerpo de Margarita. Al día siguiente, el 6, fueron encontradas las tres menores, gracias a la perseverancia de las buscadoras que, sin apoyo oficial, inspeccionaban la zona tras recibir una denuncia anónima.
Las víctimas estaban desaparecidas desde hacía cuatro días. Vivían en Hermosillo y, según familiares, vivían una situación de violencia doméstica. El principal sospechoso, pareja de Margarita, fue detenido días después y se le investiga por feminicidio agravado.
“Este no fue un caso aislado. Fue un caso ignorado. Ella pidió ayuda y nadie respondió. Ahora las lloramos a las cuatro”, dijo en entrevista una tía de Margarita, quien pidió anonimato.
Margarita tenía 28 años y trabajaba en labores informales. Criaba sola a sus tres hijas. De acuerdo con el testimonio de vecinos y conocidos, había denunciado violencia previa, pero no recibió protección institucional.
Las niñas estudiaban en escuelas públicas y eran conocidas por su alegría y cariño. “Eran niñas buenas, educadas. Su mamá vivía por ellas”, comentó entre lágrimas una maestra del barrio.
Reacción social: grito nacional por justicia
El caso provocó protestas espontáneas en Hermosillo, Ciudad Obregón, Nogales y Ciudad de México. La ciudadanía ha convocado a una gran marcha nacional este 13 de julio, bajo el lema: “Nos matan, pero no nos callan”.
El hashtag #JusticiaParaMargaritaYSusHijas se convirtió en tendencia, con miles de usuarios exigiendo pena máxima para el feminicida y un cambio profundo en las políticas de prevención de la violencia de género.
Fiscalías y gobierno: lentitud, promesas y omisiones
La Fiscalía General de Justicia de Sonora confirmó la detención del presunto responsable y reconoció que hubo omisiones previas. El Gobernador Alfonso Durazo prometió “castigo ejemplar” y mayor vigilancia, aunque no especificó nuevas acciones.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum instruyó al gabinete de seguridad federal revisar este caso como parte de una alerta nacional por violencia contra la niñez y mujeres.
La búsqueda la hicieron ellas
La tragedia no solo expone un feminicidio múltiple, sino también la inacción de las instituciones, pues fueron las Madres Buscadoras, mujeres sin armas ni presupuesto, quienes, una vez más, hallaron lo que el Estado no pudo —o no quiso— encontrar.
“Nosotras no somos investigadoras. Somos madres. Buscamos con las uñas. Pero nadie más las iba a encontrar”, dijo Ceci Flores.
Este crimen ha conmovido a todo México por la brutalidad, por las edades, por el abandono institucional. Pero también por el amor: el que sostuvo a esas niñas hasta el final, y el que sigue moviendo a quienes no se rinden.
“Nos duele el alma, pero seguimos. Por ellas. Porque la tierra no puede ser tumba para niñas. Porque no nacieron para morir así”, escribieron desde el colectivo Madres Buscadoras.
Quedan sentimientos de impotencia, dolor, preguntas sin respuesta y la imagen de indiferencia de las autoridades ante los reportes de violencia doméstica. ¿Si las madres buscadoras no hubieran estado ahí? Quedan en el olvido, entre el polvo y la tierra clamando justicia.