Max, Lando y Oscar, parejos: ¡Llegó la hora de los pilotos!

Por Manuel Gutiérrez.
El resultado de Qatar fue elocuente: Antes el incidente de Las Vegas en que la madera o el fondo de los McLaren presentó un milímetro más de desgaste del que marca la tolerancia, tanto Lando como Oscar fueron descalificados, para mí un fallo legal pero absurdo, que nada influyó en el resultado de la carrera, pero Liberty y FIA vieron que la atención mundial quedaría atrapada en una final electrizante, y le dio oxígeno a la lucha de Max.
A decir verdad, me suena descabellado, aunque exista un reglamento que lo prevé, es una envoltura legalista de una maniobra muy americana: Propiciar una final de antología, una final que suspenderá a todo el mundo que ama el automovilismo en una carrera en que se definirá el campeonato mundial de la F-1, el 7 de diciembre en el circuito de Yas Marina, en Abu Dhabi, que pasó de ser la postrera prueba y que en ocasiones ya es de trámite, a la hora decisiva.
Todo está parejo relativamente. En principio el que gane el Yas Marina, ganará el título, aunque las diferencias de puntos pueden bajo circunstancias especiales importar, la bandera de cuadros será lo que defina el título.
Para ello se tuvieron que dar dos cosas: La descalificación de las Vegas, y el virtuosismo de Max Verstappen, que se llevó el gran premio en Qatar.
Con ello hizo lo necesario. Ahora si la competencia será por equipos, un equipo McLaren contra un piloto de Red Bull, hambriento de seguir con la corona, corriendo como si hubiera sido su primera temporada, asumiendo temeridades, estudiando a fondo el segundo en que el auto entra a la curva, no pierde impulso, saliendo como si todo fuera una recta…mejor imposible, pero es Max, y si quieren su corona, así tendrán que ser más virtuosos Lando y Oscar.
Liberty ama las historias americanas, el sueño americano, el drama y ahora que gane el mejor. Porque se embolsarán una recompensa inesperada de dinero, una liguilla de la F-1 preparada exprofeso, para entendernos como mexicanos.
La final llega a la última vuelta, para quién cruce la bandera de cuadros, o combine las matemáticas de alguna manera para sumar lo necesario para ser campeón. Eso pondrá a las dos escuderías en un borde de la histeria, a una presión como del fondo de una fosa marina, a doce kilómetros en el fondo del mar, en que todo va contar, cada pieza, cada hombre, incluso los oficiales de pista, el clima, el hule de los neumáticos, hasta el aire e incluso la suerte, ese factor imponderable que si rifa.
Este es un final de película, muy Hollywood, pero es la F-1, y los riesgos que tomarán pueden ser más lejos de los límites físicos que permiten a los pilotos sobrevivir a los impactos que hubieran cobrado vidas. Va a ser una carrera en que un instante, valdrá por una vida, en que el ganador tocará el olimpo, sentirá que logró algo que casi era imposible. Pero ganar le va exigir todo lo que tiene, el triunfo será tan demandante como extraerles hasta la última gota de valor.
Max de ganar, encuadra con una leyenda, pero el equipo naranja no quiere que la leyenda diga, el año en que casi McLaren ya merito es campeón. El año que tuvieron la ventaja y de manera imposible Max le ganó. Eso resulta intolerable. Pero mostrará qué tan inteligentes, fríos e implacables, pueden ser si quieren ser dueños de la corona.
Eso coloca un peso enorme a la carrera, en que Zak Brown y todos los estrategas van a buscar ahora sí que Oscar o Lando sean campeones, que cada uno corra por su cuenta, ante un monstruo llamado Max, dándoles lo mejor de todo. Y en la pista que cada uno consiga su destino.
Liberty casi criminal
Esto va a provocar que los conocedores pudientes viajen a esa pista, al otro lado del mundo, porque la cita es antológica: Una carrera que vale toda la temporada, una prueba suprema, de verdad, la super-carrera, porque encierra la final y lleva todos los ingredientes de la emoción, del suspenso, de mostrar de que están hechos.
No sé si condenar a Liberty o alabarla.
Porque la disyuntiva es casi delictiva, crearon un entorno peligroso, pero es parte de la F-1. Si no están cerca de la muerte, no hay gloria: Pero es la F-1 y ese sistema llevó antes a los pilotos a costar un tributo de vidas, de artistas del manejo que dejaron su nombre en tragedias.
Ahora, van a demostrar porque son los 20 mejores del mundo, porque son capaces de sobrevivir a un desafío en que van a apostarlo todo, porque hay una fortuna de por medio, porque la fama y la gloria esperan para ellos tres.
Desde la calificación, desde cada decisión para la puesta a punto, desde cada asistente en los cambios de pits, que serán de milésimas de segundo decisivo. Una pifia puede ser el fracaso. Un error de puesta punto o una estrategia equivocada, una tentación de parcializar el resultado en McLaren, puede dejarle la mesa servida a Max, que ahora va por todo.
Mejor decorado para este deporte no puede haber. Es como para amarlo, y es como para que el Papa León XIV los condene por crear condiciones de espectáculo y de competencia que lindan con el pecado mortal, de exponerlos al máximo, como si fuera el circo romano.
Ya en varias ocasiones en Vaticano ha juzgado que es inmoral el automovilismo por su tendencia a poner el riesgo por encima de todo. No creo que suceda, pero de facto, ocurre.
Un titubeo significará una derrota. Andrea Kimi Antonelli, de Mercedes casi se lo comen vivo, porque en la última vuelta cedió el paso a lo creyeron era una maniobra intencional para favorecer a Lando, pero en realidad, por poco pierde el carro, no tenía neumáticos y tampoco se trata del deporte de ser un muro móvil para que estrellen contra ti.
Fue una condición real e inocente, y el honor de Kimi, quedó a salvo. Pero todo lo suceda y quién se involucre con los tres terminará en los juicios, en las condenas de los aficionados. Todos lo saben y adicionalmente quieren ganar, porque hay mucho en juego no solo ser comparsas de los tres grandes.
Abu Dhabi, que cita. Una carrera que no se puede perder. Una carrera de película, pero real, una prueba que emociona realmente. Max necesita ganar, igual Lando, y Oscar requiere ganar, o llegar en segundo, pero bajo la condición que fallen Max o Lando. Todo entre tres, todo lo que suceda en la pista será objeto de disección minuciosa.
Si un piloto pone trabas que parezcan no naturales para la prueba, será motivo de sospecha, y de una ordalía como la de Kimi Antonelli. Si un piloto toca alguno de los tres, será objeto de una inquisición de pesadilla, sobre el incidente que alteró el campeonato. Una carrera en que cada vuelta, cada curva, cada segundo estará en juego todo, la apuesta máxima.
La fortuna, para los ganadores
Una fortuna de más de un mil 266 millones de dólares, lista para llevarse a casa, con el título y las recompensas del premio, más la historia, la gloria, la fama. El campeón se lleva el 14% de la gran bolsa, dado que el 20% se lo llevan los tres primeros equipos,
Para que tengan una idea, porque es imposible encontrar los datos actuales, se estima que ganar un punto en el campeonato representa hasta 50 mil euros, aunque cada piloto se tasa de forma diferente.
Incluso, el trofeo de campeón…se lo adjudica el equipo ganador. El piloto si lo desea puede adquirir una réplica exacta para su vitrina, ya que muchos de ellos la tienen en sus casas, e incluso crean salas de trofeos con cada hazaña en la pista.
Y de dónde sale el dinero. La carrera se venderá como pan caliente en tiempo de hambre, en todo el mundo. Las localidades serán disputadas a nivel mundial, simplemente con la situación de la final, muchos poseedores de boletos ya pueden especular ampliamente si se dejan tentar por la codicia.
Imagínese de ser campeón el naranja: ¡Cuántos McLaren pueden venderse si la escudería se corona! Así tuvieron una exitosa demanda de unidades, como campeones colocan por adelantado cientos de unidades para los privilegiados que pagan el prestigio.
En otro caso, los millones de litros de la bebida estimulante Red Bull, esperan ansiosamente ser consumidos como prueba del milagro que pueda lograr Max, en espera de que le salgan alas a los consumidores. Todo es un negocio fantástico: Totto Wolf, vendió una parte de sus acciones de Mercedes F-1, pero su paquete era ofertado en 6 mil millones de dólares y no cubría todo Mercedes ¿Cuánto vale ahora un equipo de Fórmula Uno, entonces?
Toda la categoría se la pagaron ante el asombro mundial a Bernie Eclestone, en 4 mil millones de dólares, lo calificaron como derroche americano, hoy con eso no te alcanza para un equipo de los últimos lugares.
El reparto de la lana en 75% llega a todos los equipos que ven con ello compensados gastos absurdos como volar de una esquina del mundo a otra, por una distribución del campeonato, generando gastos absurdos, por mala planeación. Los pilotos viven realmente volando de un lugar a otro.
Especulaciones
No queda nada más que esperar una carrera de tres días verdaderos, en que todo va contar como nunca. Porque desde la calificación, desde los entrenamientos, todo gesto, todo detalle, tendrá alto significados.
Hay que recordar que no habrá punto adicional por la vuelta más rápida, pero les juro que la darán y no una, muchas veces, corriendo más allá del máximo. Norris ocupa 13 puntos, y veamos las especulaciones
Norris se corona con un podio, en segundo o tercer lugar…otra alternativa es que sea cuarto o quinto, y Verstappen no gane, y con un sexto o séptimo lugar, siempre que no ganan ni Max, ni Oscar.
En un supongamos, Lando queda en octavo, pero Max no logra el primero ni el segundo lugar, y Piastri, no gana… y pueden hacerse más conjeturas y combinaciones estadísticas, pero hagamos a un lado estas elucubraciones: El campeón entrará a la historia por la puerta grande, siendo primero o segundo lugar, espero resultado de un título ajeno a las puras matemáticas.
Otro ejemplo: Norris acaba en séptimo, Max queda segundo, empatan a 414 puntos, pero Norris será designado campeón, aunque empaten porque tiene las mismas victorias de Max, pero cuenta con más segundos puestos, lo que aplica también para algún fortuito resultado de Oscar, en que Lando sería monarca por los segundos lugares ganados en mayor número. Mejor liquidar esto sin dejar el asunto a letras chiquitas.
Max por su parte, requiere ganar y que Norris quede en cuarto lugar o más abajo. O podría ser Max en segundo sitio, pero siempre que Norris sea del octavo lugar a más abajo, y que Piastri no gane.
Las alternativas serán desglosadas durante la carrera, pero solo algunos integrantes de los equipos estarán recalculando todo para obtener el título y pasando la instrucción al director. Lo cierto es que Max requiere tener la bandera de cuadros…o que los naranjas se desplomen más lejos de donde le hagan daño.
Piastri tiene una combinación similar, lo ideal es ganar. El juego de la F-1 llegó al extremo como pocas veces. Tal vez, la 1984, entre Alain Prost y Niki Lauda, ganada por medio punto de diferencia, por el veloz austriaco, por tercera vez en su vida se corono.
Otra final así de tensa y de tercio de aspirantes, fue en 2007 con Raikonen, que ganó por un punto frente Hamilton y el grande de España, Fernando Alonso, pero en 2021, ganó Hamilton, con Mercedes, sobre Max, y en tercero Valteri Botas, (Checo terminó en quinto en esa prueba).
Recuerde: Primer lugar 25 puntos, segundo 18, tercero 15, cuarto 12 puntos, quinto 10 unidades, el sexto gana 8 puntos, el séptimo 6, el octavo gana 4 puntos, 2 al noveno, y un punto al décimo. Lando tiene 408, Max, 396, Oscar Piastri, 392. Si le gusta, pónganse a divertirse con las probabilidades.
Mi favorito sentimental: Max, por la remontada genial, y porque parece que está solo frente al dúo naranja. Pero no lo estará esta próxima carrera. Lando y Piatri, son buenos chicos, grandes pilotos, merecen el título, pero es la era de Max, pero sólo puede haber un solo rey si tienen el tamaño. (Próximo tema: Sebastian Ocaranza, internacional, e inmortal. Búsquelo aquí).













