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Alejandra Torres Monteverde: cuatro décadas al óleo

Por Alberto Moreno  

En el universo de la pintura hermosillense, pocas trayectorias han sido tan constantes y luminosas como la de Alejandra Torres Monteverde, quien desde 1985 ha hecho del óleo su voz y de la observación su musa. Sus lienzos son ventanas a la esencia de la vida: instantes detenidos en color, luz y emoción que, a lo largo de cuarenta años, han tejido una obra profundamente personal y universal al mismo tiempo.

El pretexto para conversar con ella fue la reciente presentación de su obra durante la Reunión Internacional de Ganaderos 2025, organizada por la Unión Ganadera Regional de Sonora, donde una selección de sus piezas atrajo miradas y suscitó conversaciones sobre la fuerza expresiva de su arte.

Con motivo de esta exposición y de su próxima muestra conmemorativa “Cuatro décadas de inspiración”, Alejandra abrió su estudio y su corazón en una entrevista exclusiva para Primera Plana Semanario de Sonora. Entre caballetes, pinceles y memorias, nos compartió su visión sobre el arte, el oficio de crear y la pasión que la ha acompañado desde aquel primer trazo.

Alejandra, tu obra está siendo exhibida en un espacio inusual: una reunión internacional de ganaderos. ¿Cómo ha sido para ti este arranque y qué significa presentar tu trabajo en este contexto?

Como bien dices, en este medio aparentemente inusual, encuentro la oportunidad de exponer algunos de mis temas favoritos, como los caballos, pero en esta ocasión, incluimos una obra a medida del evento. «Genes», es mi representación de un toro con la fuerza, virilidad y belleza de un ejemplar que representara a las jornadas de genética avanzada de mis anfitriones.

El público ha respondido con muy buenos comentarios a tu exposición. ¿Qué has sentido al ver la conexión inmediata de la gente con tu obra?

Siempre impresiona ver qué lo que hacemos con tanto cariño, provoque una emoción y por un instante cuando alguien se detiene en genuina contemplación ante una pieza… ¡eso es todo! Se siente que tanto el trabajo y espera valió la pena.

¿Recuerdas el momento o la etapa de tu vida en que decidiste dedicarte a la pintura? ¿Hubo un punto de quiebre que te llevó a este camino artístico?
Cuando tenía 13 años, pintar era un juego que mi familia me permitía jugar en serio.  Fue durante mis primeras muestras que, al escuchar los comentarios de otras personas, “descubrí que no todos pintaban” y cuando entendí que no era algo común o tan natural como lo era para mí, ahí supe que lo haría para siempre, no como un hobby, no como un oficio, sino como parte esencial de mi vida.

Como artista sonorense, ¿qué papel juegan tu tierra, tus raíces y tu cultura en tu estilo y en los temas que eliges pintar?

Mi trabajo siempre ha estado influenciado por los colores cálidos y terrosos del desierto sonorense que evidencia nuestra fortaleza. Pero en esta etapa estoy enamorada de los escenarios íntimos de los pueblos del Río de Sonora y comprometida a explorar tanto nuestro pasado, como las técnicas de los grandes maestros europeos para crear una obra nueva que nos represente e identifique en cualquier sitio. Culturalmente creo que somos un reflejo de nuestros ancestros y de eso tratará mi muestra para el año entrante.

Has construido una trayectoria que hoy te coloca en un escenario internacional. ¿Cómo describirías tu evolución como pintora desde tus primeras obras hasta lo que hoy vemos en esta exposición?

Siendo autodidacta la libertad con la que pintaba cuando era niña, era una gran exploración de mi imaginación, con el tiempo, mi admiración por los hiperrealistas, me invitó a trabajar en busca de la perfección, hasta llegar a este punto donde pude hacer un concilio entre ambas partes, conservando mi libertad de creación, sin dejar de explorar y avanzar en ejecución.

¿Cuál ha sido el reto más grande que has enfrentado en tu carrera como artista?

El reto más grande es la exposición personal, contrario a lo mucho que deseo que mis cuadros sean vistos y apreciados, he luchado con mi necesidad de aislamiento, pero creo que el anonimato funciona mejor para los escritores que para los pintores.

En tiempos donde a veces la prisa y la rutina dominan la vida, ¿qué papel crees que cumple el arte en nuestra sociedad y en especial en Sonora?
La necesidad del ser humano es la misma en todo el mundo y aunque los sonorenses no fuimos educados con la importancia del amor al arte, si es siempre gratificante poder exponernos a las cosas que alimentan el espíritu. Sobre todo para compensar el caos de la vida diaria.

Después de esta exhibición tan significativa, ¿qué viene para Alejandra Torres Monteverde?

Así como está exhibición incluye la obra «L’inconnue» que es el resultado del estudio de la técnica de veladuras de Da Vinci, el proyecto para el siguiente año será el estudio de la atmósfera de Johannes Vermeer, en una colección de piezas de ambientes cotidianos sonorenses de finales del siglo XIX.

Con cuatro décadas de creación y nuevos horizontes por explorar, Alejandra Torres Monteverde confirma que su arte sigue siendo un puente entre la sensibilidad y la fuerza de la vida.