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Antonio Caso, preservó el alma de las Universidades

Por Manuel Gutiérrez

Antonio Caso Andrade, originario de la Ciudad de México compartió inquietudes intelectuales con José Vasconcelos al formar parte del Ateneo de la Juventud. Este hombre salvó el alma de todas las universidades mexicanas.

Su lucha por la cultura y la libertad comenzó proponiendo obras de tradición filosófica cristiana “La existencia como economía, como desinterés y como caridad” suena a sueño de León Tolstoi, y a filosofía cristiana rusa. El lema de la UNAM es elocuente: “Por mi raza hablará el Espíritu” (Santo), decía originalmente.

Ratificó esa esencia en con un ensayo sobre el cristianismo, pero en sus “Discursos a la Nación Mexicana”. Caso advirtió sobre el jacobinismo que una postura intolerante ante el cristianismo básicamente y al positivismo, de Gabino Barreda, y Justo Sierra, ministros liberales que llevaron ese pensamiento a modelar de forma imperativa el pensamiento de las aulas de ese tiempo, entre Juárez triunfante y el Porfiriato continuador de la escuela racional.

La vinculación con Vasconcelos lo colocó en la vertiente del mexicanismo, en su obra “El problema de México y la ideología nacional” se colocó en la necesidad de tener unidad para que la Patria trascienda, y esta tiene que ser racial, cultural y social. Caso comenzó a sostener posiciones desde 1924 con fervor patrio y deseoso de aumentar la educación y cultura  en México.

En la Escuela Nacional Preparatoria el 14 de septiembre de 1933 se realizó el primer debate, Vicente Lombardo Toledano, abordó el tema de la ideología universitaria frente a los problemas del momento, para tratar de establecer una posición.

Lombardo siguió un esquema marxista considerando que la investigación científica solamente se lograría sobre este supuesto, el materialista histórico  y considerando el problema desde la perspectiva de la economía y del advenimiento de una sociedad sin clases, el gran problema es que el artículo tercero de la Constitución enfocaba de laicismo a socialismo el sistema educativo desde la primaria a la universidad en forma ineludible, impositiva a todos los universitarios.

Caso replicó que la Universidad  de México “Es una comunidad cultural de investigación y enseñanza; por tanto jamás preconizara oficialmente como personal moral, credo alguno filosófico, social artístico o científico. Cada catedrático expondrá libre e inviolablemente, sin más limitaciones que las leyes consignen, su opinión personal filosófica, científica, artística, o religiosa”. Y era lo correcto, porque el marxismo se convierte en un dogma y su militancia en una especie de religión.

Caso alude a que la Universidad ayudará a la exaltación del proletariado, pero sin atarse a una teoría económica  circunscrita, de que se origina en la explotación del hombre por el hombre. Esa exaltación vendría por la divulgación de la cultura, en un humanismo completo que diera opciones de superación a los elegidos que lograran los títulos universitarios a la par que conciencia de compartir sus bienes y conocimientos.

Este paso que daría lugar a un principio fundamental para la vida de las universidades la autonomía y la libertad de enseñanza que afortunadamente triunfaron porque no solamente aplican en las universidad pública, que puede ser autónoma aunque dependa del subsidio presupuestal del gobierno.

El debate prosiguió con propuestas de materialismo histórico de parte de Lombardo. Un vendaval de la voz de Moscú que fielmente interpretó con unidad monolítica hasta su final.

Caso ofreció respuesta en concepciones filosóficas en que hizo analogía de la historia separando la vida de las hormigas o de las colmenas, con la vida de las comunidades humanas, que se separan por algunos espíritus superiores como Jesús o Buda, considerando que la historia no solamente la estructura y el fenómeno económico, el hombre la puede hacer diferente con sus ideas, o sus acciones.

De hecho hubo dos debates, Lombardo, aprovechando sus dotes de orador demoledor, Caso con sus elocuentes y meditadas e irrefutables tesis.

Una polémica histórica, sin un solo insulto de posiciones firmes. En su momento, las posiciones antagónicas levantaron la voz con el grito de victoria. La lucha por las conciencias, se había trasladado a las aulas.

La concepción del debate carece de crítica de Caso al marxismo por sí, lo que defendió fue el derecho de las universidades a ser libres, a no atarse a un destino, doctrina o ideología que terminaran con su razón de ser la docencia y la investigación en un ambiente de libertad, porque solo el individuo libre puede crear analizar y cuestionar todos los contextos.

Este principio fue adoptado por la UNAM, y por la primera universidad privada del país, la UAG, con la solidaridad social incluso de fuerzas de la izquierda en su origen. Luego, aislada en un mar de educación oficial socialista, sobrevivió con sus recursos y talentos, como una fortaleza bajo asedio del pensamiento vasconceliano.

El debate da para un libro. Pero lo esencial, está indicado. Lázaro Cárdenas, después crearía el Instituto Politécnico Nacional, como una institución destinada a producir técnicos e ingenieros que demandaba el país, nació como ente oficial, pero finalmente el propio IPN adoptó también las bases de la autonomía, porque de otra manera no se logran los fines de la educación, ni la investigación.

Las instituciones universitarias de Estado,  dependientes  del presupuesto del Gobierno Federal y Estatal, adoptaron la misma categoría.

Algunas de ellas más recientes incorporaron el lema de la autonomía en su razón oficial. Pero aún las de Estado, comprendieron este aporte, y finalmente lo asimilaron y colocaron en Estatutos o Principios Institucionales y así funcionan.

Por ello se sostiene que Antonio Caso, dos veces rector de la UNAM, autor preocupado por el destino del hombre, que en su fase final se acercó a Husserl, a Martin Heidegger,  y  señaló con claridad el fundamento esencial de la libertad del hombre en su obra “La persona humana y el Totalitarismo”.

Su otro gran tema siempre fue México y sus herramientas fueron la Ética, la Estética y un profundo arsenal filosófico.

Cristiano sin culto practicante en rito, marcó principios ideales que son sustento de la Civilización, hoy todas las instituciones superiores sustentan su autonómia, a excepción del CIDE invadido por el poder del presidente López y sus agentes del Conacyt  hoy agrado a “Humanista”.

En ningún momento ninguna corriente cristiana puede dejar de sentirse incluida en sus reflexiones.

Frecuentemente se le acredita el “Pueblo del Sol” obra de su hermano el arqueólogo Alfonso Caso, una eminencia en su campo y otra gloria de la cultura mexicana.

Sin este hombre, las  340 universidades que existen actualmente en México de carácter público y las 90 privadas,  estarían vinculadas a principios reguladores que impedirían su realización como destino. Son libres.

La libertad se consiguió en luchas de universitarios que como Vasconcelos marcó el camino a muchos pensadores, gracias a que  fue el también rector, fue capaz de ser candidato democrático en un marco imposible, aplastados por las prácticas fraudulentas, la represión y hasta el crimen.

Era un momento político que aplastaba todo lo que no fuera “revolucionario” aunque el membrete no era precisamente eso. Esos jóvenes, esos maestros, esos pensadores, fueron reflexión, acción y emoción, pero el sistema, con su presidencialismo y monopolio del poder, nos advirtió que el estado buscaba la supremacía sobre los derechos de las personas.

La cultura, las letras, fueron preservadas de perder su alma. El otro aporte de Antonio Caso tiene que ver con la el mestizaje, con la cultura nacional, con el hombre integral.

Antecedió y sin él, no habrían llegado Samuel Ramos, ni Leopoldo Zea, Antonio Gómez Robledo, ni la enorme figura de Octavio Paz, mencionemos entre sus seguidores a Eduardo García Máynes y Luis Recaséns Siches, egregios maestros del derecho, y de la Ética, Rosa Krauze, entre otros destacados coincidentes  realmente con Caso, contribuyeron a reunir sus Obras Completas,  sus observaciones y comentarios destacando también Pedro Gringoire, incluso autores como Silva Herzog Padre e Hijo, y muchos talentos en ciencias sociales y letras.

Este sencillo principio de autonomía, fue en forma evolutiva la maduración de condiciones para la vida, de las instituciones superiores del planeta, que surgieron de monasterios de la Iglesia Católica, inicialmente en Europa y también algunas originadas en culturas orientales, como en el Islam y el Medio y Lejano Oriente, siempre considerando ese principio.

Son casas de estudios que con su vida académica, fueron alejando la influencia en sus destinos, de las  Iglesias, sin dejar de ser religiosas en algunos casos; de las coronas, o gobiernos. Que abrieron el conocimiento, que alentaron el debate constructivo, que aportaron pensadores y científicos capaces de sacudir los cimientos del cielo.

Actualmente las universidades pueden trabajar, crecer y aportar no solamente jóvenes con titularidades,  sino con diversos valores, con diferentes métodos, de diferente procedencia, gracias a la preservación de una forma totalitaria,  que hizo Antonio Caso, quien evitó que vendieran su alma al Diablo, la educación se habría convertido en una cadena, en una verdad oficial, una injerencia gubernamental y a vemos la “nueva escuela mexicana” como pretenden manipular los datos y torcer la historia.

El hecho que ahora se pueda aprender robótica, informática, no ha marginado el trabajo de las humanidades, que siguen vitalizando la reflexión del destino humano y trascendental.

Para tener más completo el perfil de Don Antonio, mencionemos algunos de los autores de once celebres polémicas:

Con Agustín de Aragón tuvo dos sobre el derecho de existir de la UNAM.

Con Francisco Bulnes, el gran historiador sobre filosofía de la historia, y su carácter científico.

Con Manuel Puga y Acal, una reflexión sobre el Imperio de Maximiliano.

Con Samuel Ramos, siguió con su camino platónico y centró su argumentación contra el positivismo y el radicalismo liberal.

Con Vicente Lombardo, y Francisco Zamora, amplio su análisis al aspecto metafísico, psicológico, económico del marxismo y sobre el destino de la universidad.

Eduardo Pallares, polemizó con Caso sobre: Fenómenos de la Conciencia, un tema puramente filosófico.

Con Don Alfonso Junco, otro enorme historiador y sabio: Analizaron las tesis de Santo Tomás, Razón y Fé, Libertad y Dogma, La  fe ortodoxa y heterodoxa…

Con Guillermo H. Rodríguez, sobre el valor de la intuición, la metafísica, todas publicadas en El Universal, adicionalmente hizo un ensayo sobre la Novena Sinfonía de Beethoven, el arte también lo llamaba. Fue  autor de algunas poesías. Un repertorio completo y profundo.

La filosofía sigue  adelante, aceptando a nuevos portadores, como Agustín Basave, y otros, que siempre encontrarán en Antonio Caso un maestro imperecedero, para todas las universidades y sus conceptos son vigorosos aún en nuestro tiempo, como corresponde a un pensador clásico orgullosamente mexicano y universal, de la raza cósmica.