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Carta a David Galván

Por Bulmaro Pacheco/

Usted forma parte de una nueva generación política en el PAN (los ‘Baby Winners’) donde la mayoría sólo ha cobrado los fletes sin haber llevado la carga, como las llamadas generaciones del “sacrificio”

Su llegada a la dirigencia estatal del PAN en Sonora para muchos es todavía un enigma, y no es para menos. Decía el clásico que al hombre —genéricamente hablando— solo se le conoce en “el ejercicio del Poder” y así ha sido históricamente. Ejercer el Poder —sobre todo desde la dirigencia de un partido político— expone a la crítica, al desgaste de todos los días, a verse involucrado en una diversidad de conflictos y tratar con todo tipo de ideas, ambiciones, intereses y corrientes de pensamiento no siempre coincidentes (y más cuando ese partido acaba de dejar el Poder en el Estado y tiene que navegar —ahora ya— por su propia cuenta).

El proceso interno realizado para su arribo al cargo ha dejado algunos pendientes e inconformes, y tampoco es para menos. Queda la sospecha de que su triunfo fue una decisión acordada por la dirigencia nacional con los principales actores políticos de la entidad (alcaldes y diputados) y con el ex candidato al gobierno estatal Javier Gándara.

Y usted lo sabe bien: No es lo mismo realizar una interna panista desde el Poder como aquella para elegir a los dirigentes nacionales Madero y Anaya, o la de Javier Gándara como candidato al gobierno estatal. La táctica padresista en pleno: línea, control férreo del Ejecutivo y recursos económicos al por mayor para promover el acarreo de votantes para los ganadores.

O aquella donde el gobernador sacó avante la candidatura presidencial de Ernesto Cordero contra Josefina Vásquez Mota, con grandes sumas de dinero estatal, con acarreos y compra de votantes de antología.

Aun así queda una duda que usted deberá abordar con objetividad.

Si dicen que cuentan con 25 mil militantes en la entidad, ¿por qué en cada votación interna se reduce el número de participantes hasta llegar a menos de la mitad? ¿Es real el padrón partidista?

En los procesos internos anteriores, al final ni inconformes ni impugnaciones, porque contaban con gobernador de su partido, que presionaba y compensaba. Ahora ha sido distinto. Su contrincante Ernesto Munro califica como “imposición” su victoria y expresa rechazo a colaborar con usted, y dice: “Este PAN que se vio ayer en los comicios no es el PAN al que yo ingresé en 1982, es un PAN que me avergüenza, que me preocupa, que me entristece, que lamento”. Y remata: “No apoyaré a una burocracia panista anquilosada que ve más por los intereses de grupo o de cúpula, que por el interés común” (!¡).

La denuncia de Munro —respetable panista histórico— refleja algo más que la inconformidad de un “perdedor” por los resultados de la elección interna. No. Es el reflejo de un malestar generacional que se ha expresado silenciosamente en el PAN de Sonora por los desastrosos resultados del gobierno padresista y contra quienes orquestaron los escandalosos casos de corrupción de sobra denunciados, que han puesto a su partido ante una grave crisis de credibilidad política y moral muy difícil de abordar… y más de resolver, en estos tiempos de tensiones partidistas.

Muchos de los panistas históricos —entre ellos Munro— no se sienten responsables de la enorme corrupción por la que ahora —todos ellos—, deben pagar los platos rotos, de un grupo cerrado que utilizando al PAN prometió un cambio, y salió con peor de lo mismo, de lo que tanto criticaron quienes impulsaron originalmente a su partido en Sonora.

Y esa crisis tiene que ver también con la falta de autocrítica, que ni usted ni el resto de los aspirantes a la dirigencia estatal han realizado después de la elección de 2015. Usted y sus contrincantes fueron a la campaña interna como si nada hubiera pasado en Sonora, y todavía con el espejismo triunfalista del pasado 5 de junio. El colmo, es que ni siquiera se han tomado la molestia de revisar los indicadores reales del primer gobierno panista de Sonora previendo alguna defensa de su partido ante sus críticos.

Esa falta de análisis ha derivado en una grave ausencia de propuestas del PAN hacia los problemas de Sonora y los sonorenses, que los ha llevado a otras crisis: Rupturas graves entre los principales personajes del gobierno anterior por no asumir responsabilidades; ausencia de coordinación entre sus representantes populares; multitud de denuncias concretas sobre funcionarios que enfrentan procesos penales ante el fuero local y federal; división grave en su fracción parlamentaria del Congreso local con la salida de cuatro diputados, que por lo visto representaban sus propios intereses; y para colmo, la “agenda light” que han desarrollado en el Congreso del Estado con temas que no han sido del interés de la gente ni de los votantes… Si usted quiere trascender en su papel de dirigente estatal, deberá necesariamente abordar estos temas con celeridad y rápidamente, porque la agenda nacional de los partidos políticos de cara al 2018 ya llegó a Sonora, y puede incluso rebasar hasta a la propia dirigencia partidista.

Ya aparecen cartelones con el rostro del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, por todo el Estado. Ya se hacen trabajos de proselitismo a favor de Margarita Zavala y se sabe incluso que connotados panistas locales se disputan ya la coordinación local de su campaña. Hay personajes involucrados también en la difusión de la imagen de Ricardo Anaya.

En lo local ya aparecen las primeras manifestaciones de aquellos panistas que estarán en primera fila disputando las candidaturas al Senado. El ex candidato Javier Gándara ya dio la pauta con sus declaraciones el día de la votación.

Sin embargo, hay cosas que se deberán atender antes, si no quiere usted andar como “El Pípila”, cargando la pesada piedra de los pendientes panistas en su recorrido por la entidad. Por ejemplo:

¿Qué hacer con Guillermo Padrés y sus denuncias?, ¿salir —ante las abundantes evidencias— con que deberán probársele las acusaciones?

¿Investigará el escándalo de las cuotas partidistas perdidas del sexenio pasado?, ¿llamará a cuentas a su antecesor en el cargo por el escándalo de la compra de terrenos?, ¿llamará a cuentas a los funcionarios-empresarios del PAN involucrados en los moches fiscales?, ¿hará algo para limitar la injerencia en el PAN de los cuñados y hermanos del ex gobernador, hasta hoy ofensivamente ricos y ganadores invictos en la impunidad?

¿Logrará recuperar la credibilidad perdida del PAN en Sonora?, ¿cómo construir la unidad interna?, ¿cuál será la relación de usted con el gobierno estatal?, ¿cómo lograr la unidad en el Congreso local?, ¿regresarán al redil los cuatro diputados disidentes?, ¿qué oferta política para los sonorenses más allá de los cacareados temas de moda?, ¿qué hacer ante los procesos penales seguidos contra panistas destacados, incluidos algunos de sus representantes populares? Son muchos sus pendientes.

Usted será un dirigente partidista sumamente observado, al que cualquier acción que tome le será señalada y se le dará seguimiento. Razones hay de sobra: El PAN en Sonora dista mucho de tener la unidad que presume y más ahora después de su proceso interno.

En el gobierno anterior agotaron y marginaron a los líderes históricos y, a diferencia de otras entidades, no existe un referente político y moral que pudiera convocarlos a la unidad. Javier Gándara no es visto como un panista histórico y según los propios panistas carece de esa posibilidad. ¿Qué ha hecho por el PAN que no sea el aprovecharse de sus siglas para ser candidato en dos ocasiones? ¿Ha calculado usted lo que Gándara invierte en GANFER comparado con lo que le ha dado al PAN? Pienso que ni el 1 %. Al final, el PAN es el que le ha dado todo; pero así son los empresarios metidos a la política. Ven a los partidos en términos de utilidad personal y no con visión  política o de Estado. Ese desaseado asedio de los privados hacia su partido tendrá que sortearlo usted a cada rato, no tienen límite, ni reparan en los daños causados. Cuidado.

Usted forma parte de una nueva generación política en el PAN (los Baby Winners) donde la mayoría sólo “ha cobrado los fletes” sin haber “llevado la carga”, como las llamadas generaciones del “sacrificio”. Aquellos que después de batallar mucho, le abrieran las puertas al partido hasta sus primeras victorias. Panistas auténticos, de convicciones como Gilberto Suárez Arvizu, Jorge Valdez, Jesús Larios, Urbano Limón, Prisciliano Meléndrez, Carlos Amaya, Ernesto Munro, Adalberto Rosas, Gustavo de Unanue Galla, Moisés Canale y Ramón Corral entre otros.

Todos muy diferentes en formación, experiencia y calidad política y moral, a la generación de beneficiarios del Poder: Esa ‘comalada’ de nuevos millonarios sexenales que dejó el gobierno de Guillermo Padrés, combinada con una generación de notarios públicos de nueva horneada, o los oportunistas que aprovechando las delegaciones federales y los puestos del gobierno estatal, llevaron agua a sus molinos particulares monopolizando el dinero público para incrementar sus riquezas a cuenta del PAN.

Su generación, en sus inicios solo conoció triunfos consecutivos del PAN del 2000 en adelante. Usted mismo debutó en la política panista cuando a su partido todo le sonreía. Coordinó el programa “miércoles ciudadano” en la administración municipal de Francisco Búrquez. Pasó después a la dirección de Atención a la Juventud. En el gobierno federal se fogueó en las delegaciones de Gobernación y Sedesol y un rato en la CONADE.

Estuvo usted como diputado en la LIX Legislatura local, a donde llegó por la vía de la representación proporcional, al haber perdido en las urnas ante Carlos Rodríguez Freaner del PRI.

Seguiría usted después en el gobierno de Padrés como Director de Alcoholes, subsecretario de Gobierno para enlace legislativo y posteriormente figuró en la lista de candidatos plurinominales a una diputación local donde fue desplazado por el siempre oportuno Luis Serrato, y después integrado en el equipo de Damián Zepeda en el CEN del PAN como Coordinador Nacional de Diputados Locales.

Es decir, desde los inicios de su carrera en 2001, su ascenso político y las oportunidades recibidas de parte de su organización política han sido ininterrumpidas y consecutivas. Méritos hay creo y capacidad también, me consta. ¿Bastará esa mezcla de suerte política con su experiencia de un PAN ganador para enfrentar los graves problemas de su partido —ahora perdedor—, y su crisis en el Estado? Ojalá.

Creo sin embargo que con su reciente triunfo en la interna panista por la dirigencia estatal —el primero en el estado que llega por ese método—, estará usted ante el desafío político más importante de su vida.

Por su experiencia, debe saber que la calidad de los gobiernos depende en mucho de la calidad de sus oposiciones. Un buen gobierno no se hace con aduladores ni con opositores a ultranza. Tampoco con partidos de pacotilla, saltos al vacío o con la defensa radical de causas perdidas, y menos con la simulación como norma de comportamiento político. Se hace con la crítica y con propuestas, con partidos responsables y propositivos.

Ojalá que usted reconozca ésta nueva realidad, sus posibilidades y sus límites. De ser así, sus contribuciones al urgente desarrollo político de Sonora le serán reconocidos por tirios y troyanos. Ojalá.

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