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De los parientes y los saltos en política

Rafael Moreno Valle y su esposa Martha Erika Alonso.

Por Bulmaro Pacheco

El exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, nieto de gobernador, cubrió un rápido escalafón político que lo llevó a cargos de representación popular y en la administración pública con el PRI el PAN y el PANAL. Fue diputado local, federal y senador, así como gobernador entre 2010 y 2016 (Lo sustituyó por un breve período de un año y diez meses Antonio Gali, con el objeto de adecuar la elección local con la federal).

Su esposa Martha Erika Alonso, diseñadora gráfica, que solo había ocupado la Presidencia del DIF estatal y no tenía carrera política, fue electa gobernadora para cubrir el período de 2018 a 2024.

Ambos murieron en un accidente de helicóptero en diciembre de 2018, a diez días de que ella asumiera el poder en Puebla y siendo él coordinador de los senadores del PAN. Más allá de las complejidades que han rodeado al accidente aéreo, quedan todavía dudas… Por otra parte, fue el primer caso en la historia de México que la esposa sustituye al esposo en la gubernatura de un Estado.

Los hermanos Humberto y Rubén Moreira Valdez.

Rubén Moreira Valdez ganó la elección para gobernador de Coahuila para el período 2011-2017; sustituyó a su hermano Humberto que cubrió el sexenio del 2005 a 2011. Ambos maestros, y cercanos a la profesora Elba Esther Gordillo. Fue la primera vez en la historia que un hermano sustituyó a otro en una gubernatura.

En su momento causó extrañeza la fallida intención del gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría Domínguez (1999-2005), cuando trascendió que quería “heredar” la gubernatura a su esposa Martha Elena García Gómez. El rico concesionario de la Coca Cola, Volkswagen, Chrysler y Century 21, y servidor público en gobiernos del PRI, se convirtió a la oposición y gobernó Nayarit con la alianza PRD-PAN-PT.

Al no poder dejar a su esposa de sucesora, insistió seis años después y Martha Elena fue postulada por el PAN en 2011 y logró el 38.4 % de la votación, pero perdió ante Roberto Sandoval del PRI (45.7%).

Aún así, Martha Elena sería diputada federal de 2009 a 2012, senadora de 2012 a 2018 y nuevamente diputada federal del 2018 al 2021.

El hijo de ambos, Antonio Echavarría García, fue electo gobernador para el período 2017-2021, a 12 años de que su padre terminara su período. Le ganó 38.6 % a 26.3 % a Manuel Cota (PRI). Todo en familia sin duda. ¿Separación del poder político del económico? Ni pensarlo.

Los casos de Puebla, Coahuila, Nayarit y Zacatecas entre otros, son ejemplos de la forma en que se han manejado tanto la política como las relaciones familiares de todos los partidos políticos —sin excepción—, en el México de las alternancias y las transiciones a la democracia de 1989 a la fecha. ¿Avances, retrocesos o deformación de la democracia?

Eso no ocurría cuando el presidente de la República actuaba como referente en las decisiones políticas de los estados y se sopesaban múltiples factores para auscultar a los candidatos. Con Fox, Calderón y Peña Nieto, el modelo hizo crisis y vino el turno de los partidos a excepción de Morena, donde el Presidente llevó mano en candidaturas con los llamados superdelegados que fueron privilegiados.

El Presidente Vicente Fox y su esposa Martha Sahagún.

¿Será la invasión familiar de la política y el aventurerismo rampante reflejado —entre otros— en el transfuguismo de quienes brincan sin recato de un partido a otro, sin ideas y solo con ambición de poder, una derivación de las transiciones a la democracia, o uno de sus fracasos?

La cuestión es que con esas derivaciones se ha afectado la movilidad social y política que por años contribuyó a la estabilidad de México. Quienes rebaten este punto, alegan que se trata simplemente de un asunto de libertades, de derechos adquiridos y de la libre elección de partido, ideas, proyectos  y participación política. Quién sabe.

La cuestión no iría más allá de esas expresiones si se justificaran los casos de invasión familiar de los poderes y el transfuguismo como  remedios eficaces para los problemas comunitarios, pero no ha sido así: La concentración del poder y la interrupción de la movilidad política son  los problemas actuales que marcan la calidad o el atraso de la democracia y los gobiernos en todos los niveles.

También de la concentración del poder en grupos o familias, porque las relaciones familiares en los gobiernos no garantizan nada y contribuyen al enojo y la inconformidad social por los negocios, el nepotismo, los abusos y los excesos que conllevan.

Esto se acentuó cuando se supo que el Presidente Vicente Fox estaba alentando a su esposa Martha Sahagún para la postulación a la candidatura presidencial cuando terminara su sexenio. Impensable para algunos dirigentes del PAN que al haber construido un partido político a nombre de la democratización de México tolerasen alguna expresión de ese tipo, aunque viniese del primer presidente de México emanado de sus filas. En las izquierdas, la acción política y la representación proporcional han dado para el surgimiento de alternancias familiares —sin pudor alguno— en los cargos de representación, que se han turnado por generaciones los accesos tanto al Poder Legislativo como a cargos administrativos —en ocasiones en forma ininterrumpida— por ejemplo, desde que en 1997 accedieran al gobierno de la Ciudad de México y desde que se amplió la representación proporcional en el Congreso.

Esa concentración de nombres, familias, corrientes y tribus políticas ha propiciado que en las izquierdas se hayan creado un mayor número de partidos y que la falta de disciplina interna y de capacidad para dirimir y atender sus conflictos internos —a diferencia del PRI y el PAN— sean la permanente marca de la casa.

La lucha partidista actual está en todo su apogeo. Se han creado nuevos partidos, se cachan candidatos inconformes, se festina y publicita el traspaso de ex militantes a otras opciones, se inventan pretextos: “Nos hicieron a un lado”; “nos trataron mal”; “No me quisieron escuchar”, entre otros. Y reciclando lealtades, se olvidan de las oportunidades recibidas en el pasado inmediato y reniegan de su marca de origen.

El tránsfuga por lo general abriga la esperanza de salvación y el borrón y cuenta nueva de sus pecados al cambiarse de partido. Además, siente que le hace un favor a los que lo reciben e imagina afrentas para los que deja. Como decía Carlos Castillo Peraza: “Creen que se bañan en el Ganges para purificarse”. Cambiarse de partido les hace sentir libres de  culpa y pecados y a partir de allí—según ellos—les domina la vana ilusión de que son otros. La democratización de México ha resuelto algunos problemas, no todos los que la gente quisiera. Ni hablar de la condición humana que ha sido el tema central de la política cuando menos de Aristóteles a Maquiavelo, hasta llegar a los modernos.

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