De Primera Mano | AMLO no puede con equilibrios del poder… Ni con EU

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín
LO SUCEDIDO en las últimas horas en la Cámara de los Diputados, es sólo una consecuencia de las pérdidas obtenidas por el Presidente López Obrador, desde los comicios del pasado 2021.
La primera parte de su sexenio, pudo hacer y deshacer en el Congreso de la Unión, gracias a una mayoría aplastante de MORENA. A partir de los resultados de los comicios electorales del año pasado, el Presidente no puede hacer y deshacer en la Cámara de los Diputados. Para una reforma constitucional, requiere de los votos de las dos terceras partes de los 500 integrantes de ese poder y simplemente, no los tiene.
La insistente “reforma eléctrica” promovida por AMLO para echar abajo esta “reforma de Estado” del Presidente Peña Nieto, no tiene otro propósito más que empoderar sin límite alguno a la “cuarta transformación” a través de su Presidente. Argumentar el “fortalecimiento de PEMEX y de la CFE” es sólo el pretexto.
Sin embargo, el objetivo lópezobradorista también incluye el desdén por las energías limpias, sustancia-compromiso al que el gobierno de México se obligó al firmar la nueva versión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
En un falso “patriotismo”, AMLO desea privilegiar el uso de energía fósil, pero ha tenido varios avisos de Washington de no perjudicar los altos compromisos con el T-MEC y las inversiones estadounidenses que los ciudadanos de ese país han desarrollado en la generación de energía solar y eólica, en México.
Para que el capricho presidencial tenga éxito en la Cámara de Diputados, requiere de poco más de 330 votos, los que lograría sólo con la ayuda de la oposición Sin embargo, ésta última ha “resistido” al sostenerse en contra de la iniciativa de AMLO.
Las bancadas del Partido Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y Partido de la Revolución Democrática, siempre se han manifestado en contra. EL PRI estaba en duda y, al parecer, “no ha sucumbido a la seducción” que emana desde palacio nacional.
Con este escenario en el Congreso de la Unión, una de las primeras conclusiones obtenidas es que al Presidente López Obrador no le ha ido nada bien.
El pasado domingo 10 de abril, se desarrolló la llamada “consulta por la revocación del mandato” que, a iniciativa del propio Presidente, utilizando recursos públicos y con toda la estructura de su gobierno y de su partido, MORENA, apenas alcanzaron 15 millones de votos a favor, quince menos que el 2018 y tres menos que el 2021.
En esta elección para la “revocación del mandato”, López Obrador compitió contra él mismo, porque la oposición lo dejó solo.
Estas derrotas han exhibido las enormes dificultades de AMLO para imponer a plenitud, su régimen dictatorial. Lo que no deja lugar a dudas, es que cada una de sus iniciativas conlleva el propósito de empoderar mucho más a su gobierno y destruir las instituciones democráticas logradas en nuestro país en los 30 años recientes.
La “4-T” de AMLO ha avanzado, pero no puede consumar sus propósitos. Ya eliminó los fideicomisos y ha controlado organismos autónomos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el INEGI y el CONEVAL, entre otros, pero no ha podido con el Instituto Nacional Electoral, el TRIFE, una parte importante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y otra esencial del Banco de México.
Lo que sigue esta semana, será una reacción furiosa de López Obrador contra sus opositores, a quienes calificará de “traidores a la patria”, pero insistirá en controlar el INE y el TRIFE, sobre todo.
A estas alturas, su prioridad no es gobernar a México, sino hacer lo que tiene qué hacer para garantizar su triunfo en el 2024.
Finalmente y de una manera sutil, los votos en contra de la bancada del PRI a la reforma eléctrica de AMLO, permiten que Washington aplauda la detención de esa nueva legislación en el gobierno de la “4-T”.
Este resultado le permite a López Obrador continuar argumentando desde sus “mañaneras” en contra de sus enemigos, a quienes culpará de sus fracasos como gobierno y, al mismo tiempo, evita una reacción “gringa” a su negativa de impulsar las energías limpias.