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De Primera Mano | Los problemas añejos… Sin resolver

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

SONORA registra varios problemas con duración de años y las soluciones no se advierten al final de ese túnel, oscuro y sin salida.

¿Cómo no abordar el tema de la contaminación producida por la industria minera, un arma de dos filos que a la par del progreso también nos ofrece enfermedades permanentes?

Y es que –por mencionar unos de los botones más sensibles- el derrame de ácidos de agosto del 2014 en los afluentes del Río Sonora, luego de más de cinco años de esa tragedia cuya responsabilidad recayó en Grupo México, no ha producido aún las secuelas de enfermedades en la sangre que al paso de los años podrían seguir apareciendo en la región.

Para el gobierno federal la potabilización del agua en los pozos del Río Sonora no deja lugar a dudas. Para los lugareños eso no es verdad.

Y la gran empresa de Germán Larrea Motavelasco estaría en la mejor de las disposiciones para pagar la cantidad que sea para recompensar la contaminación que, sabe, es inevitable en este y los tiempos por venir.

Si a lo anterior le añadimos que el Fondo Minero fue acaparado por la Presidencia de la República y se regresará sólo parte de él para la instalación de baños, cercos y bebederos en escuelas de educación básica, la salud ha pasado a un segundo plano.

Hablar de los yaquis es abordar el pasado, el presente y el futuro en un sentimiento inacabable de necesidades básicas para esa etnia que merece todos nuestros respetos y admiración.

Gobiernos van y gobiernos vienen. Desde las tierras y el agua que les donó “Tata” Lázaro Cárdenas hasta nuestros días, los problemas de salud, alcoholismo, drogadicción y rentismo de sus tierras, siguen y seguirán por tiempo indefinido.

Lo mismo sucede con el transporte público. En Hermosillo, desde que tenemos memoria periodística, convenios y acuerdos entre concesionarios, operadores y autoridades, van y vienen y siempre ha sido la misma historia. Hacen como que lo cumplen inicialmente y al paso de los meses los vicios y la corrupción siguen presentes.

En un problema sin solución. Por lo menos en el corto plazo.

Son sólo unos botones de muestra. Hay problemas más sensibles a la población que se están atendiendo pero que no alcanzan a satisfacer sus necesidades.

El Gobierno del Estado sí ha ayudado a grupos vulnerables, pero las soluciones a la problemática cotidiana continúan publicándose en los medios de comunicación tradicionales y en las revolucionarias redes sociales.

Es un mal que viene desde la cabeza. Al Presidente López Obrador le interesa mucho más su discurso de predicador, que solucionar los verdaderos problemas del país.

Y hay problemas que aparentan no tener solución. Nada de eso. Desde luego que tienen solución, pero se requiere de liderazgos que se decidan a hacerlo con la sensibilidad propia de alguien que quiere a su gente y que utiliza los recursos para ayudar a la gente, no para cubrir otros intereses.

Pero se tiene la seguridad de que mucha gente no quiere saber de esos problemas y mejor esperaría a disfrutar una función de box, un buen concierto musical, una exposición pictórica o la presentación de un libro.

Son buenas fórmulas para dejar a un lado las tensiones. Aunque los problemas continúen en la agenda cotidiana.

EL PRESIDENTE López Obrador estará de nuevo en Hermosillo la próxima semana… El día 12 de marzo verá de nuevo a papás de las víctimas de la Guardería ABC y a familiares de los LeBaron, víctimas del crimen en Bavispe el pasado noviembre… Es dar seguimiento a la agenda de la investigación y el cumplimiento por parte del gobierno, específicamente del IMSS, a niños con secuelas de aquel horrible incendio de junio del 2009.

Y EL MENSAJE de odio y división de los mexicanos, cotidiano, de parte del Presidente de la República, ha llegado hasta a los periodistas que cubren “las mañaneras”… Ya existen abiertos enfrentamientos entre abyectos a AMLO y quienes ejercen una crítica al régimen.