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De Primera Mano | ¿Qué sigue? ¿Un “tronido” económico?

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

EL PRESIDENTE López Obrador dijo ayer ante cientos de personas en la población de Marquelia, en el estado de Guerrero, que “No nos van a hacer nada; ningún infortunio o pandemia nos va a afectar, porque cuando no hay corrupción el presupuesto rinde, alcanza”.

Paralelamente, su equipo responsable de enfrentar el escenario del Coronavirus, los gobernadores de los estados, los presidentes municipales, la Iniciativa Privada, se ha puesto en “Modo Covid-19” y están anunciando las medidas precautorias, a efecto de evitar una mayor expansión masiva de la enfermedad.

Hasta ayer, la contabilidad de casos confirmados en México de esa nueva cepa, alcanzó los 56. Los eventos masivos más importantes, dejando a un lado el interés económico y las pérdidas que ello significa, se están suspendiendo, al igual que las clases y toda actividad académica en universidades, preparatorias y en los millones de niños que cursan la educación básica a partir del lunes 23 de marzo y hasta el día 23 de abril.

La actitud de insensibilidad asumida por el Presidente de la República ante el evidente problema, corre el enorme riesgo de perder en la mesa de su credibilidad e imagen que se ha deteriorado notamente a partir de este año y, sobre todo, en las semanas más recientes.

Si hay un fenómeno especial alrededor del mundo, de sus principales potencias y el factor económico está de por medio, México evidentemente no está dentro de esa jugada.

No sólo eso. El aval de López Obrador para que en una consulta pública se determine en Mexicali, Baja California, si se queda o se va la empresa “Constellation Brands”, luego de una inversión millonaria aplicada en el lugar que rebasa los 1,400 millones de pesos, habla del augurio para una pérdida total de la confianza en la “Cuarta Transformación” del inversionista, no sólo extranjero –como es el caso-, sino también del inversionista nacional.

En “Constellation”, empresa fabricante de cerveza (con inversión de 2 mil millones de dólares caminando también en Cajeme, en Sonora”, están intereses poderosos de Inglaterra, Canadá y Estados Unidos. Un inesperado retiro de su proyecto en la capital de Baja California, podría desencadenar un fenómeno extraordinario que incluiría el retiro de capitales y el colapso en varios rubros, no sólo en la Bolsa de Valores de México.

A la par, AMLO asegura que cuando no hay corrupción “el dinero alcanza”, pero sólo critica al pasado “corrupto” y no repara en que ese mismo pasado le dejó dinero en caja,  líneas de crédito y un fondo para contingencias, muy necesario para enfrentar escenarios como una pandemia. Y el dinero se acaba.

Sin embargo, dinero ahora no hay. El presupuesto federal se ha recortado y los medicamentos, gracias al nuevo sistema de adquisiciones del gobierno federal, no están disponibles para un número importante de pacientes con enfermedades crónico-degenerativas.

Si en los próximos días entramos a la fase 2 de la presencia del Coronavirus en nuestro país, el mal se va a expandir de población en población y no existe garantía alguna de que el gobierno federal tenga los recursos y los medicamentos suficientes para enfrentar el problema.

Lo que seguiría ante esa crisis, sería un “tronido económico”, a la par con las naciones más poderosas del planeta, que ante el escenario que ha semiparalizado sus actividades, se han blindado ante lo que parece inevitable: Una guerra económica entre China, Estados Unidos, Rusia y el mundo árabe.

Pero “ningún infortunio ni pandemia le hará nada a México, porque no hay corrupción y el dinero entonces, alcanza”, dice López Obrador en su mundo, completamente distinto al resto de la población en su país y fuera de él.

Es una carta puesta en la mesa por el primer mandatario de la Nación. Perderla significaría perder –casi- todo.

Bueno, lo que le hace falta. Porque gran parte de su humanidad ha terminado con la paciencia de las y los mexicanos productivos.