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Efecto Soles: irradian energía a la afición futbolera

Por Rigo Gutiérrez E. /

El balón rodaba imparable de punta a punta. Diez jugadores deslizándose como felinos sobre una alfombra verdosa en el CUM. Luces inteligentes colgaban del domo, una enorme pantalla sobre una portería, música tecno imponiendo acelerado ritmo. Jóvenes, niños, cientos de niños salpicando el graderío. Se trata de un nuevo fenómeno deportivo en Hermosillo: el futbol rápido de Soles de Sonora que acaba de ganar su pase a la final de Conferencia de la Major Arena Soccer League MASL —liga conformada por equipos de América del Norte—.

Aquí el balón nunca para de rodar. Siempre en movimiento, hasta escuchar el ensordecedor silbato del árbitro.

El juego es sencillo. Son cuatro tiempos de quince minutos. Si el balón sale de la cancha, para el cronómetro. Si el árbitro marca falta, para el reloj. Los directivos técnicos pueden pedir tiempo fuera. Además no hay límites en relevo de jugadores.

El balón es una ráfaga sobre el césped artificial. Rebota de un lado a otro.

La tarde del sábado, el encuentro era Soles de Sonora contra Sockers de San Diego. Ya se conocían las caras. Pero ese partido era el boleto a la final y así aspirar enfrentarse a otros equipos de Estados Unidos.

Isamael,seguía con ojos imantados al balón desde la banca de lado. “¡Ésa era falta, saca tarjeta azul!”, reclamaba con furioso grito al árbitro. Y es que ese cartoncillo amonesta al jugador y el equipo contrario tiene un tiro a balón parado. El chico de doce años entendía perfectamente las reglas.

7 Jugada
Apenas es su temporada inaugural y ya van a la final de conferencia para enfrentar a otros equipos de circuitos en Estados Unidos.

Cada tanto, Juan rebuscaba con su mano dentro de la bolsa de frituras que ya parecía más bien una rojiza masa. A él lo acompañaban su mamá y una hermana quienes también seguían con emoción el partido.

Los dos primeros tiempos el marcador lucía reñido. Para el tercer tiempo, uno, dos, tres y hasta cuatro goles de diferencia pesaron sobre el equipo de casa. Sin embargo la afición no dejó de apoyar.

Así, Soles abrió el último cuarto achicando la ventaja. Un último cuatro que se vivió intensamente. Cada gol de los locales estallaban los gritos. Cada gol de los contrarios rezumbaba la rechifla. La tensión al máximo. Nadie quería despegarse de la butaca y quienes por necesidad lo hacían —como ir al baño—, regresaban corriendo. Los pasillos del CUM y hasta el puesto de venta de cerveza estaban desérticos. Todos aclamando un gol más para recuperarse en el marcador. Finalmente el marcador no alcanzó y el partido se fue a tiempo extra.

Así, con el marcador cero a cero inició la última etapa.

Las gradas del CUM no se vaciaron.

Miguel, el papá de dos infantes sentados en la fila de abajo, solo salió para abastecer a los niños de más golosinas. La porra brava de jóvenes ubicada asientos más debajo de pronto desapareció, pero antes de reanudar el tiempo extra regresaron, solo habían salido a “echar humo”.

Las luces amarillas se enfocaron en el centro de la cancha para el saque inicial. La música tecno reinició con el ritmo del juego. El balón salía disparado de un lado a otro. El esférico rebotaba en los márgenes de la cancha, caderas, rodillas, hombros, tacón, jugadas de fantasía en segundos. Los de San Diego tenían control por aire, cabeceaban hasta en tres ocasiones, bajaban y remataban directo a la portería. Soles mantenía inexpugnable defensa y reemprendían contraataque relámpago por los costados: uno, dos, tres, pases y remataban con el potente arsenal, como el de Roberto Escalante que abrió el marcador tras cobrar una infracción. Al penetrar la portería, el CUM estalló en un alarido.

Con los ajustes desde la banca y el respaldo del público, Soles se cargó de energía y vendrían en cascada más goles para aplastar al aguerrido equipo californiano.

Franck Tayou, capitán de la escuadra sonorense.
Franck Tayou, capitán de la escuadra sonorense.

En quinto tanto llegó con potente disparo del camerunés Frank Tayou. El público se entregó futbolista de 25 años y aspirante a Jugador Más Valioso MVP.

Tras casi cuatro horas de futbol, desde las gradas se organizó la “ola” y a todo pulmón cantaban el “Cielito lindo”. Los niños pegados atrás de la portería del equipo ganador queriendo saludar a los futbolistas triunfadores. Los veían como todos unos héroes. Sus nuevos héroes.

El sexto gol de Soles abrió las puertas a la final y no solo ganó un encuentro, ganó una afición ávida de triunfos.