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El enigma de la muerte

“He de morir de mi muerte, de la que vivo pensando, de la que estoy esperando y en temor se me convierte. Mi voz oculta me advierte que la muerte con que muera no puede venir de fuera, sino que debe nacer de la hondura de mí ser donde crece prisionera”.

— Elías Nandino

Por Dr. Jorge Ballesteros

La muerte es constitutiva a la naturaleza humana y por ello tiene que acontecer de forma natural.

Siempre el tema de la muerte es espinoso. De ella no suele hablarse. La cultura contemporánea ha superado muchos tabúes, sin embargo, persisten aquellos relacionados con la muerte.

En concreto, la muerte sigue siendo un tabú social. Por tanto, se puede afirmar que el tema de la muerte es una cuestión evitada.

Tanto es así que hablar del final de la vida humana no vende bien en una sociedad consumista, productivista y hedonista. Vende lo eternamente joven, lo sano, lo útil… Pero ante la muerte comparece con más claridad la verdad y los límites de la cultura contemporánea que no sabe exactamente qué hacer con ella.

Como mucho ocultarla o intentar retrasarla al máximo su llegada inevitable. Pero por mucho que nos empeñemos, antes o después, en nosotros mismos, o en personas cercanas a nosotros, la muerte nos visita.

Luego, ante ella comparecen no sólo los límites de la cultura contemporánea, sino también nuestra propia identidad.

Por este motivo, intentar evitar la muerte o retrasarla no tiene sentido. La muerte es una de las dimensiones de la realidad vital humana. Forma parte del ser humano. Que nuestra vida sea vulnerable y que se acaba, aparte de indudable, es algo que nos ocurre y a todos nos afecta. En este sentido, se advierte que para todo ser vivo es tan natural nacer como morir.

La muerte se manifiesta como dimensión fundamental de la existencia humana, en la experiencia de la muerte de la persona amada. Se puede presentar como: Conocimiento Conceptual y como un Conocimiento Real.

A menudo la conciencia de la muerte es meramente conceptual; es como tantas cosas que se saben por el hecho de haberlas oído de otros, pero que no implican un conocimiento real y personal.

La mayoría de las personas tratan de no pensar en ella o de olvidar la idea misma de la muerte, o tratan de negarla con el sofisma contenido en la antigua frase de Epicuro: “Solo existe lo que se siente y como la muerte no se siente, la muerte no existe”.

Más tarde: “Oh muerte, no debo temerte, porque cuando estás tú no estoy yo; y cuando estoy yo no estás tú”
Hoy por el contrario, se rechaza la muerte y se la enmascara de enfermedad; se pretende alejar al moribundo de la idea de su propia muerte; se muere sin darse cuenta, y ya no se tolera que se haga ver al enfermo la proximidad de ella. Con esto se impide que el agonizante se despida de sus seres queridos, arregle sus asuntos con Dios y con los hombres antes de irse.

Se manifiesta como dimensión fundamental de la existencia humana, en la experiencia de la muerte en los otros. En ella, el hombre se da cuenta de un modo existencial cuál es la naturaleza de la muerte y de lo que significa ser mortal.

“Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero”: Santa Teresa de Ávila.

No es mi muerte, ni la suya, sino la muerte de quienes amamos. El único problema esencial surge del conflicto entre la muerte y el amor. A la persona que amo y con la cual ya no podré comunicarme. Su muerte en cierto modo, es también mi muerte.

“Día vendrá en que amanezcas y no anochezcas, o anochezcas y no amanezcas”: Fray Luis de Granada.

A diferencia del animal, el hombre es consciente de que tiene que morir.

La certeza de la muerte está siempre presente de alguna manera en el horizonte de la vida: La conciencia de la vida unida a la conciencia de la muerte.

Este mundo es el camino

para el otro, qu’es morada

sin pesar;

mas cumple tener buen tino

para andar esta jornada

sin errar.

Partimos cuando nacemos,

andamos mientras vivimos,

y llegamos

al tiempo que fenecemos;

así que cuando morimos,

descansamos.

Copla V de Don Jorge Manrique por la muerte de su padre

¿Qué nos espera después de la muerte? ¿Será nuestra muerte una total aniquilación o un principio?

 

*ASFIL Asociación Sonorense de Filosófía