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El estadista y el estrés

Por Wilfrido Yeomans Orozco

Los grandes líderes mundiales cuentan con particularidades que lo hacen ser el centro de los reflectores. Dentro de esas particularidades hallamos el cómo manejan sus emociones, para este caso nos enfocaremos en el estrés.

En este sentido, nos apegamos al concepto de estrés definido por Hans Selye: «El estrés es una respuesta no específica del organismo ante cualquier demanda que se le imponga». Es decir, el cuerpo reacciona físicamente por situaciones de exigencia o desafío.

Un líder político debe saber manejar las emociones, con esto nos referimos a que está sumergido en una serie de responsabilidades que llegan a causar desestabilidad emocional. Hoy en día todas estas responsabilidades están “supervisadas” por muchos ojos, ya que, con las nuevas tecnologías, la información se mueve minuto a minuto, es decir, que cualquier movimiento, sea acertado o no, queda registrado y puede provocar impacto a nivel nacional o mundial. Es por ello por lo que hay que saber manejar la presión.

Los Estados Unidos de Norteamérica contaron, en la pasada administración, con una figura que reunía las características antes mencionadas, liderazgo y manejo de crisis. Nos referimos al expresidente Barack Obama. Con una formación académicamente sólida, Obama fue tejiendo su carrera política desde abajo. Esto le permitió formar carácter y afrontar momentos de gran estrés.

Siendo un gran estadista, su temple lo llevó a ganar el Premio Nobel de la Paz por regresar a casa a las tropas norteamericanas provenientes de Irak. Logró sacar a su país de la crisis del 2008. Implementó el Obamacare, donde la población más desprotegida obtuvo por ley, asistencia médica, a pesar de las críticas que recibió por ciertos sectores de la sociedad. Siendo, además, un presidente que respetaba su oficio.

Lo anterior viene a colación, ya que actualmente nos encontramos presenciando las campañas electorales para elegir al presidente de México. Donde el candidato tiene que mostrar capacidad para controlar las emociones y los niveles de estrés. Se necesita un presidente preparado, capaz de resolver tareas importantes, con temple y sabiduría, pero, sobre todo, que ame su oficio, es decir que adopte a la virtud como forma de hacer política.

¿El candidato ganador sabrá manejar los niveles de estrés? El tiempo nos lo dirá.

 

*Wilfrido Yeomans Orozco

Instituto de Ciencias y Educación Superior, A.C.

Maestría en Liderazgo Desarrollador