Destacada

El futuro de los partidos

Por Bulmaro Pacheco

Ganar o perder una elección presidencial en México puede ser cuestión de vida o muerte para un partido político. Mucho significa si gana la elección. Mucho también si la pierde estando en el poder y aún más si se trata de una elección donde ese partido va en alianza.

En los últimos 80 años, los únicos partidos políticos en México que han perdido una elección estando en el poder son el PRI y el PAN.

El PRI ocupó la Presidencia ininterrumpidamente desde 1929 al año 2000. El PAN solo la ocupó 12 años (de 2000 al 2012), pese a que en el panismo pensaban que iban por más años. Creyendo representar el cambio, cayeron en los mismos vicios que combatían y el desencanto ciudadano no se hizo esperar. Fueron echados del Poder en el 2012.

Al PRI en el 2000 le hizo crisis el modelo sucesorio, y las repetidas crisis económicas minaron su capacidad de retener a sus votantes tradicionales. Cayó su voto duro y la oposición empezó a ocupar espacios políticos en el Congreso, los estados y los municipios.

Entre 1977 —a partir de la primera gran reforma política— y el 2018, México ha registrado un intenso movimiento de partidos políticos en contienda (creación, participación, consolidación, desaparición, etc). Desde 1929, la creación del PNR, 1939 la creación del PAN, 1948 del PP y de 1960 en adelante PPS y 1954 del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM).

Hasta 1976 el sistema político funcionó básicamente con esos cuatro partidos políticos, con la excepción de 1940, 1946 y 1952 que los escindidos del PRM y el PRI, Almazán Padilla y Henriquez Guzman participaron en sendas candidaturas presidenciales con el PRUM, el Partido Democrático de breve vida y la FPPM.

Con dirigencias cuyo origen fue el desprendimiento del PRI, en mayo de 1989 se forma el Partido de la Revolución Democrática. Eso da lugar a que desaparezcan del escenario político el antiguo Partido Comunista Mexicano, que se transformó en PSUM en 1981, y que seis años después, con la fusión del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) de Heberto Castillo, diera lugar al Partido Mexicano Socialista (PMS).

Antes, y como fruto de la reforma política surgieron organizaciones partidistas como el PDM y el Partido Socialista de los Trabajadores, de Rafael Aguilar Talamantes, que posteriormente se llamaría Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN) que desapareció en la elección de 1997.

Otros desprendimientos del PRI fueron, en 1999 con la formación del Partido Convergencia (hoy movimiento ciudadano) y el PANAL (Nueva alianza) en 2006. Convergencia se convirtió a Movimiento Ciudadano en 2012. En 2006 el PANAL participó con candidato presidencial propio: Roberto Campa.

El partido del Trabajo, que participó por primera vez en la elección de 1991, fue formado desde el gobierno para hacerle mayor competencia al PRD. El Verde Ecologista—como tal—, surge en 1993. En 1994 ambos partidos participaron con candidatos propios en elecciones presidenciales: Jorge González Torres y Cecilia Soto González.

El Partido Demócrata Mexicano, surgido de la reforma política de 1977, derivó en la Unión Nacional Opositora y después en al Partido Alianza Social (PAS); pero desapareció en el 2003.

Ha habido dos partidos socialdemócratas: uno (Sanchez Aguilar) desparecido en 1982 y el otro en el 2009. El Partido revolucionario de los Trabajadores (PRT) surgió en 1976 y desapareció en 1991.

El Partido Mexicano de los Trabajadores PMT), de Heberto Castillo y Demetrio Vallejo, solo participó en la elección de 1985. Posteriormente se fusionó con el PMS y postuló por breve tiempo a Heberto Castillo como candidato presidencial (1987). Al final declinaría en favor de Cárdenas.

El Partido de la Sociedad Nacionalista, de la familia Riojas, solo participó en los procesos electorales del 2000 y 2003. Desapareció también en medio de escándalos por su desaseado manejo financiero y político.

El Partido Democracia social participó con ese nombre en la elección del 2000.  Como México Posible en 2003, como Alternativa Socialdemócrata y Campesina en 2006 y finalmente Como Partido Socialdemócrata en 2009. Ese año, al lograr apenas el 1.03 % de los votos, desapareció.

Los partidos Fuerza Ciudadana y Liberal Mexicano solo participaron en la elección intermedia del 2003. Al obtener el 0.46 y el 0.41% de los votos desaparecieron del escenario político.

Morena surge bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, principalmente como un gran desprendimiento del PRD y ha ido aumentando su membresía en la medida que las encuestas lo ubican como el favorito para ganar la elección presidencial.

Participó en su primera elección en 2015 y obtuvo un 8.39 % de los votos, con 47 diputados federales. Volvió a participar en elecciones para gobernador en 2016 y dio fuerte pelea en el Estado de México y Veracruz.

El Partido Humanista solo participó en un proceso electoral en 2015 y obtuvo el 2.14 % de la votación. Ese año desapareció.

El Partido Encuentro Social surge en México como el primer partido político de orientación religiosa, primero partido estatal en Baja California en 2006 y nacional desde 2014. Desde el Partido Católico Mexicano,  de 1911 cuyo lema era “Dios, Patria, Libertad” no se había tenido en México un partido político así.

En la elección de 2015, Encuentro Social obtuvo el 3.5 % de la votación y ahora va en alianza con Morena y el PT, apoyando a López Obrador.

¿Cómo le han hecho para durar políticamente los grandes partidos y cuáles han sido las causas de extinción de los demás?

La mayoría ha desaparecido porque no han alcanzado el porcentaje de votos (ahora 3%) exigido por la ley para conservar su registro.

Otros factores: la propia historia de cada uno de los partidos; su presencia en el territorio nacional; sus estructuras estatales, municipales y territoriales; y una muy importante: la sumatoria de las posiciones políticas obtenidas en estados y municipios y en el Poder Legislativo nacional y estatal, que les ha dado la posibilidad de ampliar su radio de acción y sus estrategias de participación política en los procesos electorales.

De cara al proceso electoral del próximo julio, vuelve a plantearse la disyuntiva de cada uno de los partidos políticos, pierdan o ganen.

¿Qué va a pasar con un PRD dividido, sangrado y sin liderazgos de peso y sin el gobierno de la Ciudad de México, que gobernara de 1997 a 2018?

¿Qué va a pasar si pierde también —como seguramente ocurrirá— los gobiernos de Tabasco y Morelos, y con el gobernador de Michoacán orientando su voto a favor del PRI y José Antonio Meade? Una crisis fuerte se avecina en el PRD, de paso también debilitado por Morena.

¿Qué va a suceder con el PAN —en caso de que pierda— con un liderazgo provisional y con un candidato presidencial con múltiples frentes abiertos que le va a dificultar el aterrizaje político? El PAN va a entrar a una crisis similar a las de1975, 1992 y 2012. Aunque todo indica que habrá una carnicería en el PAN, a diferencia de sus primeras crisis, quizá logre atenuar las tensiones por el número de gobernadores, alcaldes y legisladores que le queden y que seguramente habrán de perfilar un nuevo liderazgo que surja de entre sus gobernadores.

El caso del futuro del PRI es el más analizado y discutido y es el partido sobre el cual se tejen el mayor número de historias y especulaciones.

Unos dicen que se va a achicar si pierde la elección; que va a nutrir las bases de Morena; que va a desaparecer ahora sí —como lo han venido proyectando de 30 años a la fecha— del escenario nacional. Unos más sostienen que se va a disgregar en regiones y entidades. Otros que va a empezar una purga de militantes para buscar culpables de su probable debacle electoral en caso de perder la presidencia y las gubernaturas.

¿Y Morena? Si Morena llega al Poder, su problema sería cumplir sus compromisos con la gran variedad de clientelas que ha recogido a lo largo de la campaña. Si Morena perdiera la elección presidencial, se convertiría en un partido con algunos gobernadores y presencia legislativa. Su dilema serían sus liderazgos a futuro y la estabilidad del sistema.

Decía Octavio Paz, en 1994: “El PRI, como todas las obras humanas, es hijo del tiempo y de la acción colectiva de varias generaciones. No nació de la teoría sino de la práctica. Sin embargo, el hecho básico, el que lo define y del que proceden todas sus otras características es su origen: fue una creación del Estado”. Paz dijo eso antes de que el PRI enfrentara su primera derrota presidencial. Después otra y el PRI no desapareció. Tanto en el PRI como en el PAN, Morena y el PRD —ganen o pierdan—, se avecinan turbulencias y reformas que perfilarán su viabilidad futura. 

Decía Vicente Lombardo Toledano: “¿A qué se debe que el PPS en lugar de crecer numéricamente, se ha ido reduciendo o enjutando? Era una pregunta -de Lombardo-, que pesaba en la mente de no pocos militantes, creando un ambiente de insatisfacción”. (Spenser). Por ahí pudiera estar la cuestión. Falta tiempo. Ya lo veremos.

 

[email protected]