El grito ahogado de los niños migrantes
Por Gerardo Moreno /
Sin la intensidad y promoción tan grande que recibió en el 2014, el problema del tráfico de menores migrantes no acompañados que viajan desde distintos lugares del sur de México y países Centroamericanos hacia la frontera con Estado Unidos, sigue presente y se ha intensificado este año, pero ninguna autoridad quiere escuchar el temor y llanto de estos niños que abandonaron su lugar de origen, buscando refugio en el país del norte.
Los familiares de estos menores, en muchas ocasiones, debieron contratar a “Polleros” —redes de tráfico de personas—, algunas operadas por bandas del crimen organizado, que cobran enormes cantidades para cruzarlos por el territorio nacional y luego introducirlos a Norteamérica. Pero en esta travesía de miles de kilómetros ven vulnerados todos sus derechos, y sin importarles ninguna circunstancia, tanto las autoridades de los Estados Unidos como de México, siguen deteniendo y enviando a los menores migrantes a su lugar de origen.
Repunta 90% detenciones de menores migrantes
A diario son miles de niños centroamericanos y connacionales los que cruzan por la frontera entre México y Estados Unidos, sin embargo, allá son detenidos por la Patrulla Fronteriza y deportados. Según estadística de la Oficina de Aduanas y Protección de la Frontera Americana (USCBP, por sus siglas en inglés) en el año fiscal 2014, periodo en que explotó la crisis humanitaria, se registraron un total 68 mil 541 detenciones de menores no acompañados en la frontera sur Norteamérica. Para el 2015 la cifra bajó a 39 mil 970 niños migrantes asegurados.
Este 2016 se registra un repunte de los infantes detenidos en Estados Unidos, ya que en lo que va del año fiscal del vecino país (del primero de octubre del 2015 al 29 de febrero) ya se tienen registrados un total de 23 mil 553 menores no acompañados detenidos por la Patrulla Fronteriza, un incremento del 89% en comparación al mismo periodo del año pasado donde se registraron 12 mil 490.
El principal lugar donde la Patrulla Fronteriza detiene a los menores migrantes es en el sector denominado “Valle de Río Grande”, en Texas, donde tan solo en el 2016 ya se han asegurado a un total de 13 mil 946 niños migrantes no acompañados.
El Segundo lugar lo tiene Tucson, Arizona, donde este año ya se han detenido a 2 mil 930 menores.
Traficantes definen nuevas rutas
Ahora las bandas de tráfico de menores están buscando otros lugares de la frontera por donde introducir a los infantes, por ejemplo en el sector de Yuma, la Patrulla Fronteriza incrementó en un 500% la detención de menores no acompañados, donde este año ya detuvo a mil 327, contra 212 del 2015.

Le sigue el sector denominado “Big Bend” (un parque nacional de EE.UU. ubicado en Texas) donde el flujo de niños migrantes creció un 296%, al pasar de 142 en el 2015 a 562 en el 2016.
En tercer lugar se encuentra El Paso, Texas, donde la detención de menores migrantes creció de 433 a mil 394 (es decir un 222%). Y en cuarto lugar se encuentra el Sector “Del Río”, donde se incrementó la detención de niños migrantes de 543 a mil 165.
En el 2016 el principal país expulsor de menores no acompañado es Guatemala con 8 mil 329, luego el Salvador con 6 mil 621, México es tercer lugar con 4 mil 658 y cuarto Honduras con 3 mil 608.
El paso invisible de los niños centroamericanos
Según datos de la Agencia para los Refugiados de la Organización de las Naciones Unidas (Acnur por sus siglas en inglés) se estima que el principal motivo porque los menores migrantes dejan su hogar es huir de la violencia y altos índices de criminalidad que hay en su país de origen y por eso mejor arriesgan su vida para encontrarse con algún familiar que vive en los Estados Unidos.
La Acnur señala que el problema es que las familias deben optar por contratar “coyotes” (traficantes de personas) para guiar a los menores de edad desde su país de origen, cruzar el territorio mexicano hasta llegar a la frontera con Estados Unidos y luego ingresar ilegalmente a ese país.
Este tráfico de personas se ha convertido en un negocio ilícito muy rentable, que genera más de seis mil millones de dólares anuales, según estimaciones de la oficina contra las drogas y el crimen de la ONU. Tan solo en Sonora, se estima que “los polleros” llegan a cobrar hasta tres mil dólares por persona para cruzarla a los Estados Unidos.
México cómplice de la crisis… ¿Y Sonora?
A raíz de la crisis humanitaria del 2014, el Gobierno Mexicano implementó el programa “Frontera Sur”, donde se intensificó la vigilancia en los principales cruces migratorios con el fin de desincentivar el flujo de centroamericanos hacia los Estados Unidos, pero el resultado fue que el país se convirtió en un violador de los derechos humanos de los migrantes y de los menores no acompañados.
Lo anterior lo advirtió la doctora José Knippen del Centro de Análisis e Investigación “Fundar” en el informe “Un camino incierto. Justicia para delitos y violaciones a los derechos humanos contra personas migrantes y refugiadas en México”. El documento señala que en México se han criminalizado a los migrantes a tal grado que en el 2015 crecieron las detenciones y deportaciones de centroamericanos en un 76%, al llegar a la cifra récord de 168 mil 280 migrantes, de los cuales 27 mil 500 fueron menores de edad.

En ese sentido, Sonora también entró a la problemática e implementó el programa “Regreso a Casa”, operado por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), donde reciben a todos los niños deportados de Estados Unidos, los protegen y albergan en una casa hogar mientras logran repatriarlos a su lugar de origen.
Según los datos de la misma dependencia, del primero de enero al 31 de marzo del 2016 se han asegurado a 766 menores migrantes no acompañados en sus tres módulos (San Luis Río Colorado, Nogales y Agua Prieta), donde les brinda resguardo, alimentación y atención psicológica, médica y jurídica.
“Nuestro ideal es que pasen el menor tiempo posible en Sonora. El transcurso del tiempo que nos tardamos es en lo que localizamos a los familiares y quienes son su red de soporte, en primera instancia buscamos a los padres y en segundo lugar algún familiar”, explicó Karina Zárate Félix, directora del DIF Sonora.
Zona de refugiados
En todo este panorama siguen sin respetarse los derechos humanos de los niños migrantes, tanto en México como en Estados Unidos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe “Refugiados y migrantes en Estados Unidos: familias y niños no acompañados”, de octubre del 2015, le recordó al gobierno Norteamericano que debe velar por el deber supremo de dar asilo a quien lo necesita, el principio de no devolución de menores y cuidar el interés superior del niño, por lo cual debe adecuar sus políticas de migración en ese sentido.
Para esto, realizó una serie de recomendaciones, entre ellas: capacitar a los agentes fronterizos en materia de derechos humanos y trato a los menores de edad; que organismos independientes y expertos en la materia evalúen cada caso de menores no acompañados para ver si requieren la protección del Estado; y otorgar gratuitamente un abogado y un tutor provisional a los niños asegurados para que defiendan su estatus migratorio.
Así como detener la práctica de devoluciones inmediatas de menores mexicanos; que se permita la evaluación del desempeño de la Policía Fronteriza de parte de organizaciones civiles; se mejoren las condiciones de los centros de detención; e implementar un programa binacional de seguimiento para asegurarse que los menores repatriados no vayan a un lugar que ponga en peligro su integridad física.
Estas recomendaciones también se aplican a México, sin embargo, ambos países han dejado atrás las políticas de protección a los menores no acompañados y comenzaron a aplicar una práctica de criminalización, detención y exportación a todos los migrantes que cruzan por su territorio. A dos años de la crisis humanitaria, los derechos de los niños migrantes sigue siendo pisoteado.