El trasfondo político de nombres geográficos
¿Golfo Pérsico o Golfo Arábico? ¿Mumbai o Bombay? ¿Malvinas o Falkland?
Algunos nombres geográficos no nos dicen simplemente dónde vivimos o hacia dónde vamos. Tienen un trasfondo político y pueden generar conflictos.
China reaccionó firmemente la semana pasada cuando Japón le puso nombre a 158 islas frente a sus costas. Cinco de ellas son reclamadas por ambos países y tienen nombres distintos: son las islas Diaouyu para los chinos, las Senkaku para los japoneses.
«Ninguna acción unilateral por parte de Japón va a cambiar el hecho de que Diaoyu y las islas que la rodean pertenecen a China», declaró el portavoz del ministerio del Interior chino Qin Gang en alusión a las islas en el mar de China Oriental.
«En cierto sentido, un nombre refleja la propiedad (de un lugar), porque implica la comprensión y la legitimidad del legado cultural e histórico de quienes acuñaron ese nombre», expresó el profesor Dan Montello en el portal del departamento de geología de la
Universidad de California, en Santa Bárbara, en el 2010. «Es por ello que los colonizadores y quienes reclaman un territorio generalmente cambian la toponomía, y los dueños originales le vuelven a dar su viejo nombre si se les presenta la oportunidad».
Saigón pasó a ser Ciudad de Ho Chi Minh en 1976, cuando el norte derrotó al sur en la Guerra de Vietnam.
Desde 1984 se habla de Burkina Faso, no del Alto Volta, como los colonizadores franceses llamaban a ese estado de Africa occidental.
En la India, otrora colonia británica, Bombay se convirtió en Mumbai en 1995 y al año siguiente Madras fue renombrada Chennai.
Los argentinos, por su parte, hablan de las islas Malvinas para aludir a un conjunto de islas que ocuparon en 1831 y del que fueron expulsados por los británicos dos años después. Los británicos las llamaron islas Falkland, el nombre del estrecho que separa las dos islas más grandes. Malvinas es un derivado del nombre Iles Malouines, como bautizó a las islas el explorador francés Louis Antoine de Bougainville en 1974.
Los políticos a veces cambian los nombres para atizar el nacionalismo de la gente. Muchos residentes de Mumbai todavía se resisten a usar ese nombre, elegido por un partido que llegó al poder luego de atizar violentas manifestaciones contra los musulmanes, de acuerdo con Naresh Fernandes, autor de «»City Adrift: A Short Biography of Bombay» (Ciudad a la deriva: Una breve biografía de Bombay).
«Dadas las sangrientas circunstancias en que se cambió el nombre, la palabra Mumbai me huele a triunfalismo presuntuoso. Para mí siempre será Bombay», dijo Fernandes, quien cubrió la noticia del cambio de nombre para la Associated Press en 1995.
AP