El valor de la persona humana

La dignidad así entendida se vincula con la libertad, pero no se reduce a ella. Se trata de una dignidad ontológica, es decir, que todos tienen por igual por su condición de seres humanos
Por Dr. Jorge Ballesteros
La piedra angular de los derechos humanos es el respeto a la dignidad inherente de todo ser humano y la inviolabilidad de la persona humana.
En nuestra época neomodernista, se está viendo a los seres humanos como carentes de derechos. El tráfico de órganos se ha convertido en un negocio internacional. Lo mismo sucede con la fertilización in vitro que, en Estados Unidos, mueve cerca de cinco mil millones de dólares cada año…
En la Fertilización in vitro, no se salvaguarda la vida del embrión. Algunos mueren al no implantarse. Otros permanecerán congelados. Se descongelaran y morirán. O serán utilizados para experimentar. El embrión es reducido a un objeto.
¡El colmo! En Holanda se quiere arrancar los órganos a pacientes vivos que esperan la eutanasia. Se propone eliminar la normatividad de estar muerto para poder donar órganos.
Se propone que los médicos puedan extraer los órganos de pacientes vivos que hayan solicitado la eutanasia, legal en países como Bélgica y Holanda, para asegurar los trasplantes. Se asegura que los “los órganos frescos mejorarían las posibilidades de que el trasplante tenga éxito”.
Hombres y mujeres no están siendo tomados como seres humanos, sino como material de uso para experimentos científicos.
Las células madre obtenidas a partir de la destrucción de un embrión humano se quieren patentar, arguyendo que se utilizan con fines científicos y no comerciales o industriales. Lo cual, moralmente es inaceptable, porque que implica recurrir a métodos que permiten obtener células progenitoras a partir de células madre de embriones humanos que son destruidos con este fin y por un afán de dominio, como si se trataran de piezas de un carro y no de un ser humano.
Otro síntoma del desprecio a la dignidad de la persona son Los Vientres de Alquiler, es una práctica cada vez más extendida, significa llanamente la compra y venta de mujeres como método de inseminación artificial. La mujer se convierte en una fábrica prestadora de su vientre por un contrato económico y los hijos resultantes son tratados como mera mercancía.
Quieren convencernos de que las mujeres son vendibles y comprables, despojándolas de su valor como seres humanos, cosificándolas, viéndolas como medios y no como fines
¿Y qué decir del aborto? El no nacido es una persona completamente indefensa. Vivimos en una sociedad en donde todos gozamos de iguales derechos, menos el no nacido, porque no puede exigirlos y cada vez existen más legislaciones que atentan contra su vida. ¿Qué acaso no debe protegerse la vida del ser humano no nacido? ¿Será el espíritu de la ley acabar con los seres más indefensos e inocentes?
La vida física, por la que se inicia el itinerario humano en el mundo, constituye el valor “fundamental”, porque sobre la vida física se apoyan y se desarrollan todos los demás valores de la persona.
La decisión deliberada de privar a un ser humano inocente de su vida es siempre mala desde el punto de vista moral y nunca puede ser lícita ni como fin, ni como medio para un fin bueno. Cada ser humano inocente es absolutamente igual a todos los demás en el derecho a la vida.
El respeto de la dignidad del embrión humano, es decisivo no sólo para la identidad del hombre, sino también es crucial para la calidad justa de una sociedad
La declaración universal de los derechos del hombre, dice: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su propia persona” (art. 3) La vida física, por la que se inicia el itinerario humano en el mundo, constituye el valor “fundamental”,
El primer derecho del ser humano es la vida porque sobre la vida física se apoyan y se desarrollan todos los demás valores de la persona.
La singularidad personal del embrión humano, consiste en que el objeto hipotético del conocimiento sobre el embrión y feto humano, es la persona humana.
Cabe afirmar que tanto la noción de dignidad como la de persona, con la que está intrínsecamente unida, son de matriz cristiana. La dignidad apunta a la igualdad esencial de los hombres al compartir un mismo valor que deriva del hecho de que todos han sido creados a imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 27). Del concepto de dignidad se ocupa santo Tomás de Aquino, y previamente San Buenaventura hablaba de la dignidad como el “rango distintivo de la persona”. Pero será a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX cuando asuma un protagonismo especial en el ámbito del pensamiento social cristiano.
El término dignidad proliferará en los documentos sobre derechos humanos. La dignidad así entendida se vincula con la libertad, pero no se reduce a ella. Se trata de una dignidad ontológica, es decir, que todos tienen por igual por su condición de seres humanos, con independencia de su nacimiento, rango y posición. Y, también, con independencia de su capacidad de auto determinarse, ausente o limitada en los niños, enfermos o ancianos.
La persona está enraizada en el ser, aquello que hace ser persona es el ser y por tener su origen en su ser propio, es una participación superior del ser. Esto quiere decir que desde el momento que somos o que adquirimos el ser, somos personas, esto es, en el momento de la concepción.
En cuanto persona todos los hombres son iguales entre sí, e idénticamente sujetos de derechos inviolables que exigen ser respetados.
Todas las personas son dignas, la perfección y dignidad de la persona humana es común a todos los hombres, en cualquier situación de su vida, desde el aspecto biológico, psicológico, cultural, económico, político, etc. De ahí que tampoco existan categorías de personas en cuanto tales.
Dignidad personal es igual para todos, por eso la igualdad de todos los hombres se fundamenta en esta dignidad personal que les constituye.
Así pues, se considera que la persona es lo más valioso que existe en la naturaleza, solo el hombre, dentro de todos los seres de la tierra, es persona, y precisamente por eso es más valioso. El hombre supera en valor a todo lo material, por el bien personal.