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Estatuto antropológico y ético del embrión humano

La persona debe ser respetada desde su nacimiento porque antes de nacer ya tiene dignidad y si queremos ser justos en la sociedad debemos considerar al embrión como humano y respetar sus derechos humanos

Por Dr. Jorge Ballesteros

El embrión humano es una persona, es un ser humano que se debe tratar con dignidad personal.

El embrión humano es una persona, por tanto, debe ser considerada en la sociedad como alguien más, no como “algo” más.

La dignidad de mi ser personal depende del reconocimiento y del respeto de la dignidad del ser personal de los demás

Esto significa que la persona debe ser respetada desde su nacimiento porque antes de nacer ya tiene dignidad y si queremos ser justos en la sociedad debemos considerar al embrión como humano y respetar sus derechos humanos, sobre todo el primer derecho humano que tiene todo ser: la vida.

Reconocer a las personas como personas se revela como el primer y fundamental deber. Como el fundamento radical de todo deber posterior.

La relación con la persona del otro es la experiencia ética originaria, en la que nace el absoluto del deber moral.

El hombre es fin y nunca medio

El reconocimiento de la persona en su propia dignidad de fin y nunca de medio, de sujeto y no de cosa, de “alguien” a respetar y amar y no de “algo” a usar, aparece como un acto que es debido, como una respuesta de la libertad, adecuada a la realidad del otro y a la justicia de una relación.

La negación de este reconocimiento obligado a otra persona tiene una repercusión de máxima importancia sobre el sujeto que no lo realiza: El que no trata al otro ser humano como persona, hiere con ello mismo su dignidad de persona. Negar la densidad ética de la relación interpersonal significa caer del nivel en que también el propio ser persona tiene significado.

Ejercer justicia social significa tener la voluntad firme de respetar a todo hombre sin hacer distinción de raza, sexo, situación económica, etc. más allá de las diferencias que caracterizan a cada uno de nosotros.

La sustancia del ideal democrático es la idea de que existe una igual dignidad entre todos los hombres, que nacen libres y tienen por ello, un derecho primordial e inviolable a la vida.

Quien no trata al embrión humano como un ser humano comete una de las más grandes injusticias en contra de la humanidad y en contra de la Justicia social.

Cuestión: ¿Es verdaderamente razonable reconocer el bien ético de la persona con todo lo que de ello deriva, desde el punto de vista ético, incluso cuando se trata de un embrión humano? La respuesta es sí.

Para comprobar esto debemos partir desde las ciencias biológicas, metafísicas y éticas.

Partimos de la biológica porque nos preguntaríamos primero ¿Cuándo ha comenzado a existir la persona?

El cuerpo ha comenzado, indudablemente, en el momento de la fusión de los gametos, uno del padre y una de la madre.

Pero el hombre es más que el propio cuerpo, es más que la fisicidad y que la vida biológica de un organismo.

Desde el momento de la concepción el nuevo ser humano ya posee toda la información genética que determina sus características físicas, tales como el color del pelo, el sexo, la estructura ósea, etc.

Sólo necesitará tiempo, alimentación y un ambiente adecuado para su crecimiento y desarrollo.

Su corazón comienza a latir entre los 18 y los 25 días, la base del sistema nervioso se establece alrededor de los 20 días,

A los 42 días el esqueleto está completo y hay reflejos, y a los 45 días se pueden registrar los impulsos eléctricos de su cerebro

A las 8 semanas se le puede hacer un electrocardiograma y detectar los latidos de su corazón. Si se le pone un objeto en la mano, lo agarra y sostiene. Se mueve en el líquido amniótico como si fuera un nadador innato.

A las nueve o diez semanas entreabre los ojos, traga, mueve la lengua, y si se le toca la palma de la mano, hará un puño. Entre las once y doce semanas se chupa vigorosamente el pulgar y aspira el fluido amniótico.

A las 10 semanas ya posee huellas digitales, el cerebro y todos los órganos del cuerpo ya están presentes. Durante esa etapa, si hacemos cosquillas en la nariz del bebé, éste moverá la cabeza hacia atrás para alejarse del estímulo.