Eutanasia a niños y a pacientes psiquiátricos en Bélgica
Bélgica cada vez se vuelve más permisible, se ha visto imbuida por la idea de la eutanasia, debido al apoyo social en el contexto de una sociedad mayoritariamente utilitarista, con el que podría justificarse la eliminación de los estratos más débiles de la sociedad
Por Dr. Jorge Ballesteros
La eutanasia está aprobada en Bélgica desde 2002, y desde entonces más de 10,000 personas han sido “eutanasiadas” en ese país. Los motivos para poder practicarla son que la muerte esté próxima, que haya dolor permanente e insoportable y que exista una petición del paciente para acceder a ella.
Sin embargo, ahora se ha planteado la eliminación de los niños y de los pacientes psiquiátricos en ese país que parece traspasar la línea roja de lo que legalmente es admisible, pues, lo que éticamente es permisible ya fue traspasado hace tiempo.
La implementación de métodos eutanásicos se llevó a cabo a través de un proceso de manipulación social de gran magnitud, que trató de persuadir a la sociedad de que la eliminación de los incapacitados mentales y físicos se hacía fundamentándose en que el valor del ser humano no se medía por su dignidad intrínseca e irremplazable, sino por su valor útil y temporal, es decir, de acuerdo a un materialismo utilitarista rampante.
“La eutanasia es siempre una forma de homicidio, porque un hombre da muerte a otro, por un acto positivo o por una omisión. Es un acto grave de violación a la ley moral de no matar”.
Cuando en un país se legaliza la eutanasia se abre la puerta a una pendiente resbaladiza, que puede ir, como en el caso aquí descrito, mucho más allá de lo que la legalidad permite, aunque incluso esa legalidad también sea éticamente discutible.
Bélgica cada vez se vuelve más permisible, se ha visto imbuida por la idea de la eutanasia, debido al apoyo social en el contexto de una sociedad mayoritariamente utilitarista, con el que podría justificarse la eliminación de los estratos más débiles de la sociedad.
La puesta a punto de un sistema para eliminar por eutanasia a los ciudadanos que presentaban rasgos de debilidad, es decir las personas con incapacidades mentales y físicas. Con este programa se pasaría, ya no sólo de señalar y marginar, sino de eliminar, a determinados grupos poblacionales
Bélgica y Holanda dan nuevos pasos hacia la eutanasia de niños. Si la eutanasia de niños es legalizada en Bélgica este país será el primero en el mundo desarrollado que permita esta práctica.
Bélgica llegó a ser el segundo país en el mundo, después de Holanda en legalizar la eutanasia en 2002, pero solamente para personas de 18 o más años.
Sin embargo, el pasado diciembre el partido socialista belga promovió una guía para asesorar a los médicos sobre si un niño puede tomar decisiones para poder terminar con su vida. La izquierda en todos los países, incluyendo a México, siempre ha ido en la vanguardia en la promoción de la cultura de la muerte como la eutanasia y el aborto, así como los ataques a la familia a través de la ideología de género.
La estrategia que siguen los promotores de la cultura de la muerte, es primero aprobar la muerte por eutanasia a los enfermos terminales que sufren mucho dolor y posteriormente ampliarla a los ancianos, enfermos mentales, a niños, y luego se aplica indiscriminadamente a todos los marginados, débiles mentales, etc. se convierte en una eugenesia totalitaria en que una parte de la sociedad decide quién puede vivir y quién debe morir. ¿Una sociedad distópica? Si y cada vez se fortalece más en la Europa atea de nuestro siglo.
Se ha definido a la eutanasia como “Causar la muerte de otro, para evitar sufrimientos considerados insoportables (por ser personas disminuidas o enfermas o moribundas) a petición de esta persona o bien por considerar que su vida no es digna”.
En cuanto a la dignidad personal, se da una grave confusión entre la dignidad de la vida, en el sentido de modos de vivir y la dignidad de la persona.
Ciertamente hay vidas dignas, e indignas, e igualmente muertes dignas e indignas, pero la persona tiene siempre la misma dignidad. Desde su inicio hasta su fin. No se fundamenta en aspectos biológicos, o éticos, o de otro tipo
La dignidad no varía por los accidentes de la vida Si el constitutivo formal de la persona fuese alguna propiedad esencial, como, por ejemplo, la salud del hombre no sería siempre persona.
Además, como es poseída en distintos grados, según los individuos y las diferentes circunstancias individuales, habrían entonces distintas categorías de personas.
Siempre se es persona. Todos los hombres y en cualquier situación de su vida, independientemente de toda cualidad, relación, o determinación accidental y de toda circunstancia biológica, psicológica, cultural, social, etc., son siempre personas en acto. Un enfermo, un moribundo es tan persona como uno sano.
Por consiguiente, la persona indica lo más digno y lo más perfecto del mundo. “La persona significa lo más perfecto que hay en toda la naturaleza” o como dice Santo Tomás: “Es lo más digno de toda la naturaleza”. De este modo expresa también lo que posee más ser, y, por lo mismo, lo más unitario, lo más verdadero, lo más bueno y lo más bello.
El derecho a la vida. Por ello, de los derechos humanos, el primero es el de la vida, es independiente del estado de salud. El derecho a la vida deriva directamente de la dignidad de la persona. Todo ser humano tiene derecho a la vida por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, por ser persona.
La enfermedad no afecta al derecho a la vida. No se puede hacer depender el derecho a la vida a la calidad de ésta, a una “mala calidad de vida”. El dolor y la muerte no sirven para medir la dignidad humana, no es “control de calidad”. La vida humana es siempre vida personal y goza de la dignidad de la persona.
Una muerte digna no implica la ausencia de dolor. No es un criterio apto para medir la dignidad humana. La eutanasia no es un signo de civilización o de progreso. Pueden dar esa falsa apariencia, porque parece una forma más de luchar contra el dolor y el sufrimiento, que tanto ha progresado en nuestra época.
Pero lo que hace es eliminar al que sufre para que deje de sufrir y así se dice no pierda dignidad. Sin embargo, un humano no pierde dignidad por sufrir. Lo indigno es basar la dignidad del hombre en el hecho de que no sufra.
El dolor, el sufrimiento y la muerte no son un obstáculo a la vida humana, son ingredientes de ella.
Nuestras sociedades en esta época neomodernista están basadas en un materialismo rampante, impregnado de hedonismo decadente. No es fácil comprender el valor positivo del sufrimiento, cuando en nuestra cultura, el placer sensible es un valor supremo, por encima de él no existiría nada superior. Fuera del placer, no hay nada.
La verdadera compasión no consiste en matar al enfermo. Los motivos por los que se actúa, aunque sean buenos no cambian el fin intrínseco del actuar. La verdadera piedad y compasión no consiste en quitar la vida del que sufre, sino en ayudarle.
Lo humano no es matar a los disminuidos, los enfermos o moribundos, sino en estar junto a ellos.
Debe reconocerse que el moribundo tiene derecho a una muerte auténticamente digna. Este derecho, además de incluir los derechos de conocer la verdad de su situación, de decidir sobre las intervenciones que se le ha de someter, el derecho a no sufrir inútilmente, se refiere también al de recibir consuelo y esperanza, que le alivien el sufrimiento moral.
La acción eutanásica no es un acto médico sino un acto homicida impropio del médico. La eutanasia no es una forma de medicina. La razón de ser de la medicina es la curación del enfermo, guardando siempre del respeto a la dignidad humana. El médico nunca puede provocar la muerte, aunque sea por compasión.
La eutanasia es un grave atentado a la vida humana y a su dignidad. La eutanasia no es un acto médico sino un acto inmoral y antisocial.