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Farmacéuticas disputan la patente de las vacunas

Las patentes son una mina de oro para la industria farmacéutica, tienen el derecho exclusivo de vender un medicamento o vacuna por lo menos 20 años

 

Por Rosa Chávez Cárdenas

Las compañías farmacéuticas están en una batalla entre ellas, contra los gobiernos y los científicos. La disputa es sobre los componentes y quiénes son los propietarios de los derechos. Una batalla legal donde hay muchos millones por repartir de los lucrativos derechos de las patentes.

Pfizer y BioNTech libran una batalla por la patente con una compañía pequeña y van a terminar enfrentándose a Moderna. Son muchos millones de dólares en disputa, Pfizer y Moderna van a tener que compartir con otras compañías una parte de los MDD que se están generando con la venta de las vacunas. La pregunta es ¿quién merece el crédito por los descubrimientos científicos?

Las patentes son una mina de oro para la industria farmacéutica, tienen el derecho exclusivo de vender un medicamento o vacuna por lo menos 20 años.

Lo que significa libre de competencia genérica, la patente es lo más valioso para los científicos, las universidades y laboratorios. Si una compañía farmacéutica obtiene licencia para una patente paga regalías por sus ventas.

Las disputas están en juego y son difíciles de resolver en cuanto a la vacuna para el Covid-19, los involucrados son muchos. Incluso los que reciben créditos por investigaciones complicadas que a menudo son trabajos que ya se llevaron a cabo.

Las ganancias han demostrado ser más grandes de los que Wall Street pronosticaba, Pfizer y Moderna han recibido unos 35 mil millones de dólares en la venta de vacunas, solo en los primeros nueve meses del 2021. Las ventas en el 2022 serán más de 52 y dos mil millones de dólares. Estas compañías pagan regalías de la venta de sus vacunas debido a que dependen de investigaciones como la del ARN mensajero llevadas a cabo en la Universidad de Pennsylvania y BioNTech tiene una licencia para una patente del Gobierno Federal de EE.UU. de la que Pfizer tiene una sublicencia.

Moderna pagó 400 MDD en regalías en los primeros nueve meses del 2021. Aparte enfrentan otra disputa, Moderna se niega a incluir a científicos del gobierno como coinventores en la solicitud para la patente estadounidense que incluye un componente clave en la vacuna. Finalmente, Moderna abandonó la solicitud de patente, pidió tiempo para dialogar con el Instituto Nacional de Salud (NIH) en la búsqueda de una resolución más amigable. Mientras Moderna no cuente con licencia su vacuna viola la patente de los NIH, Moderna tendría que pagar más de mil millones de dólares al gobierno por violar la patente.

Moderna y Pfizer están involucradas en batallas por patentes con otras compañías como Allele Biotechnology & Farmaceutical, una compañía en San Diego, estas demandaron a Pfizer y BioNTech al señalar que utilizaban una proteína en sus vacunas que violaba la patente de Allele, el litigio está pendiente.

Pfizer asegura que la propiedad intelectual no será un obstáculo para disponer de su vacuna, esto valiéndose de la emergencia sanitaria. Después de enterarnos de las disputas por las ganancias, la duda se confirma. La población mundial resultó su conejillo de indias, el experimento económico dio resultados, el sanitario deja mucho que desear.

Los efectos secundarios en las personas inoculadas son frecuentes, pero, no permiten las estadísticas, la industria farmacéutica está coludida con los gobiernos y los medios de comunicación. La vacuna sigue sin demostrar eficacia, en varios países van en la cuarta dosis y siguen infundiendo la psicosis social, obligan al uso del cubrebocas y la distancia social. Tal parece que la vacuna en lugar de crear defensas acaba con ellas. Queda la duda, cuando ofrecen recompensas y descuentos por vacunare.

La vacuna divide, muy similar a lo que hace el presidente de México, los que lo apoyan y los contrarios, los conservadores. La sociedad se fragmenta entre los vacunados y los discriminados porque no se quieren vacunar. Tomar la decisión de no vacunarse crea conflictos en la familia, amenaza los medios de vida, trabajo y escuela. Obligan la vacuna para subirse a un avión y para asistir a eventos elitistas como el Gran premio de México. Los medios de comunicación se encargan de continuar con la psicosis, ahora quieren extender el negocio en los niños sin el consentimiento de sus padres para asistir a la escuela. ¿Dónde está la democracia que tanto pregonan los gobiernos? Porque tienen que obligar, discriminar, dividir y juzgar en un tema de salud que se volvió monetario, pero no ha demostrado que la vacuna inmuniza.

La industria farmacéutica le ganó a la venta de armas, las ganancias son enormes, pero nada ha superado ser más sofisticado que el sistema inmunológico, esa maravilla que sigue defendiendo a la especie humana y a los animales.

 

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