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Hermosillo: La necesidad de pensar en grande

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

USTED QUE ES conductor en la ciudad de Hermosillo, ¿no ha pensado en las semanas recientes que el tráfico vehicular se ha multiplicado, que los embotellamientos ya nos son familiares y que el tiempo de traslado hacia nuestro destino se ha “disparado”, igual a una gran urbe como la ciudad de México, Guadalajara o Monterrey?

Los hermosillenses vivimos ahora un fenómeno extraordinario, luego del paréntesis que incluyó la inamovilidad, a veces parcial y en otras total, en dos años de pandemia.

Los problemas citadinos se han multiplicado luego del regreso “normal” a las actividades laborales y académicas, con el “plus” de la presencia de miles de autos “chocolates”, adquiridos gracias a la promoción de esas unidades por el propio gobierno federal.

El transporte público es uno de los problemas más complejos. No circulan unidades para atender toda la demanda de miles de usuarios, no se cuenta con el suficiente número de operadores, lo que trae por consecuencia que varios de ellos trabajen doble turno y de ahí el cansancio y la somnolencia que ya ha provocado consecuencias trágicas.

Hay problemas insalvables entre el concesionario del transporte público, Jesús Padilla, un residente de la ciudad de México que se queja constantemente de que no puede cumplir porque el Gobierno del Estado no le paga lo correspondiente.

Bueno, un problema de entre tantos, donde también habría qué destacar el consumo de drogas en muchas colonias populares, con la consecuente inseguridad y delincuencia.

Habría qué apuntar un problema muy especial y está ligado a la moral familiar y personal de muchos hermosillenses. Los registros de denuncias por violencia intrafamiliar se han visto incrementadas de forma alarmante, de tal manera que nos coloca entre las primeras ciudades en sufrir de este rubro en el país.

Las tragedias familiares se suceden constantemente. Nada más y nada menos, hace dos días un individuo asesinó a su esposa y después se quitó la vida ¡frente a sus hijos!

De regreso al tráfico vehicular, la apariencia es que circula tanta cantidad de vehículos, que ya no caben en nuestras calles. Los principales cruceros, sobre todo en las llamadas “horas pico”, se saturan y provocan enorme ansiedad y desesperación en los automovilistas, porque –evidentemente- todos tienen prisa por llegar a sus destinos.

Ante esta realidad que nos permite dejar muy lejos aquellos años en que Hermosillo era un pueblito “lindo y sencillo”, deberá anteponerse la mentalidad que permita pensar en grande y con visión a futuro.

Algunos gobernantes han respondido. Durante el trienio 1991-1994, el presidente municipal, Guatimoc Yberri, detectó esta incapacidad vial para lograr un desplazamiento mayor de los automovilistas. Impuso entonces la llamada “mancha roja” en boulevares, calles y las más importantes avenidas. No se equivocó.

En el año 2008, un año antes de concluir su administración, el gobernador Eduardo Bours puso en práctica un proyecto vial que amplió la calle Pino Suárez, dejó en mayor libertad el Boulevard Rodríguez y desfogó el principal crucero de la ciudad con un puente que dio continuidad a la Pino Suárez y conectó con el boulevard Encinas hacia el poniente.

En nuestros días, el alcalde Antonio Astiazarán Gutiérrez, ha dado muestras de tener la capacidad de innovar y en una época en que los recursos son extremadamente limitados, se las ha arreglado para invertir en reconstruir la ciudad. Los trabajos están a la vista.

Ahora, con una mentalidad en grande y visionaria, bien podría convocarse a una proyección que permita, de manera integral, agilizar el tránsito vehicular.

Desde luego, dicho proyecto deberá incluir el necesario cumplimiento del reglamento de tránsito por parte de las y los ciudadanos. Puede ser una buena oportunidad para educar a la población sobre ese tema, porque, aunque se dude, la mayoría no sabemos conducir.

Y un elemento que ha sido enviado al olvido, darle su importancia: El peatón. ¿Y qué decir de ciclistas y conductores de motocicletas?

El paquete deberá incluir la eficacia en la actuación de las policías.

Algo deberá hacerse. De lo contrario, literalmente, nuestras calles, a como están hoy, serán totalmente insuficientes a la vuelta de unos cuantos meses.