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Historia de la radio comercial en Hermosillo

Soledad Durazo y José Ángel Calderón Trujillo.

Proclamado en 2011 por la UNESCO y adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2012 como Día Internacional, el 13 de febrero se convirtió en el Día Mundial de la Radio

Por Héctor Rodríguez Espinoza

Aunque el propósito original fue compartir este breve ensayo en sólo cuatro partes, mi información atesorada desborda estos límites de espacio y tiempo y no debo guardarla nada más para mí. En este colofón regalo a mis lectores dos amenos testimonios dignos de consignar en esta historia.     

Los recuerdos del “Cacho” Bojórquez y Tv

Con su jocosidad característica, en “Recordando los 60s”, rememora:

“… Locutores más escuchados: Humberto de Gunter, los Moreno Gil, Fabián y Francisco Palma Parra, «Chicho» Rojo Gastélum con su programa Melitón y Salustio Reséndiz —origen de los programas de crítica y sátira política por la radio—, Luis Ruiz Vázquez en la Chica de Sonora, disputándoles el auditorio femenino al galán «Tato» Mazón. Dueños del aire Roberto Garza Barraza, Benjamín Godínez, Enrique Hage Fragoso, Campuzano Montiel, Ventura Castillo y Carlos Esquer Valencia con su “Cartero del Aire”; pero uno de sus comerciales más famosos por su inédita creatividad fue: “Vaya a donde vaya, no halla lo que halla, ¡en Casa Celaya!…

Las sociales de Miguel Maldonado, los “éxitos internacionales” de Dávila Bernal, “Los Cantantes de medianoche” de Dionisio Rentería, la poderosa y bien timbrada voz de Ernesto Aparicio Dyke el eterno, compartiendo los micrófonos con «Pancho» y «Chamín» Vidal, que cobijaron “Forjando artistas”, que presentaba el piano de Ana Bertha, la armónica de don Juvencio Carrasco y el animador Alfonso Arvizu Abril.

En esta década cae desamparado el radiofónico “Recordar es vivir”, cuando su principal patrocinador, la Cervecería de Sonora, en manos de nuevos dueños, no incluyó en su agenda promocional la querida estirpe de los músicos sonorenses, representada allí por “Los Viejitos” de Pedro Noriega y la sonora voz de Rafael Arias Córdova, quien condujo el programa por más de veinte años.

La TV propuesta primero por canal 6 se convierte en un aparato exitoso, llevado a las esquinas más populosas encaramándose a un poste y dentro de una caja protectora para servir a una teleaudiencia incapacitada económicamente para tener el suyo, y que ya estaba dejando de lado a sus ídolos radiofónicos, cambiándolos por modernos personajes como “Memo” Turnbull con su “Mundo al Día”, Gabriel Roberto Monteverde y Trinidad Félix Armenta con su “Bar de Aficionados».

Broche de Oro

Son muchas las contribuciones a la cultura de Hermosillo que, hace ya 78 años, sembraron «con las uñas» aquellos pioneros. Nuevas generaciones han perseverado, con recursos tecnológicos del primer mundo. Pero, como sucede con los seres humanos, los primeros pasos son los más difíciles. La cultura de masas de la globalización del siglo XXI de México, no puede concebirse sin la Radio comercial. Su historia debe escribirse para su análisis y crítica y su imperativo encauzamiento a la filosofía del Artículo 3º constitucional: su contribución a la comunicación democrática nacional, traducida como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.

Mi culto amigo Lic. Juan Antonio Ruibal Corella me sugiere comente de las emisoras culturales Radio Universidad y de Radio Sonora.

Radio Universidad

¿Qué puedo decir? Soy testigo de su nacimiento en los 60, sus primeros años y posee la mejor discoteca de música clásica ligera y popular y excelentes locutores. ¡Cómo extraño su voz y “Momentos clásicos” al medio día de mi condiscípulo de la Banda de música, QFB Aníbal Meneses Ríos (+)!

Lupita Pérez Ríos es una culta dama y conductora histórica, siguiendo la huella de quienes recuerda el CP Raúl Ernesto Campbell Araujo en ponencia ante la SSH: La primera voz escuchada fue la del joven cananense Enrique Hage Fragoso, con Rita Silvina Agramont, Carlos Mario Jordán, Homero Estavillo, Ausdiberto Gil Samaniego, Santiago Cota y Arturo Merino. Luis Armando Durazo Bazúa, en onda corta, trasmitía los acontecimientos de la Universidad y música en inglés, recibiendo postales de algunas partes del mundo. Siguieron Rafael Ramírez Leyva, Aníbal Meneses Ríos (¡hasta hace poco!), Miguel Luna González, Mario Ismael y Armando Moreno Gil, Humberto Arizpe, el propio Raúl Ernesto, Octavio Ortiz Mendoza, Sergio Rayas Solís, Juan Manuel Castañeda, Oscar Alberto Campbell Araujo, Margarita Pasillas Barrón, Hilda Valenzuela y su programa “aprendamos inglés” con Armando Cantú y otra francesa, en tv, enseñando francés, incluso acudían alumnos a tomar clase.

Operadores técnicos de Radio Universidad (Imagen de Archivo).

Lupita deleita a la audiencia con su programa Los diletantes y ha tenido como invitados de lujo a Juan Antonio Ruibal Corella y José Ángel Calderón Trujillo y en junio de 2019 me invitó a una inmerecida entrevista. Cuidadosa de la producción, nos recuerda seleccionar previamente cuatro piezas musicales con las que nos identifiquemos, para amenizar la introducción e intermedios. Escogí la Marcha Zacatecas (para recordar a mi padre); Adiós muchachos, con el trompetista norteamericano Louis Armstrong; Las golondrinas, con el tenor alamense Dr. Alfonso Ortiz Tirado y La virgen de la macarena, versión del mejor trompetista del mundo, el michoacano Rafael Méndez.

Es mi favorita hasta la fecha.

Radio Sonora

La vi nacer desde la Casa de la Cultura en 1982, históricas instalaciones y variada discoteca. Tiene repetidoras en todo el Estado. A pesar de su Defensoría de la audiencia de la distinguida dama Soledad Durazo, ¡Cómo lamento la cancelación de programas como “Compartiendo contigo”, único en su género, con 4496 emisiones de lunes a viernes en 20 años, ejemplo nacional apoyado desde el ISC, del Lic. José Ángel Calderón Trujillo!

Durante los 20 años que duró en el aire, fueron innumerables las aleccionadoras experiencias que le proporcionó el hacerlo y motivo de añoradas charlas de café. Sólo me referiré a dos de ellas en sus palabras:

“Una mañana, al terminar el programa y salir del edificio de la radio, se me acercó un hombre de aproximadamente 40 años, y sin más preámbulos, me dijo: “Soy fulano de tal y quiero que me permita que juntos nos tomemos un café”.

Le acepté la propuesta y nos fuimos al café más próximo. Allí conocí las razones de su invitación. Empezó su plática diciéndome “soy Contador de profesión, que durante muchos años me sirvió para la educación de mis hijos y darle confort a la familia. Logré primero, poner una zapatería, todo un éxito económico y luego una farmacia, también muy exitosa. Y todo iba muy bien, pero un mal día, mis “amigos” me empezaron a sonsacar y al poco tiempo me volví un alcohólico empedernido y un contumaz jugador de baraja. Esas actitudes me llevaron a la ruina, tanto moral como económica, al grado de que perdí todo mi capital y mis negocios y, lo más doloroso, mi mujer y mis hijos quienes —con sobrada razón por mi intolerable conducta— me abandonaron. Durante varios meses, con la brújula perdida, anduve con la intención de suicidarme, pero el día que decidí hacerlo, no sé por qué impulso, me acerqué a mi radio y en automático lo prendí justo en el momento en que una voz se despedía del programa diciendo: “Esto es todo por hoy, mañana, si Dios es servido, aquí estaremos. Mientras, recuerde que la felicidad no consiste en tener todo lo que se quiere, sino en querer y disfrutar todo lo que ahora tiene”. Aquella frase me hizo el efecto de un hachazo en la nuca, sin saber el nombre de quién la decía y sólo se me ocurrió anotar el número del cuadrante del radio. Todo el día me la llevé tratando de no olvidar la frase y, entre trago y trago, impaciente esperé al día siguiente y a la 8 en punto, prendí la radio. Allí supe, que usted era el conductor y el nombre del programa y, para mi enorme sorpresa, usted abordó el tema de lo importante de la familia y los valores humanos, que —no me da pena confesarlo— lloré, lloré… como un niño, durante todo el programa, que me hizo reflexionar en lo absurdo e inútil de mi vida en ese momento y me hice el propósito de enmendarla. A partir de ese día me convertí en un fiel radioescucha de su programa. Por eso lo he invitado, para agradecerle y decirle que usted fue quien me salvó la vida y enderezó mi camino”.

Lupita Pérez y Manuel Araiza, en entrevista.

Durante su exposición, no pronuncié ni una palabra. Pero al escuchar semejante cosa, de inmediato le repliqué: “Un momento, sépase que yo no fui quien le salvó la vida y lo hizo cambiar, fue usted mismo y la voluntad de Dios. Yo, si acaso, solo fue el conducto”.

Lleno de orgullo me confesó que ya había recuperado a toda su familia, que generosamente lo habían perdonado y que había logrado fortalecer sus finanzas. La charla siguió un buen rato más platicando de varios temas.

La segunda: “Durante muchos años, una señora y su marido, que vivían en Bisbee, Arizona, con frecuencia hablaban por teléfono al programa, sugiriéndome algún tema o pidiendo una canción. A través de la radio nos hicimos amigos y nos enviábamos regalos. Yo, por mi parte, les mandé varios de mis libros y de otros autores, algunos discos. Ellos nos regalaron una preciosa vajilla y otras cosas.

En algún momento, por boca de su esposo, nos enteramos que su mujer estaba padeciendo un cáncer muy agresivo y que la estaban tratando a base de someterla a un tratamiento de quimioterapia.

Durante varios meses, el tratamiento le cobró su cuota, dañándole otra parte del organismo.

El caso es que, un día, entró una llamada a casa (a la radio ya no me hablaba) y su esposo la puso al teléfono. Excuso decirles la dolorosa dificultad con que articuló sus últimas palabras. Tartajosamente me dijo: “Gracias licenciado, por habernos hecho tan felices, al escucharlo en su programa, que mi esposo y yo, tomándonos un café, todos los días lo hacemos. Quiero que sepa que, el oírlo y el cariño de mi esposo y mis hijos, han sido el mejor resorte y la mejor medicina, para sobrellevar esta enfermedad.”

Yo no pude articular palabra, debido a que no podía contener mi llanto convulsivo que no pude vencer.

Al siguiente día, su esposo nos notificó la muerte de tan querida amiga, a la que debo decirlo, jamás la vi en mi vida”.

¡Cómo extrañan —me consta— su voz y calidad humanista de programa en todo el Estado! ¿Será demasiado tarde para rectificar?

¿Acaso su reto sería SER MÁS Y MEJOR RADIODIFUSORA DE ESTADO Y MENOS RADIODIFUSORA DE GOBIERNO? 

FIN. ¡Cómo me place que este ensayo se use como material de análisis y crítica en escuelas de medios y de redes de comunicación social!