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Jesús de Nazareth (0 – 2022).

Navidad
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Breve Ensayo

Por Héctor Rodríguez Espinoza

HISTORIAS. Ernest Renán (1823-92), ex seminarista y miembro de la Academia Francesa, fue autor de Vida de Jesús, discutida entre la sociedad gala por su heterodoxia. Otra Vida de Jesús (1835-36) es la del teólogo alemán David Strauss.

LA VIDA DE JESÚS, DAVID FRIEDRICH STRAUSS (1808-1874), publicada en 1835 y, sucesivamente, en varias ediciones en parte modificadas. Debe su celebridad a la audacia con que el autor introduce el concepto de “mito” en la interpretación del Evangelio. “He aquí una obra que hace pensar y es sustancial. Os aconsejo esta lectura árida pero interesantísima”. Flaubert.

David Friedrich Strauss, autor de “La vida de Jesús”.
David Friedrich Strauss, autor de “La vida de Jesús”.

Situándose en contraste con la exégesis ortodoxa, que admite una intervención sobrenatural en la historia, o con la interpretación racionalista de su tiempo, que negaba lo sobrenatural pero se esforzaba por mantener un núcleo histórico en cada episodio evangélico, Strauss afirma que el problema planteado por los relatos evangélicos no estriba en su valor histórico, sino en la idea que quieren expresar. La tradición evangélica trata manifiestamente de presentar a Jesús como el Mesías anunciado por las profecías. Pero del Mesías se tenía, en los tiempos de Jesús, una idea bastante precisa: se sabía, por ejemplo, que su vida debería desenvolverse de acuerdo con el ejemplo de los grandes personajes del Viejo Testamento, porque éstos, inversamente, eran considerados como su prefiguración. Por consiguiente, cuando los episodios de la vida de Jesús coinciden con los del Viejo Testamento, se debe deducir, según Strauss, que el episodio evangélico ha sido plasmado sobre el modelo antiguo.

El mito judaico del Mesías no sólo se superpone a los recuerdos de la vida de Jesús haciéndolos irreconocibles, sino que en la mayor parte de los episodios debe considerarse como la sustancia misma de la narración. El contenido histórico de la vida de Jesús se desvanece por completo. Strauss pretendía que su crítica dejase intacto el contenido ideal del cristianismo, al que hacía consistir, hegelianamente, en la perenne encarnación de lo divino en la humanidad; pero la fuerza de sus premisas le arrastró, más tarde, a una abierta negación del cristianismo en la obra La antigua y la nueva Fe, publicada en 1872.

GIOVANNI PAPINI. Hijo de un modesto comerciante de muebles en Borgo degli cosh. Lo bautizaron a escondidas para soslayar el agresivo ateísmo de su padre. Niño precoz, introvertido y falto de cariño, adoptó desde niño un talante escéptico, pero lleno de curiosidad por las diversas doctrinas y religiones. Una de sus ilusiones tempranas, nunca abandonada, era escribir una enciclopedia que resumiera todas las culturas.

Giovanni Papini.

Nacido en Florencia en 1881, y fallecido en 1956 fue escritor y poeta. Fue uno de los animadores más activos de la renovación cultural y literaria en su país a principios del siglo XX, destacando por su desenvoltura a la hora de abordar argumentos de crítica literaria y de filosofía, de religión y de política.

Nacido en una familia de condiciones humildes y de formación autodidacta, fue desde muy joven un infatigable lector de libros de todo género y asiduo visitante de las bibliotecas públicas, sació su enorme sed de conocimientos. Obtuvo el título de maestro y trabajó como bibliotecario en el Museo de Antropología de Florencia, pero a partir de 1903, en que fundó la revista Leonardo, se volcó con polémico entusiasmo en el periodismo.

Esta publicación se convirtió enseguida en un instrumento de lucha contra el positivismo que imperaba en el pensamiento filosófico italiano y contribuyó a difundir el pragmatismo. Ese mismo año se convirtió en redactor jefe del diario nacionalista Regno y en 1908, finalizada ya la andadura de Leonardo, empezó a colaborar activamente en La Voce, convirtiéndose en uno de los representantes más inquietos y ruidosos del movimiento filosófico y político en Florencia alrededor de esa revista.

Fundó Anima (1911) y Lacerba (1913), de orientación más literaria y donde durante un tiempo defendió las tendencias futuristas de Tommaso Marinetti. Agnóstico, anticlerical, pero no obstante siempre abierto a nuevas experiencias espirituales, su periodismo le permitió dar rienda suelta a su afición de sorprender y escandalizar a los lectores y de arremeter contra personajes más o menos famosos.

La publicación de su Historia de Cristo, 1921, fue sorpresiva, pues como ateo, despotricaba contra la Iglesia.

¿Por qué su conversión? Porque era un alma atormentada, asqueada de la humanidad que había aceptado la 1° Gran Guerra, incapaz de abrigar esperanzas de que mejoraran las cosas, a menos que cambiaran sus corazones. Se llevó a su familia a la montaña. Observó a los aldeanos sus devociones y algo cambió en él. Les leía en voz alta el Nuevo Testamento, que le fue una revelación y escribió la historia, convencido de que el único poder capaz de cambiar sus corazones eran sus enseñanzas.

Nuevo Testamento

Es la parte de la Biblia cristiana compuesta por un conjunto canónico (autorizado) de libros escritos después del nacimiento de Jesús. Se le designa así desde Tertuliano en la Iglesia cristiana. Al contrario del Tanáj o Antiguo Testamento, los cristianos no lo tienen en la Biblia en común con los judíos, a excepción de los mesiánicos.

El uso de «testamento» proviene del hebreo berith («alianza», «pacto», «convenio» o «disposiciones entre dos contratantes»), a través del griego diatheké y del latín testamentum. Según los testigos de Jehová, Nuevo Testamento no es adecuado para referirse a esta sección de la Biblia. Prefieren llamarla Escrituras Griegas Cristianas. Algunos autores señalan que los nombres Antiguo y Nuevo Testamento con que se designa sus dos grandes secciones provendrían de un error de los traductores latinos de la versión griega, quienes tradujeron como testamentum la palabra diatheké, que podría significar deseo o voluntad, y acuerdo o convenio. Con este criterio, el nombre de la Biblia en griego haría referencia al antiguo y al nuevo convenio de Dios con los hombres.

Sin embargo, las Iglesias cristianas históricas en general sostienen que «testamento» proviene de la traducción del Antiguo Testamento al griego. Los traductores más antiguos habrían buscado evitar que al hablar del berith (alianza entre Dios e Israel) se entendiera un pacto entre iguales. Por eso no usaron syntheké («alianza»), sino diatheké, «testamento» o «última voluntad», la obligación de uno sólo con respecto a otro que solo recibe beneficios. Destacaron más la disparidad entre las partes (entre Dios y los hombres). La versión latina y la mayoría de las modernas de la Biblia cristiana siguen utilizando «testamento” en lugar de alianza, se incluye al Antiguo Testamento (alianza del Sinaí) y al Nuevo Testamento (alianza sellada con la sangre de Jesucristo).

Las versiones más antiguas del Nuevo Testamento que se conservan están escritas en el griego denominado koiné, la lengua franca en el Mediterráneo Oriental en época romana. La mayoría de los especialistas cree que fue el en que originalmente se redactaron, aunque algunos libros puedan haberse escrito primero en hebreo o arameo, la lengua semita hablada por Jesús y su entorno. Sin embargo, no existen manuscritos antiguos del Nuevo Testamento en hebreo ni en arameo.