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La Virgen de Guadalupe exiliada

Por Pedro Moroyoqui Durán

Este cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe es una de las imágenes más antiguas que en otra época formaron parte del catálogo de santos del pueblo de Huásabas, quizá date del año de 1820, el momento en que arribó al poblado, su antigüedad es muy difícil de precisar, lo que sí sabemos con certeza es que en el año 1849 ya se encontraba en el interior del templo, junto otra virgen de talla de madera mencionada en otro escrito y un cuadro con las apariciones de la Guadalupana, en un altar dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe.

En un inventario datado en ese año de 1849 elaborado por el primer párroco de Huásabas, don Anastasio López, menciona esa pintura al óleo de Nuestra Señora de Guadalupe, lo cual significa que se adquirió en una fecha posterior a 1797, pues no se menciona en el inventario correspondiente a ese año.

“Al Frente está el Altar de Nuestra Señora de Guadalupe, este es de talla sobredorado, en el primer cuerpo hay un sagrario con llave, en el segundo nuestra patrona de bulto, como de una vara, tiene una soguilla de perla falsa, está también el altar de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe en un cuadro y la falta una, y abajo en la mesa del altar está San José y María Santísima, ambos como de tercio, encima de la de bulto, en lo último del tabernáculo otra imagen de nuestra señora de Guadalupe de pintura y a los lados de esta, a la derecha el Señor San José y a la izquierda María Santísima, ambos de pintura, la mesa del altar es de ladrillo y mezcla, este con todo lo demás contenido en él está bueno”. Sic.

Esta imagen al igual que muchas otras, tuvo que abandonar el templo al estallar el conflicto religioso en 1932, decretado por el entonces gobernador del estado Rodolfo Elías Calles, el cuadro de la Guadalupana, fue entregado en custodia a la familia de mi bisabuelo, don Ricardo Durán Figueroa, al fallecer mi bisabuelo en el año de 1936, pasó a la familia de mi abuelo, don Ricardo Durán Moreno.

Cuarenta años después, en 1976, mi abuelo Ricardo vendió sus propiedades y se trasladó a la ciudad de Hermosillo para atender sus enfermedades y estar cerca sus nietos y de su hija que ya habían emprendido el éxodo a la capital del estado, dentro de sus propiedades estaba la antigua casa de los Durán, la cual fue adquirida por el señor Trinidad Noriega Suárez, casado con una sobrina de mi abuelo, la señora Manuela Durán Fimbres, ante la imposibilidad de llevar consigo a Hermosillo muchos objetos, enseres e imágenes religiosas, estas quedaron como parte del inventario de la casa.

De esa manera la imagen de la Virgen de Guadalupe pasó a manos de la señora Manuela Durán, la cual la regaló a su hija Elia Noriega Durán en el año de 1992 que fue cuando contrajo nupcias, la señora Elia partió a residir al pueblo de Bacerac llevando consigo la imagen y desde entonces permanece con ella.