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Lenguaje “Inclusivo”: Ingeniería social en marcha

El panorama comienza a complicarse cuando esta transformación social en el lenguaje se impone por la fuerza a través de leyes que obligan a los demás a prohibir pronombres como “ella” o “él” sustituyéndolas por “elle” 

Por Javier Flores

Hace un par de semanas se presentó el caso de una joven alumna, de nombre Andrea, que estalló en llanto debido a que su compañero se refirió a ella como “Compañera” y no “Compañere”, durante una clase en línea. De inmediato, el video se hizo viral en redes sociales creando gran polémica a nivel nacional e internacional, donde el común denominador fueron los mensajes de burlas y la creación de infinidad de memes. Al final de cuentas, el compañero se disculpó con Andrea, apelando que desconocía que ella o “elle” se identificaba como una persona “no binaria”.

Este hecho, es un claro ejemplo del avance que —culturalmente hablando— han tenido grupos feministas y representantes de la ideología de género, para imponer en la sociedad el “Lenguaje inclusivo”, es decir la transformación política de los conceptos claves que describen la realidad. Y lo digo así: La realidad, y no “nuestra realidad”, para no subjetivar lo que por naturaleza nos viene dado.

El lenguaje inclusivo haya su fundamento en la ideología de género. El problema es que esta última está basada en teorías carentes de realismo y de evidencias científicas. La ideología de género apela a una educación sexual de la “diversidad de identidades”, es decir, de géneros, y que a su vez se basa en el igualitarismo, pero para que esto se logre necesita modificar el habla, y que a su vez éste modifique la forma de pensar. Es toda una ingeniería del pensamiento.

El problema aquí es que no es únicamente ideológico, sino que el panorama comienza a complicarse cuando esta transformación social en el lenguaje se impone por la fuerza a través de leyes que obligan a los demás a prohibir pronombres como “ella” o “él” sustituyéndolas por “elle”. Caso que ya se da en Canadá, por ejemplo, con la famosa Ley 16 que desde el 2016 obliga a usar pronombres neutros diseñados por ideólogos del género, para disque dirigirse a las personas según su identidad de género. Sí, porque ahora si alguien se siente “Juan” en vez de “Juana”, estamos obligados a darle gusto, aunque se niegue la realidad. Y negar la realidad es anticientífico ¿Se imaginan un médico obligado por el Estado a decirle “niñe” a un recién nacido por capricho de sus padres?… Para allá vamos en México.

Monique Witting 

Las ideas subversivas del lenguaje inclusivo son teorías importadas de otros países donde el progresismo y el establecimiento de la agenda de género llevan años implementándose a través de políticas públicas, con el apoyo del Estado y de sus instituciones. Una de sus más fervientes impulsoras de esta corriente de pensamiento fue la escritora francesa Monique Witting, quien aborrecía haber nacido mujer, por ello proponía un feminismo radical lesbiano como un estilo de vida e ir todavía más allá de la ideas de género que en su tiempo se tenían. Lo que ella quería era desaparecer los géneros masculino y femenino.

Para logar erradicar los géneros masculino y femenino, estaba convencida de que primero había que eliminar el “género” del lenguaje, debido a que para ella el idioma era una manifestación de la posición política entre sexos.

Quizás, Monique Witting, jamás se imaginó que sus ideas llegarían a tener tanto peso en la actualidad, desatando toda una subversión en el lenguaje… Lo que podemos concluir, con el lenguaje inclusivo, es que en el fondo hay una ideología muy poderosa que se ha apoderado de las cátedras, de las instituciones y de la cultura, y, que si bien es cierto, es antinatural y anticientífica, posee todo el apoyo del Estado.