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Crecen “zonas de silencio” en México: CPJ

Por Gabriel Rigo Gutiérrez

Desde el pasado mes de marzo en la sierra tarahumara se creó un vacío informativo, tras la muerte de la periodista Miroslava Breach. Algo similar ocurrió en Tamaulipas, en Veracruz y en poblados de Sinaloa. Lo mismo pasó en la región de Tierra Caliente. Nada es noticia, todo es silencio.

Las “zonas de silencio” como las denomina Jan-Albert Hootsen, poco a poco comienzan a extenderse en el territorio nacional, amenazando no solo a periodistas, sino a toda una sociedad que tendría derecho a estar informado.

En una conferencia ante alumnos de la carrera de Periodismo de la Universidad Kino, el representante en México del Comité de Protección a Periodistas (CPJ), expuso de manera clara el panorama de riesgo al que se enfrentan los comunicadores.

De acuerdo a un estudio de CPJ, detalló, nuestro país está considerado en el noveno sitio de los diez países más letales para esta profesión.

Para ilustrar el dato, reveló que en un recuento durante los últimos 25 años, en México se han asesinado a 97 reporteros, y 12 son considerados como “desaparecidos”. En lo que va de este año, ocho periodistas se sumaron a este récord letal.

Y en estos 25 años, solo tres casos han sido resueltos. Nivel de impunidad: 99.75%.

Pero más allá de las dolorosas cifras, Hootsen sostiene que cada asesinato deja una huella característica: silencio. Ese silencio que, como insistía Jesús Blancornelas, los medios deben combatir: “hay que informar, no callar”.

En este contexto, el expositor originario de Holanda, califica como una tragedia que poco a poco estas zonas se vayan extendiendo.

Relató cómo en Reynosa, un día un sujeto de la delincuencia organizada habló desde la nada a la redacción de “El Mañana”. La amenaza fue directa: “quiero que este, ese, y tal, se reporten con nosotros. Vamos por ellos; desde entonces nunca más supimos más de ellos y periódico ya no investiga más”.

El representante de CPJ, enlista seis factores de riesgo contra “el mejor oficio del mundo”, como lo calificó Gabriel García Márquez:

La debilidad de las instituciones, la falta de confianza en las autoridades, las condiciones laborales, la publicidad oficial, la autocensura, falta de estructura. La combinación de todos estos detona la problemática y deja vulnerable al reportero.

Finalmente, explica Hootsen, las autoridades gubernamentales son las responsable de garantizar todas las condiciones para que se ejerza con plenitud el libre ejercicio del periodismo, sin embargo, comentó a lo largo de los años ha demostrado su incompetencia ya sea para investigar casos o garantizar este derecho.