México muy lejos de la autosuficiencia alimentaria

Demagogia, en lugar de resultados
Por Manuel Gutiérrez
México vive una paradoja, sustituye los resultados efectivos en autosuficiencia alimentaria con demagogia, pero está muy lejos de lograr este anhelo que ha sido manoseado como una gran meta de la 4T, pero los recursos se aplicaron a fines electorales.
El desajuste de la balanza de importación con los Estados Unidos, con datos del 2022, muestran con datos duros, la realidad. México importó alimentos por una cifra de 44.1 miles de millones de dólares, en tanto que sus exportaciones de productos del género, alcanzaron 28.2 mil millones de dólares, la resultante es una diferencia negativa de menos 15.9 millones de dólares.
Nuestro más importante socio comercial, y del cual dependemos para comer, como lo hacemos en materia energética, en gas y gasolina, son los Estados Unidos de América, estamos tan ligados que solamente somos el tercer comprador mundial de productos agrícolas y cárnicos de los Estados Unidos, solamente por debajo de China Comunista, que consume 39,050 millones de dólares, seguidos por Canadá, con 28,538 en tanto México presenta la cifra de 28,190 millones de dólares de consumo, superando a Japón, Corea del Sur, Taiwan, y Filipinas, incluso Vietnam y Colombia en ese orden en datos de El Economista, del año 2023.
México sin embargo tiene una superficie territorial mayor que la representativa de Japón, Corea del Sur, y Taiwan, que necesariamente dependen por falta de tierras productivas de la importación, pero México, tiene teóricamente mejores extensiones para cultivos, pero su uso con recursos tecnológicos, es muy diferenciado.
Estados Unidos logra por hectárea, en datos del 2023, 11 toneladas de producción de maíz, en tanto en México, en algunas zonas se logran 7 toneladas, siendo las más modernas, representativas del tipo pequeña propiedad tecnificada, ubicadas en el Sonora, Sinaloa, que rebasan totalmente a áreas que tienen incluso muchos recursos hídricos, pero menor productividad.
Los productos estadounidenses que se están comprando en forma acelerada y creciente, son cereales, oleaginosas, productos lácteos y cárnicos, con un incremento el año pasado del 11.7% la cifra ya la dimos, 28,190 millones según la cifra oficial del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. La creciente demanda, va aparejada de diversos fenómenos en nuestro campo, por una parte el principal es la inseguridad y la intervención del crimen organizado en explotaciones vegetales de alta rentabilidad, como es el caso del aguacate, en el caso de Michoacán en que la suspensión de compra, significa el costo de perder ingresos por 3 millones de dólares por día.
A la par, la mala administración de los recursos hídricos, que ocasionan perdida por exceso, evaporación, y desperdicio. Otro renglón es la falta de recursos para adquirir equipos tecnificados para la agricultura, por lo que el país, vive en unas regiones atraso con siembras realizadas con animales, en tanto en otras, se disponen de tractores y equipos modernos.
Otro de los puntos, es la inseguridad en la tenencia de la tierra, que se derivado de la intromisión de células criminales en terrenos de alta productividad. Si bien antes intentos de apropiación por medio de la reforma agraria, o expansiones del ejidalismo, formas estatizantes del gobierno, mediante el uso de propiedad colectiva o comunal, han disminuido en el sexenio populista, la falta de apoyos e incentivos para sembrar todo tipo de alimentos, se ha dejado sentir como una carencia importante.
En maíz, importamos 4,987 millones de dólares, lo que resulta incongruente dado que el cultivo mesoamericano esencial, bandera de cultura del país, y alimento tradicional y popular básico en México. En trigo se importan 1,590 millones de dólares, en soya, 3,640 millones, producto esencial para alimentación de ganado y otras variantes para alimentación humana. Incluso nuestra ganadería por absurdo que pueda leerse, importa productos estadounidenses para alimentar a los semovientes.
En carne de cerdo, 1,736 millones son importados de los Estados Unidos, pese a regiones destacadas de vocación porcicola en México, y en materia de leche y crema, se importan 1,397 millones, pero las contradicciones del campo mexicano, no terminan en este segmento de lácteos, dado que los precios de garantía resultan insuficientes, entonces se producen periódicas eliminaciones de leche, en zonas de alta ganadería, caso de los Altos de Jalisco o La Laguna, porque los precios son insostenibles, y la oferta que debería aprovecharse en su totalidad con los productores mexicanos, es evitada para la importación.
El campo estadounidense, si cuenta con esos apoyos gubernamentales necesarios, y así puede orientar su venta a la exportación de una quinta parte de su total de producción, como mayor generador mundial de habas de soja, maíz, carne bobina, pollos y pavos.
El algodón estadounidense está orientado a la exportación en un 75%, en tanto que el Trigo y soja, se exporta el 50%. El sector primario, la agricultura representa en los Estados Unidos, el 30% del valor total de sus exportaciones, en tanto tiene 14 estados con un 10% o más, de ese valor total de exportación, con créditos directos, blandos y accesibles, les dan una gran ventaja sobre los productores del campo mexicano.
En México se tiene en la Secretaría de Agrícultura, un Programa de Apoyos y Servicios a la Comercialización agropecuaria, que pretende nivelar la competitividad con el norte, por medio del Programa de Apoyos Directivos al Campo, (Procampo), pero resultan bajos los recursos destinados, no cubren a la totalidad del nicho productor, y hay insuficiencia de fertilizantes, que se racionan y distribuyen con criterios políticos favorables a Morena.
Todo esto representa un bajo 3.4% del PIB en el 2022 en México, en el cual 11.5% de la población económicamente activa, estaba empleada en el sector agrícola que tiene éxito en un 60% de su actividad, mediante la exportación de hortalizas, frutas, y algunas bebidas, a los vecinos del TMEC.
Pero la realidad golpea al discurso del olvido del campo mexicano en la 4T. Por ejemplo los campesinos de Culiacán que han bloqueado carreteras, o tomado aeropuertos, sufren por la baja internacional de los precios, en más de un 20%. Pero el esquema de apoyos del gobierno nacional falló, ya que no amplió las coberturas de precios, como se hacía en el esquema neoliberal, tan condenado, pero más efectivo el caso del campo.
El ejemplo, está en estos datos: Ante la caída de los precios internacionales del maíz, los grupos consumidores mexicanos industrializados, como Gruma, Minsa, y Cargill, entre los más grandes, lo pagaron a 5,200 pesos por tonelada, precio internacional, pero no hubo apoyos financieros que se distrajeron a las pensiones y elecciones, pero se requería pagar a 7,000 pesos la tonelada de grano, por ser ese su costo de producción en México.
Seguridad Alimentaria Mexicana, que sufrió con Ignacio Ovalle, un desfalco total de 15 mil millones de pesos, no respalda en nada. Segalmex, es un aparato oficioso-burocrático que responde a las líneas políticas de apoyo a ciertos grupos, no a la generalidad de los campesinos, lo que motiva protestas.
Otro golpe colosal lo dio Morena en materia de las 20 iniciativas aprobadas en 20 de abril, en que desaparecieron sin que hubiera oposición legislativa alguna, la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal, que desde hace 20 años, fungía como aval del campo, pero cada vez más reducida, con una cartera vencida del 67% incobrable, y una cobertura real de solamente el 25% del campo mexicano. La presidencia de la república prefirió comprar votos, que la autosuficiencia alimentaria, dado que dejó en el desamparo al 80% de los productores mexicanos, que con numero de 5.3 millones, ya no recibieron ningún recurso.
La estrategia nacional se orientó a ganar el voto de los beneficiarios de pensiones, en lugar de destinar recursos indispensables para alimentar a los mexicanos. Los 400 mil millones de pesos en pensiones del bienestar, pudieron dar un gran respiro al campo, pero esto no luce en el panorama electoral, como las pensiones y dádivas directas suministradas en las elecciones.
La realidad es que el campo necesita una inyección de recursos, y una financiera oficial transparente, rendidora de cuentas, y con criterios técnicos que facilite el desarrollo del sector primario, pero no haberla, por falta de recursos, la alternativa será en que los mexicanos gasten sus pensiones en comprar alimentos importados más caros, marginando el empleo nacional y el desarrollo, a la par que gastarán su dinero en una dependencia que se supone era prioridad nacional del presidente López, la autosuficiencia alimentaria, pero en el caso de Segalmex, se hizo ganso, y se limitó a defender a Ovalle y otros identificados con su causa ideológica y política, no en transparentar los organismos que deben apoyar la generación de alimentos.
En espera de un buen temporal, de recuperación de los recursos hídricos, y de que los cultivos de temporal, que son mayoritarios, se den en buen término, más que nunca dependemos de factores milagrosos, que de una planificación y re direccionamiento de los recursos financieros necesarios que se destinan a mantenerse en el poder, aunque tengamos que comprar todo en el extranjero.