Mi abuelo, el macho mexicano muy feminista

Él soñaba con que sus hijos tuvieran una profesión que desarrollaran su potencial, que tuvieran metas a corto, mediano y largo plazo. Que nada los detuviera y que fueran felices y realizados
Por Lourdes Robles
Tengo que dar una pequeña reseña de este hombre que es muy importante en nuestra vida familiar.
Se llamaba Ricardo López Díaz, nació un 3 de abril de 1923 en San Francisco del Rincón, Guanajuato. Radicó en Obregón, Sonora desde los años 40s, con la intención de hacer una empresa familiar de distribución, casado con una extraordinaria mujer llamada María de Lourdes Arriaga López y teniendo ocho hijos (cuatro hombres y cuatro mujeres) a los cuales forjaron, sí así como lo leen forjaron con valores muy fuertes y determinantes.
¿Por qué digo que mi abuelo era un macho mexicano? Pues porque como marido era todo un macho controlador, dominante y prejuicioso, que pensaba que a la mujer había que tenerla como los rifles, cargadas y detrás de la puerta; pero mi abuela era más astuta, inteligente, sagaz y excelente administradora, y supo hacer un equipo con este extraordinario hombre de negocios.
¿Cuáles fueron los métodos para forjar a la familia? Sencillos y prácticos: disciplina, pasión, trabajo en equipo, obediencia, amor, respeto e igualdad.
Mi abuelo soñaba con tener un equipo de futbol soccer con su familia, cosa que no se concretó ya que se necesitan 11 elementos y solo tuvieron ocho hijos. Los cuales tenían que levantarse a las cinco de la mañana para ir a correr a la Laguna del Náinari todos los días —incluidos los domingos—, ya que no hay mejor manera de tener buena actitud, más que sacando los malos pensamientos y el cansancio con ejercicio (eso decía mi abuelo, yo no le creo tanto). Asistir a sus clases y trabajar en el negocio.
Estudiar era su prioridad, que sus hijos tuvieran una profesión que desarrollaran su potencial, que tuvieran metas a corto, mediano y largo plazo. Que nada los detuviera y que fueran felices y realizados.
¿Qué sucede cuando crecen sus hijas? Algo muy sencillo, él tenía muy claro que jamás trabajarían para nadie; que serían dueñas y señoras de todo lo que hicieran, que fueran responsables y buenas mujeres.
¿Cuáles fueron las sugerencias para sus hijas?
-La palabra de una mujer no vale (años 70s), así que para callar bocas empeña la palabra al doble; si en algún momento tuvieras una necesidad me llamas y yo te lo resuelvo, pero procura no llamarme.
-El negocio, la casa, el carro y sus hijos estarán siempre a su nombre, al hombre solo le darán cariño.
-Nosotros los hombres nos enfermamos, nos vamos con la flaca de la esquina o nos morimos, y ustedes son las formadoras de la sociedad al quedarse con su familia y darles techo, comida y sustento, enseñando el oficio de ser valientes. No les quepa la menor duda de que pueden con eso y más.
-Levantarse temprano, hacer ejercicio, generar ideas, eso es lo importante ya que los hombres y las mujeres somos iguales y tenemos los mismos derechos y obligaciones.
-Las quiero independientes, autosuficientes, inteligentes y ricas.
-Sean fuertes y determinadas, nadie les puede negar ese derecho.
Siento que mi abuelo se adelantó a su época y formó unas mujeres como él quiso a su manera.
Mi madre a sus casi 70 años sigue recordando su legado y lo hace a pie juntillas, haciendo de su vida una experiencia extraordinaria de salud, trabajo y amor.
¡Feliz día de la mujer, pero todos los días son nuestros que no se les olvide nunca!