Muy lento, el programa de Infonavit de recuperación de casas abandonadas

La Cámara de diputados exhorta a la institución a modificar el esquema de subastas, al cual únicamente pueden acceder dueños o representantes de empresas mexicanas legalmente constituidas, con capacidad financiera y experiencia en promover y desarrollar viviendas
Por Imanol Caneyada
En el mes de julio del año pasado, los municipios más poblados de Sonora, como Hermosillo, Cajeme, Guaymas, Nogales y San Luis Río Colorado, entraron al programa federal de Infonavit para recuperar y subastar las casas abandonadas existentes en dichos lugares.
Según las estimaciones del alcalde de la capital de la entidad, Manuel Ignacio Acosta Gutiérrez, a esa fecha, en Hermosillo, de las 245 mil viviendas existentes, 45 mil se encontraban deshabitadas y, de ellas, dos mil vandalizadas.
A decir del Infonavit, alrededor de 4 mil viviendas abandonadas se registraban en el sur de la entidad.
Un año después, los resultados distan mucho de ser los esperados, a causa de un proceso judicial lento que promedia cuatro años para hacer efectiva la recuperación de la vivienda y un esquema de subasta que deja fuera a los trabajadores, privilegiando a las empresas constructoras.
En el caso de Hermosillo, el ayuntamiento anunció la semana pasada que ha puesto a disposición de los interesados 50 casas abandonadas; quedando muy lejos de la meta original de 500 viviendas.
Una vez que el Infonavit recupera la vivienda abandonada, es vendida a la Promotora Inmobiliaria del Ayuntamiento en un valor promedio de 150 mil pesos, para que, a su vez, el municipio la oferte a los interesados, los cuales, posteriormente tendrán que realizar obras de rehabilitación para que sean habitables.
En lo que va de 2017, Infonavit reporta únicamente setenta casas puestas a subasta en Sonora.
El pasado 7 de junio, la diputada federal por Movimiento Ciudadano Mirza Flores Gómez presentó un exhorto ante la Cámara dirigido al director general de la institución, David Penchyna Grub, exigiendo que los procesos de subasta de vivienda recuperada se abran al público general, especialmente a los trabajadores.
Bajo el actual esquema, en los procesos de subasta pueden participar únicamente dueños o representantes de empresas mexicanas legalmente constituidas, con capacidad financiera y experiencia en promover y desarrollar viviendas.
La legisladora advierte que esto puede propiciar actos de corrupción, como ya sucedió con los hijos de Marta Sahagún, los hermanos Bribiesca, quienes adquirieron durante la administración de Vicente Fox 500 mil viviendas a precios subvalorados.
De acuerdo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público —plantea Mirza Flores en su exposición de motivos— una tercera parte de la población del país carece de acceso a vivienda digna y más de 2 millones 250 mil personas viven en hacinamiento.
El rezago habitacional en México totaliza 9 millones de hogares, que representan 31 por ciento de las viviendas particulares habitadas, e involucra a 35.7 millones de personas.
Por componente, se observa que el hacinamiento se concentra en 561 mil hogares, mientras las viviendas con materiales en deterioro y los que no tienen óptimas condiciones agrupan a un millón 100 mil y 7 millones 300 mil unidades, respectivamente.
En contraste con estas cifras, en la actualidad cien mil viviendas Infonavit están abandonadas en México, según la propia institución, y consideran que podrán salir a subasta durante este año alrededor de 40 mil.
El problema, como denuncia la legisladora de Movimiento Ciudadano, es que estas casas no llegarán forzosamente a manos de aquellos que carecen de vivienda.
A decir de los funcionarios de la institución crediticia para la vivienda, el principal motivo del abandono de casas por parte de los trabajadores es el económico; las desaceleraciones y contracciones económicas recurrentes en el país propician que los derechohabientes dejen de pagar sus créditos con la consecuente pérdida de la casa.
Un daño colateral de esta situación, como han denunciado los vecinos de las colonias en donde se registra mayor número de casas abandonadas, como La Choya o Pueblitos, en Hermosillo, es el de la inseguridad.
Cada casa abandonada es un foco que propicia el consumo de droga y actos delincuenciales, además del deterioro urbano consecuente.