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Naranjeros: también campeones en reventa

Por Gerardo Moreno/

Muchos aficionados quedaron decepcionados y hasta enojados al no poder comprar un boleto para la final; el negocio también se trasladó a las redes sociales donde fueron subastados

Mientras en el estadio Sonora se vivía una fiesta cuando el quipo de los Naranjeros de Hermosillo conseguía su título 16 y el primero lejos del Estadio Héctor Espino, los aficionados que no pudieron asistir al juego por no tener un boleto estuvieron denunciando la descarada reventa que hubo durante toda la serie final de la Liga Mexicana del Pacífico, todo bajo los ojos de los directivos de la Liga.

Los comentarios en medios de comunicación, pláticas entre amigos, mesas de café, en comidas y sobre todo en redes sociales, fue que la reventa estuvo muy presente en estos Playoff, principalmente en Hermosillo donde se crearon verdaderos sistemas para subastar los boletos y hacer un negociazo a costa de los aficionados naranjas.

Descontento por falta de boletos

Muchos aficionados quedaron decepcionados y hasta enojados al no poder comprar un boleto para uno de los cuatro juegos de la serie final que se llevaron a cabo en Hermosillo. A pesar que muchos tuvieron que hacer largas filas y por muchas horas, hasta más de doce.

Pero el mayor disgusto fue que por todos lados los revendedores hicieron su agosto vendiendo los boletos el triple y a veces al cuádruple de su valor original.

El mismo domingo que se pusieron en venta los boletos para los juegos seis y siete, que se llevarían a cabo los días martes y miércoles respectivamente, los revendedores llegaron al descaro de ir hasta la parte de atrás de la larga fila para decirles a los aficionados que ya se habían acabado los boletos y que mejor se los compraran a ellos ahí mismo para asegurar su lugar.

Por otro lado muchos aficionados se quejaron de que el mismo sistema de la venta de boletos propiciaba y alimentaba la reventa y en otros foros los reclamos llegaron más lejos al afirmar que los mismos taquilleros eran cómplices de los revendedores, apartándoles los boletos y quedándose con su comisión.

Subasta en redes sociales

La reventa rápidamente se trasladó a las nuevas tecnologías y a las redes sociales, principalmente Facebook, donde fue muy común ver fotos de quien presumía sus boletos mientras los subastaban al mejor postor. Algunos precios de hasta 700 pesos por boletos que costaban alrededor de los 200 pesos. Incluso unos a más de mil pesos por los tickets por lugares preferentes.

Muchos comentarios salieron al respecto, hasta un usuario de Twitter quien publicó: “todos se creían buenos empresarios al comprar boletos para el juego de los Naranjeros y revenderlos en internet”.

Pero en Facebook la reventa hasta creó su propio sistema. Ahí el usuario llamado “Ventas Hermosillo” creó el grupo cerrado “Boletos Naranjeros vs Mayos”, el mismo domingo cuando se agotaron los boletos en taquilla. El primer día el grupo tuvo más de 500 seguidores y para el miércoles, el día del último juego, llegó a tener 755 miembros.

En este sistema todos podían ofrecer o bien pedir boletos para los juegos de la final, por los más variados precios (ninguno abajo de 400 pesos), haciendo una subasta donde hubo cientos de publicaciones y comentarios en cuestión de minutos y casi a cualquier hora del día.

Realmente fue un buen negocio comprar y vender boletos para los juegos de los Naranjeros. Un joven de la Universidad de Sonora, compró ocho boletos para el juego número dos de la serie final en la Lateral General que cuestan 120 pesos; el mismo día del partido y en la escuela los vendió en 500 cada uno. Por una inversión de mil pesos consiguió cuatro mil pesos.

Por otro lado el único comentario que se vio de parte de las autoridades es que habría agentes de la policía municipal en los alrededores del estadio y que si alguien veía a un revendedor lo podría denunciar y los detendrían en ese momento, pero no se tuvo conocimiento de una sola sanción de este tipo. El problema ahora es que la reventa puede llegar a convertirse a una cultura en Hermosillo si las autoridades no encuentran una manera de frenarla en la próxima temporada.