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Olor a Dinero | Bichos de lengua larga y extensa cola

José Narro, después de sus fracasos por intentar dirigir al PRI y convertirse en aspirante fallido a la candidatura presidencial por ese partido, volvió a su activismo político

Por Feliciano J. Espriella

Dice un conocido dicho mexicano que para tener la lengua larga se necesita tener la cola corta. Pero al parecer los políticos mexicanos, al igual que leyes, reglamentos y hasta la misma Constitución, se la pasan por el Arco del Triunfo.

Recientemente lo evidenciaron dos connotados y desprestigiados políticos del pasado reciente en nuestro país, el ex presidente Felipe Calderón y el Dr. José Ramón Narro Robles, ex titular de cualquier cantidad de posiciones importantes durante el prianato.

A darle a la “4T”

José Narro, después de sus fracasos por intentar dirigir al PRI y convertirse en aspirante fallido a la candidatura presidencial por ese partido, volvió a su activismo político en contra del gobierno de López Obrador y eligió para sus ataques a la figura principal en la lucha de salud en contra de la pandemia Covid-19, el doctor Hugo López-Gatell Ramírez.

José Ramón Narro Robles, cuyo último cargo fue el de secretario de Salud en el sexenio de Peña Nieto, ha venido navegando con un cuestionado prestigio que le dio el haber sido rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ha sido condecorado con doctorados Honoris Causa por una buena cantidad de instituciones, sobre todo educativas, pero la gran mayoría se le otorgaron por su calidad de rector de la UNAM, más que por su trayectoria profesional.

Ave de tempestades

La respuesta a los ataques de Narro no se hizo esperar. Las redes sociales le dieron una tunda de padre y muy señor mío y diversos medios publicaron varias de las irregularidades y fechorías que cometió en las diversas posiciones públicas en las que ha participado.

Aunque tuvo algunos logros a su paso por la máxima casa de estudios del país, entre ellos el haber aumentado la matrícula en la UNAM. José Narro al término de su gestión, le dejó a su sucesor Enrique Luis Graue Wiechers, una papa ardiendo por la multitud de fuertes problemas que no pudo, no supo o no quiso resolver; destacan la inseguridad, narcomenudeo, instalaciones tomadas y la invasión de vendedores ambulantes en algunas áreas.

Un ejemplo: en diciembre del año 2013, un grupo de supuestos anarquistas tomó por asalto el auditorio de la Facultad de Filosofía y expulsó a los ocupantes originales, miembros de corrientes de izquierda radical de la UNAM y de otros grupos ajenos a la máxima casa de estudios, que se enquistaron en ese lugar después de la huelga de 1999-2000. Como con muchos otros conflictos estudiantiles, nada hizo la Rectoría ante esa situación. El problema avanzó un poco más y terminó por convertirse en un conflicto mayor.

En el 2015, el último año como rector de la UNAM y cuando aún se ostentaba como orgulloso priísta, la Dirección General de Responsabilidades, Inconformidades y Registro Patrimonial (Contraloría) elaboró un informe de 34 páginas, bajo el número DGRIRP/DERE/01/2015 y fechado el 8 de junio de ese año, en donde denunciaba graves irregularidades en el manejo del presupuesto universitario y en la contratación de bienes y servicios para la realización de la Olimpiada Nacional 2014, que tendría como una de sus sedes la UNAM.

El 8 de febrero del 2016 fue designado por el presidente Enrique Peña Nieto titular de la Secretaría de Salud. En el tiempo en el que estuvo de titular de la dependencia, como se hizo evidente aún durante el sexenio de Peña Nieto, el sector salud en México tuvo un fuerte retroceso.

Se incrementaron las compras fraudulentas de medicamentos y las instalaciones, equipo e instrumental médico se deterioraron fuertemente.

Como ha sido denunciado públicamente desde hace varios meses, durante la gestión de Narro se iniciaron cientos de unidades hospitalarias en las que se hicieron fuertes inversiones pero no fueron terminadas y al final se abandonaron.

Sobre ello, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, dio a conocer el año pasado que recibieron 327 obras abandonadas en 2018.

“Recibimos múltiples obras abandonadas 307, hospitales y otros centros de salud de mediano tamaño que quedaron simplemente abandonadas y quedaron estancadas… las obras suspendidas en 2018 son 42 hospitales, 107 centros de Salud, y ahora en 2019 trabajamos en 18 hospitales y 54 centros de salud. Durante 2020 tenemos la remodelación de 50 hospitales y 56 centros de salud”, indicó López-Gatell.

El ex titular de salud, quien entre el 28 de abril y el 6 de mayo tuvo bastante actividad de su cuenta de twitter en relación a la pandemia, a partir de la última fecha enmudeció. A lo mejor ya entendió que “para tener la lengua larga, es necesario tener la cola corta”.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.