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Pancho Villa y la Revolución en Sonora

El 20 de Noviembre de 1910 estalló la Revolución Mexicana. A partir de ese día, el reloj que marca el curso de los tiempos —en lo que respecta a México—, empezó a señalar una nueva hora; en Sonora, los primeros brotes de inconformidad se dieron en los minerales de Cananea y La Colorada

Por Enrique “Kiki” Vega Galindo

El General Don Francisco Villa, sigue siendo el héroe de las multitudes. Idolatrado y satanizado, su imagen permanece perene al pasar de los años. Sobre su vida se han escrito infinidad de artículos periodísticos, documentales, revistas, libros, películas, programas televisivos. Escuelas. Calles, avenidas y bulevares. Tequilas. Restaurantes. Cantinas. Platillos de comida. Posters. Fotos. Camisetas. Pinturas. Dibujos. Vasos. Tarros, Tazas.

Anualmente este místico personaje histórico de la Revolución Mexicana genera ganancias por varios miles de dólares anualmente al comercio, no solo del ámbito mexicano, sino también internacional. Todos los seres humanos de cualesquier rincón de la tierra quieren tener entre sus pertenencias algún objeto que haga referencia al máximo héroe mexicano que invadió a los Estados Unidos. Ese es su principal atractivo. Pero como hombre revolucionario que quería cambiar la sociedad mexicana, sus ideales fueron magníficos. Pero que dañaban los intereses de la burguesía política mexicana. Y Pancho Villa sigue cabalgando montado en el: “7 Leguas”.

De entre la extensa variedad de documentos y libros históricos que forman parte de mi colección bibliográfica, conservo un extraño y raro libro del cual solo se publicaron 500 ejemplares y el mío esta enumerado 451. Lo adquirí ya hace algunos años atrás en una subasta de libros viejos. Es tal vez el compendio más completo y detallado que existe en lo referente a la vida del General Don Francisco Villa. Describe y narra con lujo de detalles los hechos reales de la Revolución Mexicana. Nombres, datos, fechas y acontecimientos son meticulosamente tratados en el texto. El cual surge de la pluma de un acompañante cercano a Pancho Villa.

Por más, basta decirlo, el texto está ilustrado con una vasta exposición de fotografías únicas en su género. Claro está, dada la antigüedad del libro, hay que tratarlo con demasiado cuidado.

Sobre la Historia de Sonora en la Revolución Mexicana, se ha escrito mucho. Es hartamente y archiconocido el tema y los historiadores sonorenses se han dedicado ampliamente a describir este periodo. ¿Pero qué dice Pancho Villa al respecto?, ¿Qué sucedió realmente?

La historia comienza el primer domingo de Julio de 1910. Cuando el pueblo sonorense se encontró con que el fraude, la burla que se había cometido cada cuatro años, desde hacía seis lustros, se repetía ese domingo histórico, y tuvo el valor de no firmar las actas que previamente preparadas, se le exigía firmara, declarando con esto que la fórmula Díaz-Corral había obtenido la aprobación de la inmensa mayoría del pueblo mexicano. Los primeros brotes de inconformidad se dieron en los minerales de Cananea y La Colorada.

En El Ronquillo el Profesor Pedro F. Bracamonte, asestó tremenda bofetada en el rostro en el representante de la casilla el Licenciado Barroso. En La Colorada el encargado de manifestar su repudio en contra del resultado electoral lo fue Juan G. Cabral, quien gritó: “¡Ya está por llegarles la hora!”. Que no les gustó para nada a los achichincles. En el mineral El Tigre los mineros se rehusaron a firmar las actas. Entre los líderes se encontraban: Pablo López, Enrique León Ruiz y Rodrigo M. Quevedo. En Sahuaripa encarcelaron a varios maderistas por órdenes del Prefecto Alfredo Encinas. Entre ellos se encontraban los líderes: Juan Antonio y Belisario García (hermanos). En Navojoa la Familia de Los Talamantes (padre e hijos) y donde se encontraba Álvaro Obregón. Quienes gritaban: “¡no más burla!”.

Por lo pronto la mecha ya estaba encendida, ahora solo faltaba ver qué iba hacer el pueblo sonorense. El gobierno estaba muy fuerte. La empresa no iba hacer nada fácil. El Gobernador del estado de Sonora General Luis Torres. Jefe de la Primera Zona Militar General Lorenzo Torres. Jefe de la Gendarmería Rural Teniente Coronel Luis Medina Barrón. Y al frente del Poder Ejecutivo el Vicegobernador Don Alberto Cubillas.

Los maderistas eran muchos pero carecían de organización y de recursos.

Álvaro Obregón, y los hermanos Arnulfo y Severiano Talamante decían: “…esto es una locura…”. Esa era la verdad, los maderistas eran gente de las bajas capas de la sociedad, y los dirigentes de la clase media. Pero fueron los humildes, quienes decidieron desafiar al déspota. Así nacieron hombres, muy hombres. En Cananea los inconformes se comprometieron con el Plan de San Luis. Entonces, el gobierno empezó a vigilarlos estrechamente. Bajo la sospecha de que los maderistas de Chihuahua invadieran Sonora el señor Alberto Cubillas ordenó al Prefecto de Sahuaripa, Alfredo Encinas, que encerrara a los maderistas y armara a un grupo de gentes para defender la soberanía del gobierno. De esta forma se armaron a 400 hombres de la gleba.

Por fin, llegó aquel día: un 20 de Noviembre de 1910. En Chihuahua estalló la Revolución Mexicana. Recuérdese la fecha, porque a partir de ese día, el reloj que marca el curso de los tiempos —en lo que respecta a México—, empezó a señalar una nueva hora. El 25 de noviembre, nos levantamos en armas en contra del gobierno de Porfirio Díaz (dijo el sahuaripeño Rafael Rascón López), quien se fue a reunir con el General Alejandro Gandarilla. A un punto limítrofe de Sonora, conocido como Guadalupe, Chihuahua.

En los primeros días del mes de diciembre los revolucionarios de Cananea y Agua Prieta se desaparecen de Sonora y se van a Tucson, Arizona. Regresan, se internan en la sierra chihuahuense. Después de la derrota de Orozco y Villa en Cerro Prieto, se repliegan a Yepómare, allí se les incorporan Antonio Rojas, y José Rodríguez. Hasta allá viaja desde Navojoa, el férreo soldado de la Reforma Don Severiano Talamante, quien es acompañado por sus hijos Arnulfo y Severiano, a quienes se les unen los hermanos Guillermo y Roque Chávez, Ramón Gómez, Fermín Carpio y Leobardo Tellechea. El general Lorenzo Torres viaja inmediatamente a Cócorit, y de allí a Álamos donde aprehende a los señores Benjamín Hill, y a Ventura y Flavio A. Bórquez. En Bavispe, Miguel S. Samaniego, y su hermano Ludovico, junto con Blas Tarazón y Fortino Escobedo, se dirigen hacia “El Tigre”, donde los espera Enrique León y dos aguerridos jovenzuelos de nombre Los Johnson, originarios de Casas Grandes, Chihuahua. En Sahuaripa no hubo guerra. Los revolucionarios tomaron el pueblo y liberaron a los presos.

Con la llegada de Los Talamante, se comenzó la organización de todos aquellos contingentes, aprovechándose de todo el armamento que habían recabado: Lorenzo Hurtado, Adalberto Trujillo y Alfonso Coronado. El Mineral de La Colorada se vuelve totalmente villista y allí toman las armas para dirigir un gran contingente el Profesor Gonzalo Escobar, y Francisco Romero Manzo y sus Hijos.

El 27 de Enero de 1911, Juan G. Cabral, Salvador Alvarado, Pedro F. Bracamonte, Rafael Romero, y Claudio Fox, parten desde Douglas y toman el pueblo de Cuquiárichi.

En Sahuaripa, los rebeldes se esconden en la sierra para hacer su guerrilla en contra de los Hermanos Torres. En Tonichi Juan Antonio García, junto con un conjunto de rancheros, derrota a los federales comandados por Pedro Ojeda. Entre los maderistas se encontraba Tiburcio Maya, quien se convertiría en general villista.

8-revolucionariosEn Sahuaripa asesinaron a Los Talamante. Y a su vez, se iniciaba el ocaso del poder político porfirista en Sonora. En esos días arriba a Bavispe la columna de los chihuahuenses de José de la Luz Blanco. Quienes con la ayuda de “Red” López toman la Plaza de Agua Prieta el día 11 de marzo de 1911. Después se regresan a Chihuahua, dejando en Sonora a Arturo “Red” López. Juan Cabral se dirige al Molino de San Rafael y libera a los maderistas. Ya el ingeniero Gayou notaba que Cabral tenía dominio político. Y allí se les une el Coronel Delfino Laborín Quijada. Se regresa a Nacozari y allí se les une un chamaco de Parral, Chihuahua, quien se convierte en el trompeta del regimiento su nombre era el de Cruz Gálvez. De allí pasan a Fronteras, y después a Agua Prieta. Estos triunfos maderistas ya empezaban a repercutir en la falta de ánimo de los federales.

En Ures el 22mo. Batallón de Infantería comandado por el Coronel Miguel Girón y el Teniente Coronel Daniel Ortiz. Estos soldados se llamaban entre ellos “revolucionarios”. Aquí sobresalió un muchacho al que le decían: “El Pájaro” de nombre Manuel Bustamante. El regimiento permaneció encuartelado en la casa del Presidente Municipal Matías Tamayo, quien les repartió dinero y a cada quien 300 cartuchos en un morral. Un militar federal de nombre Jiménez Riveroll y sus soldados, se unieron a los maderistas. Incorporando a su vez un cuerpo de caballería. Luego partieron para Huepac, y de allí se enfilaron a un rancho de nombre San Pedro.

En las inmediaciones de Hermosillo. La mitad de los soldados se regresó a proteger la plaza de Ures. En San Pedro acordaron con el Coronel Girón, que Fernando Escobosa se fuera a Cobachi. Alberto Valdés marchó con rumbo a Hermosillo. Por el otro lado salen de Agua Prieta con rumbo a Ciudad Juárez: Antonio Rojas, Federico Córdova, Herrera, Rodríguez, Eugenio H. Gayou, Francisco Morales, y Martiniano Servín. De Nogales partieron: José María Maytorena, y Carlos Randalla. Entonces atacan con toda su furia los federales comandados por Luis Medina Barrón y Francisco Chapa. Los maderistas son derrotados, y huyen con rumbo a Nacozari, el día 27 de abril de 1911. Se abastecen de alimentos, armas y parque y se dirigen a recuperar Agua Prieta comandados por Anacleto Girón.

El 10 de mayo Pascual Orozco y Pancho Villa toman Ciudad Juárez, y vencen al rudo general Juan J. Navarro.

El 13 de mayo la gente de Cananea gritaba: “¡hemos ganado, que viva la revolución!”. Ese mismo día Girón toma Agua Prieta. Francisco I. Madero desde Ciudad Juárez gira instrucciones a Francisco Villa para establecer las autoridades maderistas.

El 17 de Mayo van y toman Navojoa. El Señor Francisco Morales, se hace cargo del Gobierno de Sonora, mientras arriba el Ingeniero Eugenio H. Gayou, como Gobernador Interino, nombrado por Madero. Así entran triunfalmente los maderistas a tomar la Capital. Van dos columnas una guiada por Isidro Escobosa y la otra por Juan Antonio García, y Ramón Vega Sosa. Firmados los Tratados de Ciudad Juárez. La Revolución había ganado la batalla.

El Autor es: Sociólogo, Historiador, Escritor e Investigador.

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