Pandemia afectó a niñez sonorense

Efectos colaterales de la pandemia a dos años
Por Gerardo Moreno y Rigo Gutiérrez

La pandemia por Covid-19 impactó negativamente en la niñez sonorense. La modificación de ciertos hábitos sociales durante estos dos años, les afectó en áreas como la educación, la salud mental y su desarrollo.
“Primera Plana” buscó la opinión de expertos en diferentes áreas para acercarnos a una primera evaluación del panorama que actualmente se observa pero que, a largo plazo también tendrá repercusiones.
Como se recordará el virus chino de Wuhan llegó a Sonora en marzo de 2020 y desde entonces los infantes tuvieron que ir adaptándose a los lineamientos dictados por las autoridades sanitarias que, entre lo más impactante destaca el encierro. Hoy, a más de dos años, las restricciones poco a poco han sido liberadas e incluso, a decir del vocero para tratar los asuntos de la Pandemia en México, el Dr. Hugo López Gatell, ya se vislumbra el fin de la pandemia y el inicio de la fase de endemia.
El resultado en datos preliminares para la infancia mexicana: 5.7 millones de contagiados; 338 mil muertos por coronavirus. De los contagiados, 47,892 en el rango de 0-4 años de edad; hubo 68,550 casos de 5-9 años de edad; y 127,873 positivos de 10-14 años. (Fuente: Gobierno de México)
Salud mental

La licenciada en Psicología, Rosalba Valenzuela Peñúñuri, quien cuenta con una maestría en Psicología, platicó que sin duda uno de los efectos sociales de la pandemia se ve en los niños, quienes fueron los más vulnerables al tener que limitar muchas de nuestras actividades tan básicas como es la convivencia social.
“Diversas investigaciones de diferentes autores mencionan que al vernos obligados a poner un gran límite en nuestras actividades tan básicas, una de ellas la convivencia social afectó a los niños, en etapas de desarrollo temprana, porque al no contar con
los estímulos ambientales que le permiten el desarrollo de nuevas habilidades, estructuras cognitivas y el desarrollo del lenguaje, más que nada para los más pequeños, pues se encuentran en una cierta desventaja”.
Esto, dijo, se ve reflejado principalmente en el tema del desarrollo del lenguaje, motriz, autonomía y habilidades sociales, ya que la convivencia es un punto importante para el desarrollo de las niñas y los niños, porque desde pequeños se les enseña sobre las reglas de convivencia, desarrollo de la conducta, toma de decisiones y resolución de problemas, y al estar encerrados en casa, se retrasó todo ese aprendizaje empírico.
“De hecho hay algunas teorías psicológicas que hablan sobre el aprendizaje social a través de la observación de modelos, entonces en la pandemia donde no tenían otros modelos más que sus papás y hermanos, pues es un entorno muy reducido y entonces estos niños han crecido con dificultades en habilidades sociales, porque no tuvieron experiencias enriquecedoras”.
También se puede notar que la pandemia generó niños y niñas un poquito más retraídos, que no expresan lo que piensan o lo que sientes, porque muchos tienen desconfianza hacia la gente nueva o extraña, pues no están acostumbrados a socializar con más personas.
Alteraciones emocionales
También, se podría notar una afectación en el tema de salud mental, porque si para los adultos fue difícil esta etapa de pandemia, con muchas afectaciones a nivel emocional y de estrés y tristeza, para los niños fue exactamente igual.
“Un niño que estaba acostumbrado a salir, jugar, correr, ir al parque, ver a otros niños de su edad y convivir con ellos, y que de un día a otro le digan ya no puedes hacer eso por seguridad y por su salud, obviamente ellos también sufrieron esa parte del estrés y emocional”.
Este tipo de alteraciones emocionales pueden generar otro tipo de problemas, como dificultades del sueño, de concentración, para poner atención a la escuela o en áreas específicas, inclusive caer en la hiperactividad o no saber manejar las emociones, o incluso problemas que a la larga pueden ser más graves, como depresión o ansiedad.
Recomendaciones prácticas en familia
La Psicóloga Valenzuela Peñúñuri aclaró que como la situación de la pandemia ya se vivió y en algunos casos donde haya más enfermos se seguirá viviendo, la recomendación es crear un ambiente que estimule a los niños y niñas dentro de sus casas, crear actividades lúdicas con los padres, hermanos o incluso con algún vecino o familiar de la misma edad.
“Es más que nada crear ambientes propicios para el aprendizaje, que puedan, más o menos, interactuar también con otro tipo de tareas que no sean escolares, ver la tele
o jugar videojuegos, que puedan distraerse y aprender de otra manera y que lo vean como un juego”.
También, si se nota algún cambio drástico en la conducta del niño o niña, como dejar de comer o estar más serio de lo normal, siempre se debe acudir a un experto, en este caso un psicólogo especializado en evaluación infantil, al igual que cuando estamos enfermos del estómago o sentimos un dolor de cabeza, vamos inmediatamente con un médico.
“Centrémonos en la comunicación, uno nunca debe dar por sentado que los niños no nos van a entender, debemos platicar con ellos lo que pasa, la situación, a lo mejor decirles por qué no pudieron ir a la escuela, explicarles lo de la pandemia, darles buenas noticias, emocionarse junto con él, y no dejarlo de lado porque nosotros tenemos nuestras preocupaciones como adultos y por eso no tomarles importancia a sus preocupaciones de niño y no tomarlos en cuenta”.
Educación: el gran daño

La maestra Azucena Moreno, profesora de preescolar y que cuenta con una maestría en Desarrollo del lenguaje, explicó que a raíz de la pandemia y el regreso a clases en una “nueva normalidad” sí ha afectado en el desarrollo de aprendizaje de los niños, pues muchos no tuvieron ese contacto con las normas y formas de convivencia y es un reto el prácticamente enseñarles desde cero.
Explicó que el primer reto se vino al volver a los salones de clases dentro de una nueva normalidad, después de un año y medio que los menores volvieron al salón de clases de una forma parcial, ya que dejaron de convivir con otros niños, de tener una rutina de trabajo.
“Al principio fue un poco difícil para ellos adaptarse a esa rutina, el estar sentados en un lugar, tener ciertos horarios para trabajar, para el recreo, entonces primero fue más que nada adaptación y también reforzar mucho lo que fue la educación socioemocional”.
Dijo que los niños estuvieron encerrados en sus casas y a diferencia de niños que tenían hermanitos, hay otros que no y que prácticamente estuvieron solos sin convivir con otros niños. Entonces ese es uno de los principales factores que se empezaron a trabajar en las aulas y que se sigue trabajando.
“Que convivan con otros niños, que sigan reglas, que aprendan a compartir, a respetar turnos, y ya después de eso que sigan trabajando con el reforzamiento en lo cognitivo, con las matemáticas, el lenguaje, las letras, los números, y demás conocimientos necesarios”.
Explicó que cada niño es diferente y tienen procesos de aprendizaje y desarrollo diferente, hay estudiantes que llegaron a las aulas y pareciera que nunca estuvieron en pandemia, pero otros que, sí llegaron muy afectados y es casi enseñarles desde cero, entonces sin duda los meses que se estuvieron encerrados si afectaron en diferentes niveles y ahí está el reto nivelarlos y reforzar a todos.
Más atención a niños en edad preescolar
Comentó que hay un reto mayor para los pequeños en etapa de preescolar, porque tienen un mayor apego con los padres de familia, sobre todo que estuvieron con ellos en todo el proceso de enseñanza ahora en pandemia y ahora deben desarrollar otras habilidades por su cuenta, con el apoyo del maestro.
“Siempre es difícil el inicio del ciclo escolar, pero ahora fue más complicado porque con la nueva normalidad no van todos los días, unos días va un grupo, al siguiente otro, no se puede atender a todos los alumnos en las aulas, entonces se viene trabajando esa adaptación y el apego que tienen con los padres, lo que se trabajaba en un mes antes ahora se trabaja todos los días, por esa diferencia”.
Requiere un esfuerzo extra, tanto de los maestros, de los padres de familia y de los mismos niños, porque hay que dejarles trabajo para los días que estén en casa y demás actividades, entonces antes un tema que se veía en una semana ahora se ve en varias semanas para alcanzar a desarrollarlo completamente en todos.
Ante este nuevo panorama, donde ya habrá un regreso total a clases, aclaró que los maestros ya están listos para esta nueva normalidad y que todos los niños regresarán a clases, ya solo falta que las autoridades tengan la responsabilidad para que las instalaciones estén listas también para recibir a todos los niños y exista un compromiso para las escuelas y estén equipadas.
“Siempre he pensado que la educación de los niños es un trabajo de todos, no se le puede adjudicar nada más a los padres, o a los maestros, o a las autoridades, creo que el trabajo es de todos. Con que cada quien haga su parte, ponga su granito de arena, el maestro en las aulas, el padre en la casa y la autoridad en la sociedad, si cada quien hace su parte creo que la educación de los niños puede ser mucho mejor y aspirar a grandes cosas”.
Sobre todo, dijo, si se trabaja desde temprana edad, se podrán ir desarrollando de la mejor manera en todas las etapas de su vida y así habrá seres humanos responsables, tolerantes, empáticos, y así habrá buenas personas.
Todos dentro del mundo virtual
Por su parte, el presidente de la asociación Revo Sonora, Oscar de la Cruz, promotor del uso responsable de internet y las nuevas tecnológicas, aclaró que estos años de pandemia dejó claro que los niños ahora también viven dentro de un mundo virtual, son nativos tecnológicos y lo toman con importancia y seriedad, y por eso hay que advertirles de los riesgos que también existen ahí.

Luego de dos años de pandemia, ahora los niños y niñas ya también ven las nuevas tecnologías y el internet como una herramienta para educarse, ya que pasaron meses recibiendo clases por una pantalla, reforzando este uso de la tecnología que ya tenían.
La Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020, del INEGI, en sus resultados menciona que 14.9 millones de niños entre
6 y 12 años tomaron su educación a distancia a través de un dispositivo conectado a internet.
“Los pertenecientes a la Generación Z forman alrededor de una tercera parte de la población mundial, están enfocados en una vida virtual, pegados a sus dispositivos electrónicos y se la pasan navegando durante horas en Internet. Podemos considerarlos como unos auténticos nativos digitales, ya nacieron en un mundo de pantallas, no imaginan la vida sin sus dispositivos móviles y sin Internet”.
Esto, dijo, ha generado que tengan deficiencias como oyentes y que su comunicación sea generada mayormente a través de las tecnologías, están expuestos a una gran cantidad de estímulos y por eso llegan a perder sensibilidad emocional a corta edad.
Niños Hiperconectados
De la Cruz Rodríguez detalló que el 67.1% de los niños mexicanos entre los seis y 12 años ya están conectados a internet, hablamos de dos de cada tres menores. Son los celulares el dispositivo que más usan para concertarse con el 65.5% de los casos.
“Estamos hablando de un crecimiento del 10%, comparado con el año anterior inmediato, esto puede deberse a que es más fácil utilizarlo, pueden encontrarse algunos modelos más baratos con respecto a otro tipo de equipo de cómputo o de tecnologías y también se debió a la pandemia motivando las clases a distancia”.
A pesar que la edad recomendada para estar en redes sociales es de los 13 años en adelante, ahora los niños ya utilizan aplicaciones como WhatsApp, con el 30%, Facebook con el 16.7% y YouTube con el 15.6%.
Relacionado a esto, explicó que se tiene detectado que el país en el que más se está consumiendo pornografía infantil es México. Donde se utilizan las redes sociales para obtener material, principalmente Facebook, escondiéndose a través de perfiles falsos, engañando a los menores.
“La ONG Inhope estima que el 59% del contenido de pornografía infantil es practicado con niños de 0 a 13 años además de que el 80% de las víctimas de este tipo de violencia sexual son niñas”.
Explicó que la mayoría de los niños y niñas tuvieron el primer contacto con la tecnología al comenzar a jugar con el celular, tableta o computadora del papá o la mamá, es decir, que consciente o inconscientemente fueron los padres quienes le abrieron la puerta al mundo virtual y por eso depende de cada padre establecer qué tanta libertad se la da en esta vida digital, ya que siempre es importante establecer reglas.
El riesgo de la generación perdida
A últimos días, cada vez son más las autoridades sanitarias alrededor del mundo que anuncian el levantamiento de las restricciones para evitar la propagación del virus del Covid-19 —México no ha sido la excepción—. Pero los efectos colaterales del
virus chino en poco más de dos años pandémicos, han ido más allá de la enfermedad respiratoria, impactando de otras formas en la salud de contagiados y no contagiados.

La niñez ha sido uno de los grupos vulnerables que menos atención recibió de las autoridades, aparentemente motivados porque se presumía que la enfermedad en este grupo era “leve”.
Sin embargo, de acuerdo a lo declarado hace unos meses por Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, sobre ese “mito”, nada podría estar más lejos de la verdad.
“Si bien los niños pueden enfermarse y propagar la enfermedad, esto es solo la punta del iceberg de la pandemia. Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para los niños. Cuanto más persista la crisis, más profundas serán sus repercusiones en la educación, la salud, la nutrición y el bienestar de los niños. El futuro de toda una generación está en riesgo”, dijo la funcionaria de UNICEF, según boletín del órgano internacional.
Y es que la UNICEF presentó un informe el cual dejaba un mensaje para “evitar la generación perdida del Covid-19”. En el documento se habla de las consecuencias próximas y de largo plazo de la pandemia.
De entrada arroja el dato de los contagios entre niños. Los niños y adolescentes menores de 20 años representaban una de cada nueve infecciones por COVID-19, o el 11% de los 25,7 millones de infecciones notificadas en los 87 países donde se hizo el estudio.
“Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para los niños. Cuanto más persista la crisis, más profundas serán sus repercusiones en la educación, la salud, la nutrición y el bienestar de los niños. El futuro de toda una generación está en riesgo”, añadió.
Pegó en la atención a los niños
En el informe, los expertos de UNICEF insisten en el riesgo de que el mundo podría estar frente a una generación perdida y brinda expone argumentos en datos:
-Alrededor de un tercio de los países analizados registró una caída de al menos el 10% en la cobertura de servicios de salud como vacunación de rutina, atención ambulatoria de enfermedades infecciosas infantiles y servicios de salud materna. El miedo a la infección es una razón importante para no acudir al centro médico.
-Hay una disminución del 40% en la cobertura de los servicios de nutrición para mujeres y niños en 135 países. En octubre de 2020, 265 millones de niños seguían perdiendo las comidas escolares en todo el mundo. Más de 250 millones de niños menores de cinco años podrían perderse los beneficios de los programas de suplementación con vitamina A.
-65 países informaron de una disminución en las visitas domiciliarias de los trabajadores sociales en septiembre de 2020, en comparación con el mismo período del año pasado.
Los datos más alarmantes del informe señalan que:
-En noviembre de 2020, 572 millones de estudiantes se vieron afectados por el cierre de escuelas en 30 países: el 33% de los estudiantes matriculados en todo el mundo
-Se estima que en un período de 12 meses podrían morir dos millones de niños más de muertes infantiles y 200.000 bebés más nacerían muertos, con graves interrupciones de los servicios de salud y aumento de la desnutrición.
-Otros entre seis y siete millones de menores de cinco años sufrirán emaciación o desnutrición aguda en 2020, lo que supone un aumento del 14% que se traducirá en más de 10.000 muertes infantiles adicionales cada mes, principalmente en África subsahariana y Asia meridional.
-A nivel mundial, se estima que el número de niños que viven en la pobreza multidimensional – sin acceso a educación, salud, vivienda, nutrición, saneamiento o agua- se ha disparado en un 15%, o 150 millones de niños más para mediados de 2020.