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Prevenir y curar los problemas de la espalda

Por Redacción

Es importante mencionar que los huesos se encargan de funciones vitales para la supervivencia: soporte del cuerpo, movimiento, protección, producción de células sanguíneas, almacenamiento de calcio y regulación endocrina.

El esqueleto humano de un adulto está formado por 206 huesos, además de una red de tendones, ligamentos y cartílagos que conectan unos con otros. Los animales con esqueletos internos hechos de huesos, llamados vertebrados, son una minoría en nuestro planeta.

Al nacer no tenemos todavía el número definitivo de huesos, los bebes llegan al mundo con  unos 300 y algunos de ellos se fusionan con el crecimiento. Cuando alcanzamos la vida adulta tenemos sólo 206. En promedio los hombres crecen hasta el final de la adolescencia y las mujeres dos años después de su primer ciclo menstrual. Es entonces cuando la fisis o cartílago de crecimiento de los huesos se endurece y se cierra, con lo que se detiene su expansión. Los huesos cuando están fuera del cuerpo enseguida se vuelven frágiles y quebradizos, pero en nuestro interior están llenos de vida. Los abastece de nutrientes la red de vasos sanguíneos del sistema circulatorio, que están rodeados de nervios.

Por lo general la parte exterior está formada por una capa densa y dura. A continuación posee una capa esponjosa  más ligera y flexible. En el centro de algunos huesos encontramos la médula ósea, con textura gelatinosa, que es donde se producen de forma constante nuevas células sanguíneas. Dentro de este sistema podemos distinguir dos partes: el esqueleto axial y el apendicular, el primero con un total de 80 huesos, que conforman la columna vertebral, las costillas y el cráneo. Lleva el peso desde la cadera, el tronco y las extremidades superiores hasta las extremidades inferiores a  través  de las articulaciones de la cadera, que ayudan a los seres humanos a mantener su posición erguida. Por otra parte, el esqueleto apendicular tiene un total de 126 huesos y está compuesto  por la cintura escapular, la clavícula, y la escápula, los miembros superiores la cintura pelvis y los miembros inferiores. Gracias a ellos podemos caminar, correr y realizar otros movimientos. Además tienen la función de proteger a los principales órganos del cuerpo que son responsables de la digestión, excreción y la reproducción.

Los principales males de nuestra osamenta son los trastornos metabólicos óseos como la osteoporosis y la osteomalacia que son las principales dolencias del esqueleto. La osteoporosis es bastante frecuente, sobre todo en personas de edad avanzada. Conlleva la pérdida de tejido óseo: al quedarse sin calcio, el hueso se vuelve más fino y frágil. Por su parte la osteomalacia implica un ablandamiento de los huesos y suele ser causada por una deficiencia de vitamina D que afecta al proceso de construcción ósea. Al contrario, la osteoporosis afecta los huesos que ya están formados. También muy frecuente la artritis que agrupa más de 100 enfermedades inflamatorias.

La espalda 

Esta increíble estructura con su complejo diseño, necesita mantenimiento cuidadoso desde edades tempranas para maximizar las posibilidades de disfrutar de una espalda sana toda la vida.  La espalda  sana combina estabilidad, flexibilidad y fuerza. Y para conseguir una espalda así, necesita vertebras, músculos profundos y ligamentos fuertes, así como discos intervertebrales eficientes. Unos músculos abdominales fuertes incrementan la seguridad de la columna. Aparte de sus otras funciones mantienen una presión abdominal correcta que ayuda a aliviar la presión de los discos intervertebrales y reduce las posibilidades de sufrir el desplazamiento de una vértebra sobre otra. Al agacharnos contrayendo los músculos abdominales, la presión intra abdominal se incrementa aún más de manera que el contenido abdominal sube dentro de su cavidad, con lo que se resta presión de la base de la columna. Además estos músculos desempeñan un papel crucial a la hora de mantener una postura correcta. Al estar erguido la cabeza debe estar en el mismo plano que la pelvis, ni saliendo hacía adelante ni hacía atrás. Los hombros echados hacia atrás pero no rígidamente. Ambos tienen que estar al mismo nivel de posición relajada hacia abajo sin parecer encorvado ni doblados hacia adelante. Glúteos metidos hacia  dentro de manera natural. No exagere esta posición porque si lo hace podría someter a presión la parte posterior de la columna. Rodillas rectas, pero no metidas hacia atrás de forma rígida. Distribución del peso de manera equilibrada entre el talón y la parte delantera del pie. De igual forma cuide como se sienta. 

Las ventajas de mantener una postura son las siguientes:

*Reducir las posibilidades de sufrir dolor de cabeza, cuello, espalda y brazos.

*Hacer movimientos más precisos y que  someten a los músculos y articulaciones a un menor esfuerzo.

*Reducir la tensión física, emocional y el estrés.

*Permitir una respiración más eficiente que aumenta la captación de oxígeno y maximiza los niveles de energía.

* Dar a los demás una imagen positiva y de confianza.

¿Cómo evitar lesiones?

Esfuerzos de espalda en el trabajo. Los trabajos que consisten en levantar y mover pesos tienen mayor riesgo de provocar lesiones en la espalda. Recuerde desde el trabajo manual más pesado hasta el trabajo de oficina, de restaurantes, y las tareas del hogar, la mayoría presentan actividades en áreas con un potencial de riesgo para la espalda. Pero la mayor parte de los riesgos en casa, o en la oficina debe seguir tres reglas básicas: elija el equipamiento correcto, utilice la técnica adecuada y descanse cada cierto tiempo.

*Al recoger cualquier objeto del suelo (incluso un objeto ligero) puede ejercer presión sobre la espalda si no lo hace bien. Doble siempre las rodillas, mantenga la espalda recta.

*Agacharse al poner la lavadora, meter una charola al horno o simplemente recoger un juguete o cualquier otro objeto del suelo asegúrese de doblar las rodillas, no la espalda.

*Levantar peso de manera incorrecta puede ser malo para la espalda ya que se usan los músculos de la espalda para hacer algo para lo que no están diseñados.