
Desórdenes administrativos, pagos irregulares y dinero perdido reflejan la realidad de los datos obtenidos directamente por la ASF
Por Juan J. Sánchez Meza
El presidente de México confunde la transparencia de su gobierno con sus apariciones matutinas. En su acostumbrado autoelogio mañanero ha dicho que su gobierno es transparente como ninguno y nos ofrece como muestra indiscutible, según su versión, el que todos los días da la cara.
Al contrario de la opinión presidencial, el Director de Transparencia Internacional señala que la auténtica rendición de cuentas funciona exactamente al revés, ya que son las solicitudes y demandas de la sociedad civil y la capacidad de respuesta de la Administración, ajustada a la realidad de los datos verificables y a través de protocolos que permitan el acceso público, los que definen una transparencia efectiva.
De acuerdo con la definición del experto, lo que tenemos en las mañaneras no alcanza siquiera el nivel de caricatura de la transparencia.
Todos los días el presidente de México, instalado en la mentira como un recurso rutinario, habla de lo que él quiere y hasta donde quiere, inventa el pasado y manipula la historia a su antojo, y cuando excepcionalmente alguno de los reporteros ahí presentes le formula alguna pregunta ligeramente incómoda, tiende a descalificar al medio para el que trabaja el autor de la pregunta o simplemente la evade o recurre a la costumbre maliciosa de negar los dichos, los hechos o los datos, sin ofrecer prueba alguna.
De esa manera puede decir, con la mano en la cintura, que hace mucho que México ya compró todas las vacunas anti Covid que se necesitan, aunque al día siguiente nos diga, sin mayor aclaración, que le está pidiendo vacunas al gobierno de Estados Unidos o que espera que la India nos regale una dotación adicional o le agradece a los chinos su generosidad por las vacunas regaladas, de las que espera obsequios adicionales.
Por eso adquiere la mayor importancia que en este remolino de mentiras en las que nuestro país aparece como el campeón mundial anti Covid; nuestra economía brilla con el mayor crecimiento en el concierto internacional o las carreteras que construyen los indígenas oaxaqueños son un ejemplo para el mundo, surja la información de la Auditoría Superior de la Federación, ASF.
Con todo y las limitaciones propias de su tarea y su incapacidad legal para encauzar cabalmente las responsabilidades derivadas de sus hallazgos, la ASF encontró que durante el ejercicio presupuestal correspondiente al año 2019 el gobierno de López Obrador gastó de manera irregular 67,000 millones de pesos, independientemente de que la ASF detectó la carencia de documentación probatoria de 99,000 millones de pesos.
A la hora de revisar estas cifras es importante tomar en cuenta que las irregularidades encontradas en lo que se pudiera llamar primera instancia por parte de la ASF no necesariamente subsisten como tales, tomando en cuenta que muchas de ellas son finalmente aclaradas, por lo que donde conviene poner la mirada es en lo que se conoce como posibles daños al erario.
Al respecto, vale la pena señalar que el sonado caso del costo de la cancelación del aeropuerto que fue señalado con un monto cercano a los 300,000 millones de pesos por la ASF y más tarde objetado por el presidente de México, en el sentido de que sólo fue por 100,000 millones, con todo y lo controversial y costoso, esta decisión, por aberrante que ello nos parezca, simplemente no se considera daño al erario tomando en cuenta que el gasto erogado por el gobierno por ese concepto fue debidamente comprobado.
Entre los daños a la hacienda pública destaca el gobierno de la ciudad de México; es decir, el caso más notable de entre todas las entidades federativas, en este caso en los rubros de salud y desarrollo económico, con un daño al erario estimado en 8,000 millones de pesos.
Otro dato relevante que se ha mencionado es el número de auditorías que se han llevado a cabo en esta administración federal y que contrasta con aquellas que se realizaron durante el gobierno del presidente Peña Nieto, que superaron a aquellas en 33 por ciento, sin que haya sido en forma alguna determinante el caso de la pandemia, tomando en cuenta que el número de auditorías a practicar se decidió el día 12 de febrero del año 2020.
En términos de afectación o daños al erario, destaca por su importancia el monto de 20,000 millones de pesos correspondientes a tres partidas relativas al rubro de Salud, con un daño acumulado de 8,800 millones de pesos en el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud; 7,400 millones del Seguro Popular —que todavía existió en el 2019— y el programa de atención a la salud y medicamentos, por un monto de 3,700 millones de pesos.
En suma, desórdenes administrativos, pagos irregulares y dinero perdido reflejan la realidad de los datos obtenidos directamente por la ASF y explican, en buena medida, el interés del presidente de México de desviar la atención hacia los gastos de cancelación del aeropuerto, que permiten correr una conveniente cortina que oculta la gravedad del manejo de los recursos públicos.
@JuanJaimeSM50