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Trump endurece postura comercial y pone en la mira a México: aranceles recíprocos entrarán en vigor el 1 de agosto

Por Redacción PPD

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó hoy que a partir del primero de agosto se aplicarán nuevos aranceles recíprocos a varios de sus socios comerciales, entre ellos México, sin posibilidad de prórroga. La decisión eleva la tensión comercial en América del Norte y podría tener repercusiones directas en sectores clave de la economía mexicana.

“Los aranceles empezarán a cobrarse el primero de agosto. No se concederán prórrogas”, escribió el mandatario en su red Truth Social. Las notificaciones oficiales ya han sido enviadas a distintos países, y el gobierno estadounidense prevé continuar con estas comunicaciones a lo largo de la semana.

Aunque Trump había sugerido una posible flexibilidad en el calendario si se abrían canales de negociación, este martes cerró esa puerta al afirmar que “no ha habido cambios en esta fecha ni los habrá”.

México, en el centro de las implicaciones comerciales

Aunque México no fue mencionado directamente entre los primeros países notificados —como Japón o Corea del Sur, a quienes ya se les impusieron aranceles del 25 %—, el presidente estadounidense ha dejado claro que su política de “aranceles recíprocos” aplica a todos los socios con los que, según su visión, exista un desequilibrio comercial, entre ellos México, que es actualmente el primer socio comercial de EE. UU..

De aplicarse aranceles a productos mexicanos, los sectores más vulnerables serían el automotriz, el agroalimentario (particularmente frutas, hortalizas y cárnicos) y el manufacturero. Estos rubros dependen fuertemente del acceso preferencial que México ha gozado bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Riesgos para la economía mexicana

Expertos en comercio internacional advierten que la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a México —aunque sean temporales o sectoriales— pondría en riesgo miles de empleos y afectaría las cadenas de valor integradas en la región. Además, podrían provocar represalias por parte del gobierno mexicano, complicando aún más el entorno económico binacional.

“Este tipo de medidas no solo aumentan los costos, sino que generan incertidumbre en inversiones a largo plazo. Si se afectan las exportaciones mexicanas, también se resentirán las importaciones estadounidenses de insumos clave”, señaló el economista comercial Ricardo Espinosa, consultado por medios locales.

Tregua arancelaria en suspenso

La administración Trump había extendido este lunes el plazo para el inicio de los aranceles, que inicialmente sería el nueve de julio, dando más tiempo a sus socios para negociar. Sin embargo, las declaraciones de este martes marcan una postura más inflexible. La Casa Blanca justifica la medida como un intento de conseguir mejores acuerdos comerciales, no como reflejo de negociaciones fallidas.

La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, subrayó que el gobierno “quiere lo mejor para el trabajador estadounidense” y buscará firmar acuerdos bilaterales que reflejen esa prioridad. Hasta ahora, Estados Unidos ha logrado acuerdos parciales con China, el Reino Unido y Vietnam, pero no ha cerrado ningún tratado integral con México desde la entrada en vigor del T-MEC en 2020.

En paralelo, Trump amenazó con imponer aranceles de hasta 50 % a productos europeos, lo que pone de relieve el carácter global de su ofensiva comercial. El comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis, advirtió que la incertidumbre generada por esta política ya está afectando las decisiones empresariales.

¿Qué puede hacer México?

Analistas sugieren que México debería acelerar el diálogo diplomático y comercial con Washington para evitar ser incluido formalmente en las medidas del primero de agosto. Además, sería clave reforzar la defensa de los compromisos establecidos en el T-MEC y preparar estrategias de mitigación para proteger los sectores más expuestos.

Con una relación comercial tan estrecha —más de 700 mil millones de dólares en intercambio bilateral al año—, cualquier distorsión en las reglas puede tener consecuencias significativas para ambos países. Pero es México, con su alta dependencia del mercado estadounidense, quien más tendría que perder si la amenaza arancelaria se convierte en realidad.