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Tumultuoso y violento el 8M

En la ciudad de México lanzaron bombas molotov que causaron no sólo daños materiales, sino también hirieron a algunas mujeres. En la capital sonorense dañaron severamente la fachada de la catedral Metropolitana

Por Feliciano J. Espriella

El pasado domingo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. En distintos rincones del mundo se reunieron millones de mujeres con un objetivo en común: impulsar la lucha por sus derechos y la igualdad de género. En algunas de las grandes ciudades la convocatoria reunió a cientos de miles de mujeres.

Dos características sobresalieron en las manifestaciones: fueron sumamente concurridas y, en la mayoría, hubo brotes de violencia por mujeres enardecidas, quienes en casi todos los casos iban enmascaradas.

En la ciudad de México lanzaron bombas molotov que causaron no sólo daños materiales, sino también hirieron a algunas mujeres. En la capital sonorense dañaron severamente la fachada de la catedral Metropolitana.

En América Latina hubo manifestaciones masivas. En Chile, por ejemplo, miles de mujeres tomaron las calles de Santiago, la capital para luchar contra el machismo y el patriarcado. Según los organizadores del evento, en la marcha participaron unos 2 millones de personas, aunque las autoridades dicen que fueron cientos de miles.

La violencia fue orquestada

En todos los casos de violencia que se dieron en nuestro país el domingo 8 de marzo fue evidente que estaban previamente planeados. Los iniciaron y los realizaron casi en su totalidad, mujeres que no se identificaban como miembros de ninguno de los colectivos que participaron y que además iban encapuchadas y uniformadas de negro.

Se incorporaron a las concentraciones cuando estaban por iniciar las marchas o bien durante el desarrollo de las mismas. Obedecían evidentemente a un plan previamente concebido, con organización y liderazgos que las guiaban. El proyecto era claro, generar violencia y provocar. Hasta donde tuve conocimiento el pasado lunes al escribir esta columna, en ninguna de las ciudades del país reaccionaron las autoridades a las provocaciones ni se reprimieron.

¿Cuál o cuáles eran los propósitos de los actos delictivos? Si lo que buscaban era desacreditar los movimientos, lo hicieron muy bien. Lamentablemente, lo que más trascendió a la opinión pública (que en su mayoría los reprobó) fueron precisamente los actos vandálicos. Mucho más que las intervenciones de algunas de las oradoras en los mítines, quienes fueron muy elocuentes y sensibles para denunciar el problema del feminismo en nuestro país.

¿Qué buscaban? ¿Crearle problemas al gobierno? ¿A cuál?, porque igual lo hicieron en estados gobernados por Morena, el PAN, el PRI y el o los que le quedan al PRD.

¿Al gobierno federal? De ser así hubieran focalizado las acciones violentas en la CDMX, por ser la sede de los Poderes de la Unión. Seguramente hubieran atentado no sólo contra Palacio Nacional, sino contra muchas de las oficinas de las secretarías de estado, el Senado y la Cámara de Diputados.

¿Entonces? Me parece que sólo pretenden generar condiciones de desestabilización. Les corresponde a las autoridades averiguar quiénes y por qué.

Afortunadamente en todos los casos hubieron sólo daños materiales y salvo algunas personas heridas, pocas y en su mayoría mujeres, no hubo desgracias personales que lamentar.

El odio se contagia y enardece

Me llama la atención que las arengas y acciones de odio que al parecer tenían como consigna las alborotadoras propagar, sí tuvo éxito en muchas de las manifestantes, quienes sin uniformar ni capuchas se animaron a realizar acciones violentas, o cuando menos hacer suyas las proclamas y animar a las depredadoras en sus acciones.

Esto es lo peligroso de los hechos verdaderamente subversivos que se han venido realizando en algunas de las concentraciones y marchas de protesta en nuestro país.

Y la verdad, a riesgo de parecer también subversivo, me parece que el campo es fértil y nuestras mujeres tienen muchas razones para ser fácilmente exacerbadas. Los abusos, discriminación, acoso, violaciones y la brutalidad de los feminicidios  en las últimas fechas, me parece que son motivos más que suficientes para que reaccionen y se enciendan con facilidad.

Millones de mujeres mexicanas han sido víctimas de alguna agresión y varios miles llevan encima la pena de haber perdido a una hija brutalmente violada y mancillada. Escuché a la madre y al padre de una niña de 12 años que fue violada, torturada y finalmente asesinada por tres bestias que aunque fueron atrapados, a uno lo habían soltado, aunque después fue reaprendido y otro, como era menor de edad al momento de cometer el atroz crimen, saldrá en libertad en unos cuantos meses, después de cumplir apenas 3 años de cárcel.

Para no ir muy lejos, en pleno Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, fueron asesinadas en nuestro país cinco mujeres, una estaba embarazada y otra era un estudiante de apenas 18 años.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.