Destacada

Valorar el descanso

Girl sleeping on a clock showing midnight (or noon).

El insomnio es cada día un bien más codiciado, y con la nueva modalidad de trabajar en forma virtual y con toda la problemática que nos ha ocasionado la pandemia, todas las actividades acaban desplazándose hacia la noche. El excesivo trajín el cerebro necesita  “descomprimir”  y eso nos conduce a seguir conectados con el internet o seguir chateando, lo que a menudo roba horas de sueño.

El insomnio es precisamente la alteración del sueño más frecuente y la más obsesionante: la mayoría de los afectados piensa en ese trastorno durante el día y en casos extremos el afectado llega incluso a sentir temor de que llegue el momento de acostarse, en previsión de que no podrá conciliar el sueño y la noche se le hará eterna.

El insomnio se presenta de formas distintas. Puede ser que la persona le cueste conciliar el sueño por llevarse toda la problemática del día, o bien se duerma y se despierte apenas tres o cuatro horas después, provocado por pesadillas, sueño agitado, enojo, o problemas digestivos, también hay personas que despiertan de madrugada 3 o 4 am, como una consecuencia de la no aceptación de los problemas, es importante ir reduciendo la ansiedad  y recurrir a tratamientos naturales que ayuden a conciliar el sueño. No debemos olvidar que los animales están despiertos a esa hora, para vigilar a los depredadores, nosotros somos mamíferos y cuando nos sentimos presos por todas las informaciones negativas que se han recibido en el día, el miedo se va a sentir en la nuca.

Cuando nos preguntamos cuáles son las normas de sueño para medir que cantidad necesitamos existen escalas que tienen una correlación entre la edad, el desarrollo del cuerpo y los requerimientos reales de sueño.

-Los bebés de dos meses y menores necesitan aproximadamente de 16 a 17 horas diarias.

-Los bebés de cuatro meses necesitan 10 horas diarias por noche y dos siestas largas y una corta durante el día.

-Los niños de un año requieren de 13 a 14 horas dentro de las veinticuatro horas, (generalmente, 11 son de noche y las demás se reparten en siestas largas en el día).

-Los niños entre 5 y 15 años necesitan de nueve a diez horas.

-Personas adultas necesita un promedio de 8 horas pero puede variar desde 4, 6, o 10.

-Tercera Edad: Los ciclos de sueño se reducen como consecuencia de la baja producción de melatonina. El ciclo de producción de la hormona melatonina, una hormona que segrega de forma natural la glándula pineal del cerebro y que induce el sueño, viene marcado por la claridad. Al oscurecer, la producción de melatonina se acelera de forma natural por la escasez de luz que llega a la retina, como si el organismo fabricara una pastilla para ir a dormir. Al acabar el día, se segrega más cantidad de esta hormona, que al interaccionar con algunas neuronas ayuda a dormir. Por la mañana, la luz hace disminuir la producción y favorece el despertar. Con la edad, la producción de melatonina se inhibe y por eso los ancianos requieren menos horas, pero aumentan las siestas diurnas.

Es importante también descartar las causas que pueden alterar el sueño:

1.- Físicas: Problemas respiratorios que incluyen fiebre del heno, asma, bronquitis, resfriado, apnea del sueño (similar al ronquido crónico y muy común en los hombres maduros que también sufran de sobrepeso), piernas inquietas, tinnitus, algunos cánceres (particularmente de huesos, páncreas, y  cerebral), dolor de dientes, de espalda, artritis, intoxicación por algún alimento, menstruación, menopausia, hipertensión y diabetes.

2.- Fisiológicas: Siestas diurnas, ejercicio extenuante por la noche, jet lag, ruido, embarazo, trabajos nocturnos, bajos niveles de azúcar por no comer los alimentos adecuados, pérdida de peso por realizar dietas de moda y sin vigilancia médica o nutricional.

3.- Psicológicas: Sufrimiento,  estrés, tensión, preocupación, miedo, duelo.

4.- Psiquiátricas: Depresión, ansiedad,  desorden de estrés post-traumático,  psiquiátrico severo.

5.- Farmacológicas: Alcohol, algunos antidepresivos, bloqueadores beta, corticosteroides, teofilina, cafeína,  drogas ilícitas, nicotina, descongestivos nasales, etc.

6.-Ambientales: Calefacción,  refrigeración,  habitaciones muy frías,  equipos electrónicos, ruidos provocados por el tránsito, vecinos, música, luz, o ronquidos de la pareja.

Uno de los principales agravantes del sueño son los ronquidos, está comprobado que de cada uno de cinco adultos ronca lo suficiente como para volver locos a los que comparten la habitación. Los hombres roncan más que las mujeres, también hay otros factores que contribuyen a los ronquidos: la edad, el alcohol, problemas respiratorios, algunos somníferos y otros tipos de sedantes. Se considera que el ronquido normal no causa problemas de salud. La apnea del sueño, es por supuesto otro problema. Hay información que cierto tipo de ronquido puede degenerar en esta condición potencialmente seria. Si el ronquido se intercala con bufidos y con pausa se puede considerar apnea. Si usted tiene tendencia a quedarse dormido en lugares de quietud como puede ser ver la televisión, puede ser apnea. Consulte al especialista.

Apoyos naturales

Muchas plantas ayudan a dormir bien por su efecto conductor del sueño, y el efecto será gradual como es el azahar que es un suave inductor. La valeriana que es tranquilizante relajante muscular y uno de los sedantes más efectivos, pero como tiene un sabor desagradable lo puede combinar con pasiflora, toronjil (melisa tiene efecto reequilibrador del sistema nervioso, es buen relajante). La lavanda es reguladora del sistema nervioso y es un buen tranquilizante, que actúa contra la ansiedad, se puede tomar en infusión, o humedeciendo con unas gotas las muñecas,  o colocando en un pañuelo aceite o las flores debajo de la almohada, en especial si la falta de sueño es de origen depresivo, pero el mejor es el hipérico (hierba de San Juan) muy útil en la ansiedad.

Si el insomnio se asocia a un problema puntual son excelentes las Flores de Bach, y la Homeopatía. La curación por medio de algunas obras musicales para el estado de vigilia durante la etapa del sueño son las siguientes: Nocturno  (Chopin), Preludio para la siesta de un Fauno (Debussy) Ave María (Schubert) si tiene arritmias, Las cuatro estaciones (Vivaldi), si tiene hipertensión.