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Ve Krauze democracia mexicana en riesgo

El historiador Enrique Krauze considera que la preocupante debilidad del Estado de Derecho en México pone en peligro al sistema democrático.

«De la solución de fondo a esta alarmante debilidad del Estado de derecho depende, sin exagerar, la viabilidad de la democracia mexicana», expone Krauze en un artículo publicado este lunes en el diario El País con el título México bárbaro.

Para Krauze, el caso de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa es digno de los campos de exterminio y ha provocado en México una indignación social sin precedentes desde 1968.

«Es una reacción justificada y natural. Dada la historia remota y reciente de Guerrero, la tragedia tenía fatalmente que ocurrir, lo extraño es que no ocurriera antes y que las diversas instancias de Gobierno no la previeran y evitaran. No todo México es Guerrero, pero así lo parece ahora», afirma en el artículo.

México requiere un sistema de seguridad y de justicia que proteja lo más preciado, la vida humana, por lo que el Gobierno está obligado a tomar todas las medidas posibles para refutar a quienes, de manera injusta, acusan a México de ser un narcoestado, advierte.

«La incesante marea del crimen no sólo debe detenerse, debe replegarse por la acción legítima de la ley. Cada día que pasa, el ciudadano, decepcionado de todos los partidos, los políticos y la política, se hunde más en el desánimo y la desesperación».

El intelectual mexicano asegura que con la llegada del nuevo siglo el narcotráfico aumentó su presencia en Guerrero, un estado tradicionalmente conflictivo, para contaminar sobre todo a las autoridades municipales.

«En muchos municipios de Guerrero (y del país) los presidentes municipales y sus aparatos policíacos cobijan a los señores del narco, se asocian con ellos o, en algunos casos (como en Iguala), son ellos», asevera.

«En Guerrero, el Gobierno estatal del PRD, que lleva casi diez años al mando de la entidad, contempló este vínculo de la política con el crimen sin inmutarse (eso en el mejor de los casos). El poder federal fue, cuando menos, omiso e ineficaz. Y el Ejército, que tiene una base importante cerca de Iguala, inexplicablemente dejó que la alianza perversa asentara sus reales», agrega el historiador.

No es casual que Iguala haya sido el epicentro de la tragedia: una narcociudad exportadora de droga, Gobernada por el crimen, precisa Krauze en el artículo que aborda los cambios llevados a cabo en Monterrey, Tijuana y Ciudad Juárez, luego que la violencia prendiera todas las alarmas en esas urbes.

La sociedad, los empresarios, los medios colaboraron directamente en la renovación integral de las policías, invirtieron en obras sociales y educativas, fueron exigentes con el Gobierno estatal y, si no lograron acabar con el problema, lo volvieron manejable, argumenta.

«Algo similar ha ocurrido en Tijuana y aún en Ciudad Juárez. Por sus niveles de marginación y bajísimo nivel educativo, difícilmente se podrá replicar el modelo en Guerrero».

Tras hacer un recuento histórico de los múltiples episodios de violencia registrados en el estado, Krauze se refiere a los años setenta como la etapa en la que se convirtió en el estado más militarizado del País.

«México fue el único país del orbe americano que se negó a romper relaciones con Cuba, a cambio de lo cual Cuba se abstuvo de apoyar a los revolucionarios mexicanos. Eso explica que, en los años setenta, el Presidente Echeverría (1970-1976) abriera las puertas del país a los refugiados que huían del terror militar de Chile y Argentina, mientras desataba el terror (sobre todo en el Estado de Guerrero) para acabar con los focos guerrilleros».

Tras una década de intensa violencia conocida como la «guerra sucia», y tras la muerte de los líderes guerrilleros, a partir de los 80 la zona se sumió en una engañosa calma, punteada por nuevos hechos brutales, como la matanza de Aguas Blancas en 1995, concluye el historiador mexicano.

REFORMA